Un
buen manejo de nuestra Inteligencia Emocional nos garantiza una mejor y más
satisfactoria calidad de vida. Sin embargo, esa habilidad sigue siendo
subestimada en nuestra sociedad.
Nos
basamos en la lógica y la razón para hacer frente a las disyuntivas de nuestra
vida cotidiana. El factor humano es generalmente desatendido en nuestra
sociedad “racional”, llevándonos a tomar decisiones muchas veces erradas por
estar distanciadas del factor emocional.
El
mensaje es que cuanto más racional sea la decisión, menor serán las
probabilidades de error. Errado.
Tenemos
que ser como máquinas de consumo, programadas, "no conscientes", pero
completamente funcionales. De esta manera abrimos las puertas a nuestro tan
conocido sufrimiento.
Hay
seres humanos que son conscientes de sus sentimientos, que saben cómo expresarlos
y administrarlos. Ellos son los que logran llevar una vida plena y auténtica.
Esto
es lo que una persona dotada de Inteligencia Emocional No hace:
1.
No cree que la forma en que percibe una situación refleje la realidad.
Ve
a sus emociones como las "respuestas" a una situación dada, no como
parámetros exactos para evaluar lo que le está sucediendo. Acepta el hecho de
que su reacción podría tener que hacer más con elementos personales subjetivos,
que con la situación objetiva en curso.
2.
No vive sus emociones como si fueran de otra persona.
Sus
referencias emocionales están dentro de él. La comprensión del origen de sus
emociones, lo mantiene lejos del peligro de pasividad. No cae en el error de
pensar que "si el universo se
equivocó, el universo corregirá".
3.
No pretende saber lo que lo hace realmente feliz.
La
persona con Inteligencia Emocional lo entiende y se abre a cada experiencia de
la vida, sabiendo que todas presentan un lado positivo y otro negativo.
4.
No piensa que tener miedo sea un error.
El
miedo le indica que está tratando de lograr algo que le apasiona, pero que sus creencias
y heridas del pasado se lo están impidiendo.
5.
No siente la necesidad de ser feliz constantemente.
No
se engaña a sí mismo y entiende que "la felicidad" no es un estado de
gracia permanente. Se toma el tiempo necesario para examinar todo lo que le
sucede y en ese estado de “no resistencia”, puede encontrar su realización.
6.
No permite que otra persona decida sobre sus ideas.
Entiende
que el condicionamiento social puede influir en las actitudes, pensamientos e
ideas que no le pertenecen. Para contrarrestar esto, analiza sus convicciones,
reflexiona sobre el origen de las mismas y determina si le son convenientes.
7.
No busca un auto-control infalible.
No
retiene sus sentimientos, no trata de reprimirlos hasta hacerlos desaparecer.
Sin embargo, tiene la capacidad de retener su respuesta emocional hasta que
esté en un "ambiente más propicio" donde pueda expresar lo que
siente. No reprime sus emociones, las administra.
8.
No magnifica un sentimiento.
Posee
la fuerza y el conocimiento necesarios para saber que todas las cosas,
incluso las peores, son fugaces.
9.
No regala su amistad a cualquiera.
Ve
la confianza y la intimidad como algo para construir, no algo para compartir
con todos. Sin ser circunspecto o cerrado, prefiere actuar con conciencia y
atención cuando se trata de hacer entrar a alguien nuevo en su vida y en su corazón.
Es amable con todos, pero se concede a unos pocos.
10.
No cree que un solo sentimiento negativo pueda dominar su vida.
Evita
llegar a conclusiones fáciles y proyectar un mal momento actual hacia el
futuro, convencido que todo hecho es transitorio y aislado.
La
persona con Inteligencia Emocional acepta que un "momento malo" es
tan solo eso:
Un momento.
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