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24/02/2016

Cerebros que fluyen.

Diversos estudios en Estados Unidos y Europa muestran que los estudiantes asiáticos son más sobresalientes que sus compañeros de otras culturas con el mismo cociente intelectual y programas académicos semejantes. La perseverancia, la paciencia, la cultura del esfuerzo, el compromiso, la claridad de objetivos son los factores que destacan en estos estudiantes que dedican un 40% más de su tiempo a sus estudios. Eso hace que países como Singapur, Corea del Sur, China, Hong Kong y Japón cuenten con los mejores alumnos del mundo. Cualidades fundamentales en cada individuo que determinan su camino y el logro de sus metas pero que todas ellas se basan en el elemento más significativo: la motivación. La motivación es un proceso psicológico que incita a las personas a actuar de una determinada manera. La motivación es la fuerza interna que nos lleva a madrugar para correr un domingo, estudiar un posgrado los fines de semana, emprender, alcanzar retos que parecían imposibles o cambiar de país de residencia para realizar nuestros sueños. Cualquier persona que se sienta motivada por algo entenderá esa sensación de logro, bienestar, entusiasmo que proporciona hacer algo que nos gusta, que nos apasiona. Cuando nuestro cerebro se encuentra en este maravilloso estado, él “fluye” y hace que todo lo que hagamos sea vivido como una diversión que se disfruta sin pensar en el esfuerzo.
Los cerebros que “fluyen”…
…Hacen las cosas porque les parecen divertidas.
…Se centran en cómo hacer las cosas, en vez de en qué deben hacer.
…Tienen claras las metas.
…Saben encontrar un equilibrio entre las dificultades y sus habilidades.
…No tienen miedo al fracaso.
…Se olvidan del tiempo.
Cuando somos niños, podemos estar en este estado varias veces al día mientras jugamos, dibujamos, observamos, etc. Cuando nos vamos haciendo mayores, este estado suele darse raras veces y coincide, normalmente, con nuestro hobby preferido. Es muy frecuente encontrarnos con personas aburridas y desmotivadas. Personas apáticas con poca energía, que se aburren si están solas, que buscan el sofá para estar tumbadas viendo la TV o jugar con el Smartphone o a videojuegos un día entero. La falta de motivación, a veces confundida con depresión, es un gran problema social de nuestros tiempos y no sabemos cuáles son las mejores estrategias para activarla. Tal vez la primera pregunta que debamos hacernos es si somos capaces de generar motivación en nuestras vidas. Al igual que hay niños que se aburren, hay adultos que no saben disfrutar de su trabajo, de su pareja, de sus amigos y lo más importante: ¡de estar solos!  Otra cuestión es entender que la motivación no es algo externo que podamos buscar. La motivación es interna a las personas y cada uno debe encontrar la mejor manera de activarla. La motivación requiere un contexto emocional favorable. Esto está relacionado con aspectos como la regulación emocional, la empatía, una comunicación eficaz, la estimulación de la curiosidad, un entorno creativo. Pensemos, por ejemplo, a una situación que atañe a la mayor parte de la humanidad: ¿trabajar por dinero o por placer? Si en nuestro trabajo tenemos un buen salario pero no estamos satisfechos con la labor que realizamos, debemos buscar algo que internamente nos llene pese a que tengamos menos ingresos. No todos lo hacen. Consecuencia: ejércitos de personas que andan por el mundo totalmente desmotivadas (no deprimidas).
Alguien dijo: “constrúyete una vida en la cual no necesites vacaciones”.

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