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17/05/2017

Compasión + Empatía = Compatía





La Compatía puede sernos de gran utilidad porque a través de ella, seremos capaces de comprender mejor al otro, tendremos mayor capacidad de resolución y sabremos qué decir y cómo decirlo para que la situación de enojo pueda revertirse en una situación de calma y diálogo.












Compatía es una palabra creada por Al Siebert, un educador estadounidense. Él decidió crear este término para dar respuesta a situaciones en las que requerimos de una fortaleza emocional significativa y de una inteligencia emocional considerable para escuchar y comprender a las personas que están enojadas o molestas con nosotros, con la finalidad de poder resolver eventuales conflictos.

Lo primero que debemos evitar es dar a la otra persona órdenes; sin embargo generalmente es lo que siempre hacemos.

“Tranquilo” – “Cálmate” – “No te pongas así” – “Relájate”

Es común cuando nos enfrentamos a un conflicto intentar ser simpáticos. Pero la simpatía no nos ayudará a generar opciones ni a solucionar dichos conflictos, porque siendo simpáticos cerramos la puerta a soluciones conjuntas, al diálogo y a la discusión que busca opciones y soluciones y, en algunas ocasiones hasta puede empeorar el estado de ánimo de la persona enojada.

Como podemos poner en práctica la Compatía:

1. Empecemos preguntando a la persona enojada, qué le ha molestado. De esta manera estamos generando opciones y no dando órdenes.

2. Escuchemos atentamente lo que nos dice la persona enojada. Utilicemos la Escucha Activa como elemento fundamental para una conversación constructiva. Dejemos de hacer lo que estábamos haciendo, hagamos contacto visual y demostremos interés en lo que nos está contando.

3. Una vez que nos haya expuesto el porqué de su enojo, es muy importante que formulemos un par de preguntas para aclarar aún más lo que nos ha dicho y así demostrarle nuevamente que estamos atentos e interesados a sus planteamientos. Es importante que esas preguntas sean concisas y abiertas.

4. Repitamos lo más fielmente posible lo que nos diga la persona ofendida. Es muy importante que la persona molesta luego de hablar, escuche con nuestras palabras aquello que nos ha dicho. El repetir parafraseando ayuda muchísimo en una conversación ya que escucharse a sí mismo por boca de otra persona cambia la percepción de lo que decimos y eso puede ayudar a clarificar y ordenar el pensamiento.

5. Concedamos mucho valor al sentimiento que tiene hacia nosotros la persona enojada. Es muy importante que expresemos comprensión por lo que nos ha contado. Pero, atención: En ese momento no debemos ser simpáticos, sino empáticos. Esa diferencia determinará muy probablemente la resolución del conflicto. Recordemos la diferencia entre Simpatía y Empatía. (En mi blog he hablado sobre el tema).

6. Agradezcamos a la persona enojada que haya tenido la valentía de decirnos lo que nos tenía que decir en lugar de haberlo hecho a otros y a nuestras espaldas. Una persona enojada nunca espera que durante la conversación para la resolución del conflicto, la otra persona le dé algún tipo de agradecimiento. Es un arma tremendamente efectiva que ayuda a la persona enojada a ir cambiando su visión y estado de ánimo acerca del conflicto.

7. Agreguemos alguna observación que dé riqueza a los argumentos de la persona enojada de manera de generar opciones que acerquen posiciones.

8. Preguntemos a la persona enojada qué es lo que quiere. Esto le permitirá a esa persona verbalizar un objetivo concreto que al decirlo, será compartido. Es muy difícil que un conflicto se resuelva sin saber cómo se quiere resolver y sin que uno de los dos lo sepa. Compartiendo un objetivo común daremos el primer paso para una posible solución al conflicto que ha causado el enojo.

9. Transformemos el monólogo en diálogo. Esta es la fase en la que la unidireccionaldad de la persona enojada se transforma en diálogo. Un diálogo que ambas partes deben entender que es la única manera de llegar a posibles soluciones. Es muy importante hacerle ver a la persona enojada que no estamos discutiendo en paralelo, sino que estamos discutiendo posibles soluciones a través del diálogo y de forma bidireccional.

No hay nada más efectivo cuando nos enfrentamos a una persona enojada que dicha persona perciba que la estamos escuchando. En muchas ocasiones en lugar de escuchar se tiende a mirar para el otro lado o pensar en una réplica contundente. Si no escuchamos o pensamos en cómo defendernos del enojo, difícilmente conseguiremos crear opciones frente a la persona enojada.

Mostrar Compatía frente a una persona enojada no es fácil, pero es un indicador realmente valioso de nuestra capacidad de resistencia frente a las adversidades, de nuestro nivel de resiliencia frente a un conflicto.

Si demostramos Compatía frente a una persona enojada, dicha persona no tardará mucho en darse cuenta de su comportamiento y nos pedirá perdón por haberse enojado con nosotros. 

De lo que se trata es de aprender a ponernos en el lugar de la persona enojada para establecer opciones y buscar soluciones a través del diálogo.



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