En la mayoría de los países de inmigración, la diversidad
lingüística es en gran medida subestimada. La mayor atención se centra en la
mejora del idioma del país donde se reside y en muchos casos se le da una
excesiva importancia al aprendizaje del idioma Inglés.
Invertir en la educación bilingüe que permita a los niños inmigrantes alcanzar altos niveles de eficiencia
tanto en su lengua de origen como en la lengua dominante es, en general,
algo inaudito. El dominio bilingüe es de la exclusiva responsabilidad de los
padres con todas las limitaciones del caso.
Una prestación bilingüe en las escuelas que permita a los
niños alcanzar altos niveles de competencia en dos o más idiomas es considerada
como algo positivo pero costoso, por ende prescindible. Eso es inadmisible.
Los lingüistas y educadores hemos señalado hace tiempo
los beneficios educativos, cognitivos y psico-sociales del bilingüismo y hemos
argumentado que alcanzar el dominio de alto nivel, tanto en la lengua de
herencia como en el idioma dominante es beneficioso no solo para el individuo
sino para todo el tejido social en una sociedad multicultural.
Un estudio reciente de Orhan Agirdag publicado en la
Revista Internacional de Educación Bilingüe y Bilingüismo investiga los
ingresos de los inmigrantes de segunda generación en relación con su nivel de
competencia bilingüe en EEUU.
El estudio identifica tres grupos:
• “bilingües de alto nivel”: tienen altos niveles de competencia, incluyendo de manera crucial la capacidad de leer y escribir, tanto en Inglés como en su lengua materna.
• “bilingües de bajo nivel”: tienen bajos niveles de competencia, tanto en Inglés como en su lengua materna
• “Inglés – dominante” que tienen altos niveles de competencia en Inglés, pero bajos niveles de competencia en sus lenguas maternas (o ninguna competencia en absoluto).
• “bilingües de alto nivel”: tienen altos niveles de competencia, incluyendo de manera crucial la capacidad de leer y escribir, tanto en Inglés como en su lengua materna.
• “bilingües de bajo nivel”: tienen bajos niveles de competencia, tanto en Inglés como en su lengua materna
• “Inglés – dominante” que tienen altos niveles de competencia en Inglés, pero bajos niveles de competencia en sus lenguas maternas (o ninguna competencia en absoluto).
Nadie se sorprenderá al saber que el grupo “Inglés –
dominante” representó más de la mitad de los participantes, ya que eso es lo
que el sistema escolar de EE.UU. (como la mayoría de los países de inmigración)
tiene como meta.
Con un poco más del 20%, el número de “bilingües de bajo
nivel” es también sorprendente: estos son adultos jóvenes que habrían necesitado
atención ESL especial en la escuela pero que no la consiguieron, mientras que
sorprende y es preocupante ver que más del 20% de los niños inmigrantes pueden cursar toda su carrera escolar en los EE.UU.
sin tener una competencia adecuada en Inglés.
El porcentaje de “bilingües de alto nivel” en la muestra
es muy similar a la de los bilingües de nivel bajo ( 22 %). Estos son los
afortunados niños que, o bien vivían en un área de influencia de un programa de
inmersión bilingüe o bien sus padres se esforzaron por enseñarles a leer y a escribir
en la lengua de herencia.
De acuerdo con la lógica del sistema de educación
estadounidense, los niños “Inglés – dominantes” deberían ser los que obtienen
mejores resultados el mercado laboral. ¡Error!
El bilingüismo de alto nivel fue robustamente asociado con
mayores ingresos y el efecto se mantuvo incluso tomando en cuenta otras
variables que influyen en dichos ingresos (género, estatus socioeconómico de
los padres, el rendimiento escolar). El efecto también se constató en grupos de
otros idiomas.
Curiosamente, cuando se controlaron otras variables, no
hubo mayores diferencias entre los ingresos de los que eran “Inglés – dominante”
y aquellos que eran “bilingües de bajo
nivel”.
Además, la ventaja financiera real del bilingüismo de
alto nivel es probable que sea mayor debido a los efectos indirectos tales como
el vínculo entre el bilingüismo de alto nivel y el rendimiento escolar (es
decir, los “bilingües de alto nivel” tienen más probabilidades de alcanzar altos
niveles de educación y por lo tanto tienen una ventaja adicional de generar
mayores ingresos).
Todos sabemos que la imposición del monolingüismo sobre
los niños inmigrantes arroja resultados negativos en la educación y en el área
cognitiva, social y psicológica. Ahora sabemos que es contraproducente para
ellos también en el área económica.
Más allá de la desventaja personal, hay también
desventajas para la economía nacional y por lo tanto mundial: la disminución
del potencial de ingresos de los inmigrantes de segunda generación entre otras
cosas significa una más baja recaudación tributaria, un menor consumo de bienes
y servicios y un aumento de la demanda
de ayudas sociales. Por el contrario, los que ganan más, pagan más impuestos,
consumen más y cuestan menos al Estado.
El bilingüismo tiene estos beneficios debido a que los “bilingües
de alto nivel” pueden tener acceso a dos tipos de mercados de trabajo: el
mercado laboral dominante y el mercado de trabajo étnico.
Las ventajas del mercado laboral del bilingüismo de alto
nivel aumentarán aún más en el futuro: mientras la economía mundial se
globaliza y se interconecta cada día más, las competencias multilingües serán
cada vez más requeridas en el mundo laboral.
En conclusión, la educación bilingüe debe dejar de ser
subestimada.
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