Diferentes estudios demuestran que la lectura
por placer es un buen catalizador para obtener logros académicos. Como docentes
debemos enfrentarnos constantemente a la pereza del cerebro de nuestros estudiantes
(y del nuestro también…). Incentivar el interés por la lectura es uno de los tantos
desafíos de todo docente. La lectura por placer, por diversión,
entretenimiento, como forma de acceder a la información.
1. La Lectura en el “aquí”
y el “ahora”
Los estudiantes viven en el mundo real, en este
momento, enfocados sobre sus vidas y los retos que quieren resolver en el ahora.
Ellos poseen una curiosidad de conocer cómo el aprendizaje impacta en su vida
hoy. La lectura para “pasar la prueba”, “porque te servirá en la universidad”,
porque “cuando seas grande…”, puede conducir a la procrastinación y los
profesores pueden perder el enfoque en las necesidades de los estudiantes en el
presente. El futuro para los jóvenes es algo que les resulta muy distante. La
lectura elegida para toda la clase debe ser motivadora, en relación al “aquí y
ahora”. Hay que involucrar a los alumnos para poder determinar lo que quieren
aprender; de esa manera seleccionar materiales de lectura alineados con sus intereses.
2. La Lectura de textos
variados y auto seleccionados
El Sistema Escuela tiene una visión estrecha de
lo que constituye la alfabetización lectora. El estudiante que no lee textos
literarios, no es un lector. Sin embargo, los niños leen constantemente en
Internet, revistas, periódicos infantiles, etc. ¿Entones estamos seguros que los
niños son no lectores? La incorporación en la sala de clase de la lectura auto
seleccionada como complemento a la lectura asignada es una buena opción. Dejar
que los estudiantes escojan lo que quieren leer de forma individual, ofrece una
oportunidad para validar y apoyar la independencia. Una vez que, como
educadores, hemos aprendido más sobre las preferencias de lectura de cada
estudiante, podemos encontrar textos con temas o géneros similares, que se
puedan incluir en la lista de lectura para toda la clase.
3. La Lectura acompañada
Los jóvenes necesitan sentir que sus metas son alcanzables
para que se sientan competentes. Las actividades más motivadoras ofrecen la sensación
de éxito, elemento fundamental para obtener una motivación y concentración
sustentable en el tiempo. Cada estudiante desarrollará estrategias de
escalabilidad individual y diferenciación eligiendo por sí mismo sus propios
niveles de lectura en base a factores tales como la familiaridad con el tema,
su propósito de lectura y su comprensión. También pueden seleccionar compañeros
de lectura; con frecuencia se pueden generar espacios de discusión en torno a
lo leído o conversaciones enriquecedoras acerca de los temas desarrollados en
los textos.
4. La Lectura
Silenciosa
Compartir con los estudiantes por lo menos 20
minutos de lectura independiente. Al participar en esta actividad de forma
regular, los maestros demuestran que consideran a la lectura lo suficientemente
importante como para dedicarle un tiempo no obstante la apretada agenda escolar.
Se debe permitir a los estudiantes utilizar dispositivos móviles para la
lectura. Los profesores pueden motivar a los estudiantes con las últimas
tendencias de lectura, incluyendo los libros que se utilizan para películas o
series exitosas.
5. La Lectura con
entusiasmo
La emoción del docente por un libro debe transferirse
a los estudiantes. También se les puede orientar o dar recomendaciones creando,
por ejemplo, una comunidad en línea: Publicar un par de libros para leer en un
sitio web, invitar a los jóvenes a participar con comentarios, tratar de conectarse
con los autores a través de chats en línea moderados, utilizar las redes
sociales para llevar a cabo debates o pláticas sobre las lecturas para que los
alumnos puedan preguntar e interactuar.
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