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23/09/2016

Los niños aman la lectura pero…

Diferentes estudios demuestran que la lectura por placer es un buen catalizador para obtener logros académicos. Como docentes debemos enfrentarnos constantemente a la pereza del cerebro de nuestros estudiantes (y del nuestro también…). Incentivar el interés por la lectura es uno de los tantos desafíos de todo docente. La lectura por placer, por diversión, entretenimiento, como forma de acceder a la información.


1. La Lectura en el “aquí” y el “ahora”
Los estudiantes viven en el mundo real, en este momento, enfocados sobre sus vidas y los retos que quieren resolver en el ahora. Ellos poseen una curiosidad de conocer cómo el aprendizaje impacta en su vida hoy. La lectura para “pasar la prueba”, “porque te servirá en la universidad”, porque “cuando seas grande…”, puede conducir a la procrastinación y los profesores pueden perder el enfoque en las necesidades de los estudiantes en el presente. El futuro para los jóvenes es algo que les resulta muy distante. La lectura elegida para toda la clase debe ser motivadora, en relación al “aquí y ahora”. Hay que involucrar a los alumnos para poder determinar lo que quieren aprender; de esa manera seleccionar materiales de lectura alineados con sus intereses.

2. La Lectura de textos variados y auto seleccionados
El Sistema Escuela tiene una visión estrecha de lo que constituye la alfabetización lectora. El estudiante que no lee textos literarios, no es un lector. Sin embargo, los niños leen constantemente en Internet, revistas, periódicos infantiles, etc. ¿Entones estamos seguros que los niños son no lectores? La incorporación en la sala de clase de la lectura auto seleccionada como complemento a la lectura asignada es una buena opción. Dejar que los estudiantes escojan lo que quieren leer de forma individual, ofrece una oportunidad para validar y apoyar la independencia. Una vez que, como educadores, hemos aprendido más sobre las preferencias de lectura de cada estudiante, podemos encontrar textos con temas o géneros similares, que se puedan incluir en la lista de lectura para toda la clase.
3. La Lectura acompañada
Los jóvenes necesitan sentir que sus metas son alcanzables para que se sientan competentes. Las actividades más motivadoras ofrecen la sensación de éxito, elemento fundamental para obtener una motivación y concentración sustentable en el tiempo. Cada estudiante desarrollará estrategias de escalabilidad individual y diferenciación eligiendo por sí mismo sus propios niveles de lectura en base a factores tales como la familiaridad con el tema, su propósito de lectura y su comprensión. También pueden seleccionar compañeros de lectura; con frecuencia se pueden generar espacios de discusión en torno a lo leído o conversaciones enriquecedoras acerca de los temas desarrollados en los textos.

4. La Lectura Silenciosa
Compartir con los estudiantes por lo menos 20 minutos de lectura independiente. Al participar en esta actividad de forma regular, los maestros demuestran que consideran a la lectura lo suficientemente importante como para dedicarle un tiempo no obstante la apretada agenda escolar. Se debe permitir a los estudiantes utilizar dispositivos móviles para la lectura. Los profesores pueden motivar a los estudiantes con las últimas tendencias de lectura, incluyendo los libros que se utilizan para películas o series exitosas.

5. La Lectura con entusiasmo
La emoción del docente por un libro debe transferirse a los estudiantes. También se les puede orientar o dar recomendaciones creando, por ejemplo, una comunidad en línea: Publicar un par de libros para leer en un sitio web, invitar a los jóvenes a participar con comentarios, tratar de conectarse con los autores a través de chats en línea moderados, utilizar las redes sociales para llevar a cabo debates o pláticas sobre las lecturas para que los alumnos puedan preguntar e interactuar.

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