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27/08/2018

La soledad es una lupa ...



Una persona que aprende a estar bien sola ya no se contenta con la compañía de cualquiera.


Aprender a sentirse bien solos es una de las habilidades más difíciles de aprender en nuestra vida. Existe la soledad deseada, la soledad inducida y luego, la más frecuente y en mi opinión la peor, la que se siente a pesar de la presencia de alguien en nuestra vida. Esta última es el que nos hace sentir realmente solos.

Son nuestros pensamientos, nuestros miedos, nuestras frustraciones, los que más nos hieren. Por lo tanto, tendemos a llenar nuestros propios espacios vacíos con personas, situaciones, intereses, etc. Todo para distraer nuestra mente. Corremos todo el día, todos los días buscando algo que difícilmente encontraremos. Básicamente se trata del miedo a enfrentarnos a nosotros mismos, básicamente se trata del miedo a estar solos.

Aquellos que huyen de la soledad generalmente son personas que sufren y el estar solas es aterrador, porque las obliga a lidiar con sus propios miedos, los más ocultos, los que buscan todos los días de sofocar dentro de ellas mismas.

Sin embargo, una persona que puede sentirse bien sola es una persona que ha aprendido a conocerse y, sobre todo, a aceptarse. Ha aprendido a enfrentar sus fantasmas del pasado, a amarse sin juzgarse.

Se necesita mucha fuerza espiritual para poder amar la propia soledad. Sólo una persona que realmente ha tocado fondo es capaz de disfrutar realmente de la soledad, y cuando la soledad se convierte en una fiel compañía en lugar de un enemigo, empieza a dar valor a su propio tiempo. Ya no se rodea de personas falsas y vacías, ya no se resigna a una presencia que de todas maneras lo haga sentir solo.

"La soledad es como una lupa: si estás solo y estás bien, estás muy bien, si estás solo y estás mal, estás muy mal".
(Giacomo Leopardi)

01/11/2017

El solitario: está solo mas no se siente solo…

  

"La soledad es la suerte de todos los espíritus excelentes." 
Arthur Schopenhauer

Autoestima: El solitario se siente muy bien consigo mismo; disfruta de su propia compañía.
Selectivo: El solitario elige con mucho cuidado a las personas a quien frecuentar.
Límites: El solitario tiene límites firmes, respeta los límites de las otras personas y espera el mismo respeto a cambio.
Leal: El solitario no necesita ser el centro de atención, sabe lo que vale. Es muy leal con las muy pocas personas, amigos, familiares que frecuenta.
Mente abierta: El solitario no es cerrado ni rígido. Siempre busca actividades y aventuras nuevas, respetando siempre su privacidad de pensamientos.
Centrado: El solitario, cuando llegan la adversidad y los retos, no entra en pánico; posee una buena Inteligencia Emocional. Se avala de la auto reflexión.

17/04/2017

Inteligencia Emocional y calidad de vida…





Un buen manejo de nuestra Inteligencia Emocional nos garantiza una mejor y más satisfactoria calidad de vida. Sin embargo, esa habilidad sigue siendo subestimada en nuestra sociedad. 







Nos basamos en la lógica y la razón para hacer frente a las disyuntivas de nuestra vida cotidiana. El factor humano es generalmente desatendido en nuestra sociedad “racional”, llevándonos a tomar decisiones muchas veces erradas por estar distanciadas del factor emocional.

El mensaje es que cuanto más racional sea la decisión, menor serán las probabilidades de error. Errado.

Tenemos que ser como máquinas de consumo, programadas, "no conscientes", pero completamente funcionales. De esta manera abrimos las puertas a nuestro tan conocido sufrimiento.

Hay seres humanos que son conscientes de sus sentimientos, que saben cómo expresarlos y administrarlos. Ellos son los que logran llevar una vida plena y auténtica.

Esto es lo que una persona dotada de Inteligencia Emocional No hace:

1. No cree que la forma en que percibe una situación refleje la realidad.
Ve a sus emociones como las "respuestas" a una situación dada, no como parámetros exactos para evaluar lo que le está sucediendo. Acepta el hecho de que su reacción podría tener que hacer más con elementos personales subjetivos, que con la situación objetiva en curso.

2. No vive sus emociones como si fueran de otra persona.
Sus referencias emocionales están dentro de él. La comprensión del origen de sus emociones, lo mantiene lejos del peligro de pasividad. No cae en el error de pensar que "si el universo se equivocó, el universo corregirá".

3. No pretende saber lo que lo hace realmente feliz.
La persona con Inteligencia Emocional lo entiende y se abre a cada experiencia de la vida, sabiendo que todas presentan un lado positivo y otro negativo.

4. No piensa que tener miedo sea un error.
El miedo le indica que está tratando de lograr algo que le apasiona, pero que sus creencias y heridas del pasado se lo están impidiendo.

5. No siente la necesidad de ser feliz constantemente.
No se engaña a sí mismo y entiende que "la felicidad" no es un estado de gracia permanente. Se toma el tiempo necesario para examinar todo lo que le sucede y en ese estado de “no resistencia”, puede encontrar su realización.

6. No permite que otra persona decida sobre sus ideas.
Entiende que el condicionamiento social puede influir en las actitudes, pensamientos e ideas que no le pertenecen. Para contrarrestar esto, analiza sus convicciones, reflexiona sobre el origen de las mismas y determina si le son convenientes.

7. No busca un auto-control infalible.
No retiene sus sentimientos, no trata de reprimirlos hasta hacerlos desaparecer. Sin embargo, tiene la capacidad de retener su respuesta emocional hasta que esté en un "ambiente más propicio" donde pueda expresar lo que siente. No reprime sus emociones, las administra.

8. No magnifica un sentimiento.
Posee la fuerza y ​​el conocimiento necesarios para saber que todas las cosas, incluso las peores, son fugaces.

9. No regala su amistad a cualquiera.
Ve la confianza y la intimidad como algo para construir, no algo para compartir con todos. Sin ser circunspecto o cerrado, prefiere actuar con conciencia y atención cuando se trata de hacer entrar a alguien nuevo en su vida y en su corazón. Es amable con todos, pero se concede a unos pocos.

10. No cree que un solo sentimiento negativo pueda dominar su vida.
Evita llegar a conclusiones fáciles y proyectar un mal momento actual hacia el futuro, convencido que todo hecho es transitorio y aislado.

La persona con Inteligencia Emocional acepta que un "momento malo" es tan solo eso: 
Un momento.

20/03/2017

Frases Poderosas...

Una simple frase o pregunta, dicha de forma consciente y en el momento adecuado, consigue generar conexiones positivas en nuestro cerebro y saca a relucir lo mejor que tenemos como personas; esas cualidades que, como seres humanos, nos hacen únicos y especiales.

“Sé que sabrás hacerlo”
“Creo en ti”
“No dudo que lo conseguirás”
“Lo vas a lograr”
“¿Por qué no pruebas?”
“¿Te atreves a probar?”
“¿Y si lo intentamos juntos?”
“¿Te animas a hacerlo?”
“Me encanta cómo haces esto”
“¿Y si tratas de verlo de otra forma?”
“¿Cómo crees que otras personas opinarían?”
“¿Mañana volverías a pensar lo mismo?”
“¡Cuánto te has esforzado!”
“Te aplicaste mucho en el trabajo de grupo”
“Has trabajado duro en ello”
“Puedes estar orgulloso de cómo te has esforzado”
“Sé cómo te sientes…”
“Veo que estás muy feliz”
“Veo que eso no te ha gustado”
“Me parece que estás enfadado”
“Me importa tu opinión, ¿qué piensas sobre esto?”

Algunas frases tienen el poder de reconfortar y hacernos sentir capaces de cualquier cosa; fortalecen nuestra confianza y nuestra autoestima. Este tipo de expresiones son importantísimas no solo durante la infancia y la adolescencia, que es el momento en que se está forjando la personalidad, sino durante toda nuestra vida. El problema que desafortunadamente en la medida que crecemos, cada vez oímos menos frases reconfortantes dichas con honestidad desde el corazón.

¿Motivo? Ese es otro tema…

Cuando hablamos desde el corazón con frases sinceras, nuestro cerebro se llena de energía. “Él” necesita saber que confiamos y que creemos en sus capacidades de crecer y resolver problemas.
Frases o preguntas oportunas (yo prefiero llamarlas “poderosas”), pueden ayudarnos a encontrar y desarrollar elementos que aportaran beneficios a nuestro equilibrio emocional y por ende, a nuestro bienestar.

Autoestima: Una parte importante en la construcción de la autoestima es la interacción con otras personas. Desde pequeños empezamos a relacionarnos y a medirnos. Las comparaciones aunque negativas, son inevitables por eso es muy importante que alguien nos recuerde de vez en cuando (Y a toda edad…), que cada uno de nosotros es único y especial.

Visión: Tendemos a ofuscarnos en nuestros propios pensamientos y opiniones y nos resulta difícil ver las cosas desde otro punto de vista. De tal manera que es muy importante disponer de alguien que nos empuje a pensar de forma distinta y que nos abra nuestra mente.

Motivación: La verdadera Motivación (La intrínseca) se basa en el recorrido y no en la meta. Todos necesitamos sentir que nuestros esfuerzos y no solo los logros que alcanzamos son reconocidos. Por eso, cuando destacamos la dedicación, el esfuerzo por encima del resultado, fortalecemos esos comportamientos y esas actitudes positivas.

Emociones: Necesitamos aprender un vocabulario emocional que nos permita entender lo que estamos sintiendo y poner voz a nuestras emociones. Solo así lograremos identificar nuestros sentimientos para luego compartirlos. Desde los primeros años podemos acompañar esas emociones, es decir, desarrollar la capacidad de pronunciar en voz alta cómo creemos que nos sentimos. Ese vocabulario será un gran amigo que nos acompañará durante toda nuestra vida.

Opiniones: Cuando sentimos que dan valor a nuestras opiniones, nos sentimos reconfortados y satisfechos. Nuestros pensamientos son importantes y cada uno de nosotros tiene su propia forma de pensar (Mapas Mentales).

Todo esto se traduce en una mejor y más sana convivencia: nos volvemos más receptivos y tolerantes, elementos básicos para promover diálogos constructivos y beneficiosos para todos.

13/02/2017

Inteligencia Emocional y Estabilidad Emocional en los jóvenes…

El consumo de todo tipo de tranquilizantes se ha multiplicado en la última década.  
El no desarrollo de inteligencia emocional causa un aumento en el consumo de psicofármacos, especialmente entre los jóvenes. 


Las posibles causas:

Los jóvenes están muy presionados.

Muchos jóvenes cuentan con una buena preparación académica, pero no tienen una buena preparación emocional. Cómo aplicar esa preparación haciendo lo que realmente les gusta, el valor de decidir lo que realmente les apasiona, el afrontar las dificultades que esas decisiones implican sumado a las pocas oportunidades del mercado laboral, les genera desesperanza, tristeza o sensación de inadaptación en su entorno. Muchas veces, desafortunadamente, para hacer frente a este cóctel de emociones y a la tendencia a encontrar soluciones rápidas, se recurre sistemáticamente a la farmacología (o cualquier otro “evasor” tipo alcohol, droga, etc.).

Educamos a los jóvenes solo para ser felices.

Es necesaria una educación emocional. La sociedad no educa a aprender a convivir y gestionar las adversidades de la vida, sino para ser feliz y tener éxito siempre. Se envía el mensaje de que debemos vivir sin dolor a toda costa y si aparece, eliminarlo en el menor tiempo posible. El problema es que los “evasores” solo otorgan breves momentos de tranquilidad y felicidad sin atacar las verdaderas causas que generan ese estado, creando una adicción muy peligrosa y posibles efectos colaterales en el mediano y largo plazo, aún desconocidos. Es necesario elaborar un plan de acción conjunta (familia – escuela – sociedad) que logre dar respuestas concretas a las necesidades de los jóvenes.

Las mujeres consumen más que los hombres

Entre los jóvenes, las mujeres son el otro grupo más presionado porque en la mayoría de los casos recae sobre ellas la responsabilidad familiar y la precarización laboral (cobran menos que los hombres y ocupan cargos menos importantes). La mujer sigue predominando en los trabajos que conllevan más desgaste psicológico, como maestras, enfermeras, psicólogas, pedagogas.
Recurrir a fármacos u otras sustancias, no debería ser considerada una solución. Habría que hacer un análisis integral, no solo sanitario, de los motivos que han llevado tanto a los jóvenes como al resto de la sociedad a aumentar el consumo de estos.

Si no se abordan los determinantes sociales que pueden estar afectando a la franja social que consume estos medicamentos, será difícil cambiar la situación porque el actual sistema sanitario – social – cultural, no tiene las herramientas para dar las respuestas adecuadas.

En este sentido, la gestión de las emociones juega un rol fundamental: Las personas deben aprender a utilizar y gestionar sus recursos emocionales, a relacionarse con los demás afectiva y positivamente y a saber generar contextos constructivos.

30/11/2016

El cerebro: Nuestro órgano social










El manejo de nuestros pensamientos, sentimientos y emociones es muy importante...













El cerebro percibe el dolor social en la misma forma que el dolor físico. Necesidades sociales y físicas son procesadas e interpretadas de la misma manera. De nosotros, de nuestros pensamientos, dependerá que nuestro cerebro produzca sustancias químicas beneficiosas o por el contrario, perjudiciales para nuestra salud.

El manejo de nuestros pensamientos, sentimientos y emociones es muy importante, debido a que dichos factores pueden ser la causa de enfermedades crónico-degenerativas que muchas veces son mortales.

El impacto de nuestras emociones se refleja en órganos como el bazo, hígado, riñón, pulmón y corazón, causando diabetes, hipertensión, enfermedades articulares y cáncer. Lograr un equilibrio entre el trabajo y el descanso y controlar nuestras emociones es fundamental para una mejor calidad de vida.

Según la medicina tradicional china existen tres factores: Patógenos Exógenos (viento, frío, calor, humedad, sequedad); Patógenos Endógenos (ira, preocupación, obsesión, miedo, terror, tristeza, alegría) y Patógenos Misceláneos (alimentación, trabajo, descanso, vida sexual, drogas, traumatismos, ejercicio) que son determinantes en nuestra salud psicofísica. Los tres factores están íntimamente conectados entre ellos y estar atentos a ellos nos puede ayudar a tener una mejor calidad de vida.





25/09/2016

La Inteligencia Emocional de las personas con alta sensibilidad




A una PAS (Persona Altamente Sensible) le resulta complicado encajar en un mundo con demasiado ruido, egoísmos y dobles intenciones.








Las personas con alta sensibilidad son vulnerables y privilegiados a la vez; pueden sentir lo que otros no perciben o hacerlo a una intensidad más elevada. Se estima que casi el 20% de la población es PAS. Muchos no están conscientes de poseer dicha característica emocional que los hace seres privilegiados con un gran corazón pero más vulnerables.

Las PAS disponen de una inteligencia emocional dotada de una gran empatía. Son cerebros orientados plenamente a la sociabilidad y a la unión con sus semejantes. Los procesos cerebrales de estas personas muestran una gran actividad en las áreas neuronales relacionadas con las emociones y con la interacción. Son capaces de descifrar e intuir los sentimientos de quienes tienen en frente. A su vez, deben enfrentarse al resto del mundo que carece de empatía, generando un claro desequilibrio entre su sensibilidad y la de los otros.

Según diferentes estudios, la actividad bioquímica de las estructuras que conforman el cerebro de las PAS ha evidenciado por un lado, que las conexiones de las neuronas espejo (situadas en la corteza frontal inferior del cerebro, muy cerca de la zona del lenguaje; están relacionadas con la empatía y con la habilidad para captar, procesar e interpretar las emociones ajenas) son continuas y muy destacables desde la infancia y por otro, que la ínsula (una estructura pequeña alojada muy profundamente en nuestro cerebro que nos aporta esa visión más subjetiva e íntima de la realidad) presenta una grandísima actividad en comparación con aquellos individuos que no son PAS.

Los estudios establecen también que además de ser más receptivos a estímulos visuales relacionados con rostros humanos y emociones, las PAS presentan también un umbral más bajo a estímulos físicos como luces intensas o sonidos fuertes. Las personas con alta sensibilidad disponen de una forma de sentir y entender el mundo a través de un sistema neurosensorial más agudo, más fino.

Las PAS suelen tener necesidad de calma, soledad y una alta motivación para actuar. Prefieren conversaciones profundas, poseen una mayor conciencia de las sutilezas de la comunicación verbal y no verbal, aborrecen la violencia en todas sus manifestaciones, aman las artes, poseen una fuerte sensibilidad sensorial para interpretar los estados de ánimo de los demás y son generalmente muy creativos.

¿Y ustedes, tienen la suerte de conocer alguna PAS?
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