Un profesor de idiomas en un aula se parece a
un actor en un escenario. Tiene diferentes roles, tiene que comprender y sentir
a sus alumnos que son su público. Si lo logra será sin duda un mejor educador. Tomando
en cuenta esta comparación, las actividades culturales alternativas deberían
ser un componente esencial en la formación y actualización de los educadores y no
solamente de idiomas. La idea es que logren sentirse más libres, más ellos mismos,
más relajados y ese bienestar psicofísico se trasmitirá a los alumnos y a la
calidad de sus sesiones. Los cursos de actualización para educadores deben
incluir nuevas actividades: pintura, teatro, canto, danza, cocina. Hay que lograr
que los educadores pongan tanto empeño en sus actividades culturales como en sus
labores educativas. A algunos les costará más a otros menos pero el compromiso
asumido y el saber que habrá una fecha final en donde deberán exhibirse en esa especifica
actividad, será muy estimulante para ellos. La función de estas actividades es
afrontar miedos, inseguridades, distraer, relajar, reforzar la autoestima. Todos
tenemos en nuestro cerebro mapas mentales que, de manera inconsciente, bloquean
nuestro verdadero ser obligándonos todos los días a utilizar una máscara para
recitar la obra de la cotidianeidad escondiendo así el verdadero ser que hay en
nosotros haciendo de nuestra intercomunicación con los demás, un proceso menos auténtico
y honesto. Confrontar a los educadores con sus temores y debilidades en actividades
culturales hará de ellos personas más libres, más transparentes, más serenas y
por ende más eficaces y eficientes en la enseñanza. El atreverse a intentar cosas
que nunca antes probaron, el atreverse a correr riegos, el perder el miedo al
ridículo, el vencer la vergüenza, el aprender a relajarse y focalizarse en el
momento actual. Todo eso servirá a reforzar la autoestima y seguridad en sí
mismos. Hay que tomar en cuenta al educador como ser humano antes de como profesional.
Un educador de idiomas con amplio y consagrado conocimiento de su materia, pero
desmotivado, triste, estresado, frustrado no será un buen educador. Sus
habilidades personales son mucho más importantes que sus conocimientos. Un
educador que refuerza su seguridad y su autoestima, que logra mantener activa
su pasión por la enseñanza, que aprende y se actualiza constantemente, que es
consciente de su potencial, será un mejor educador. Una buena enseñanza de
idiomas se logra con buenos educadores. Esto es aplicable a todos los
educadores.
Los sistemas de educación tienen que dar más
apoyo y soporte a sus educadores. La necesaria renovación y actualización de
los programas educativos tendrá que tomar en cuenta indefectiblemente de los
educadores como eje fundamental para su efectiva aplicación.
¡Así que educadores a trabajar duro en el aula
y en el escenario!
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