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29/10/2014

¿Un cerebro distraído se puede educar?


El neurocientífico Joe DeGutis, asegura que estar consciente de lo que se está pensando es muy útil y positivo para nuestra salud mental. Tras una década de estudios neurocientíficos, se sabe que el cerebro adulto se mantiene maleable toda la vida y que puede cambiar para mejor. Pero para cambiar cualquier cosa en el cerebro hay que enfocarse. ¿Qué pasa entonces cuando lo que es complicado es el mero acto de concentrarse? Cerca de 80% de los estudiantes y 25% de los adultos admite una tendencia crónica a no terminar las tareas. Y más ahora que Internet y los teléfonos inteligentes ofrecen un número incontable de distracciones. El problema es principalmente emocional: la distracción es un mecanismo que se activa en momentos de estrés para lidiar con los problemas – "Tenemos un cerebro programado para preferir la recompensa inmediata. Postergar tareas es una manera de decir ‘preferiría sentirme bien ahora”. "Pero la fuerza de voluntad es como un músculo… con el tiempo puedes fortalecer tus recursos de la atención". (Tim Pychyl Solving the Procrastination Puzzle). El programa de DeGutis apunta a la "red dorsal de atención" del cerebro, que vincula regiones de la corteza pre frontal – la parte del cerebro encima de los ojos que ayuda a tomar decisiones - y la corteza parietal, la "mesa de controles" de nuestros sentidos, que está encima y ligeramente hacia atrás de los oídos. Esta es la parte del cerebro que se activa cuando prestamos atención deliberada a una tarea. Para que funcione se debe reducir la actividad en otra parte del cerebro - la que se conoce como la "red de modo por defecto", responsable de la divagación, la creatividad y el no pensar en nada en particular. Estudios con escáneres mostraron que el lado derecho de la red dorsal de atención hace la mayor parte del trabajo. Las personas que salen mal en las pruebas como las muestran más actividad en los dos hemisferios, lo que sugiere que tienen una mayor inclinación por el lado izquierdo, menos eficiente. Ser consciente de lo que se está pensando es muy útil para tratar de detener la distracción. El contacto con la naturaleza y actividades como la meditación y el yoga ayudan a mejorar la concentración. Estar concentrado no se trata de vaciar toda la energía en una tarea, sino de permitir que el cerebro se distraiga ocasionalmente y de darle unos "codazos" gentiles para que vuelva al camino correcto. Estresarse por estar distraído sólo libera un flujo de hormonas al cerebro, que no ayudan para nada. "Cuando no estás muy ansioso ni estás demasiado absorto en una tarea, los receptores de norepinefrina (una hormona responsable de la concentración) en la corteza prefrontal, llamados alfa 2-A, están encendidos. Si te estresas demasiado, se apagan", dice DeGutis. Así que, irónicamente, parece que lo que explica el estado de distracción permanente derive del intento de concentrarse demasiado, lo cual resulta contraproducente. Es un círculo vicioso. Al parecer el entrenamiento cerebral es como el ejercicio físico: hay que seguir haciéndolo o terminará tan fofo como al principio. El contacto con la naturaleza ayuda a la concentración y también se sugieren clases de meditación o yoga más de una vez a la semana. ¿Un cerebro distraído se puede educar? Sí se puede.

BBC news

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