La Compatía
puede sernos de gran utilidad porque a través de ella, seremos capaces de
comprender mejor al otro, tendremos mayor capacidad de resolución y sabremos
qué decir y cómo decirlo para que la situación de enojo pueda revertirse en una
situación de calma y diálogo.
Compatía es una
palabra creada por Al Siebert, un educador estadounidense. Él decidió crear
este término para dar respuesta a situaciones en las que requerimos de una fortaleza emocional significativa y de una inteligencia
emocional considerable para escuchar y comprender a las personas que están
enojadas o molestas con nosotros, con la finalidad de poder resolver eventuales
conflictos.
Lo primero que
debemos evitar es dar a la otra persona órdenes; sin embargo generalmente es lo que siempre
hacemos.
“Tranquilo” – “Cálmate” – “No te pongas así” – “Relájate”
Es común cuando nos enfrentamos a un conflicto intentar ser simpáticos. Pero la simpatía no nos ayudará a generar opciones ni a solucionar dichos conflictos, porque siendo simpáticos cerramos la puerta a soluciones conjuntas, al diálogo y a la discusión que busca opciones y soluciones y, en algunas ocasiones hasta puede empeorar el estado de ánimo de
la persona enojada.
Como podemos
poner en práctica la Compatía:
1. Empecemos preguntando
a la persona enojada, qué le ha molestado. De esta manera estamos generando
opciones y no dando órdenes.
2. Escuchemos atentamente
lo que nos dice la persona enojada. Utilicemos la Escucha Activa como elemento
fundamental para una conversación constructiva. Dejemos de hacer lo que
estábamos haciendo, hagamos contacto visual y demostremos interés en lo que nos
está contando.
3. Una vez que nos haya
expuesto el porqué de su enojo, es muy importante que formulemos un par de preguntas
para aclarar aún más lo que nos ha dicho y así demostrarle nuevamente que
estamos atentos e interesados a sus planteamientos. Es importante que esas
preguntas sean concisas y abiertas.
4. Repitamos lo
más fielmente posible lo que nos diga la persona ofendida. Es muy importante
que la persona molesta luego de hablar, escuche con nuestras palabras aquello
que nos ha dicho. El repetir parafraseando ayuda muchísimo en una
conversación ya que escucharse a sí mismo por boca de otra persona cambia la
percepción de lo que decimos y eso puede ayudar a clarificar y ordenar el
pensamiento.
5. Concedamos
mucho valor al sentimiento que tiene hacia nosotros la persona enojada. Es muy
importante que expresemos comprensión por lo que nos ha contado. Pero,
atención: En ese momento no debemos ser simpáticos, sino empáticos. Esa
diferencia determinará muy probablemente la resolución del conflicto.
Recordemos la diferencia entre Simpatía y Empatía. (En mi blog he hablado sobre
el tema).
6. Agradezcamos
a la persona enojada que haya tenido la valentía de decirnos lo que nos tenía
que decir en lugar de haberlo hecho a otros y a nuestras espaldas. Una persona
enojada nunca espera que durante la conversación para la resolución del conflicto, la otra persona le dé algún tipo de agradecimiento. Es un arma tremendamente
efectiva que ayuda a la persona enojada a ir cambiando su visión y estado de
ánimo acerca del conflicto.
7. Agreguemos
alguna observación que dé riqueza a los argumentos de la persona enojada de
manera de generar opciones que acerquen posiciones.
8. Preguntemos a
la persona enojada qué es lo que quiere. Esto le permitirá a esa persona
verbalizar un objetivo concreto que al decirlo, será
compartido. Es muy difícil que un conflicto se resuelva sin saber cómo
se quiere resolver y sin que uno de los dos lo sepa. Compartiendo un objetivo
común daremos el primer paso para una posible solución al conflicto que ha
causado el enojo.
9. Transformemos
el monólogo en diálogo. Esta es la fase en la que la unidireccionaldad
de la persona enojada se transforma en diálogo. Un diálogo que ambas partes
deben entender que es la única manera de llegar a posibles soluciones. Es muy
importante hacerle ver a la persona enojada que no estamos discutiendo en
paralelo, sino que estamos discutiendo posibles soluciones a través del diálogo
y de forma bidireccional.
No hay nada más
efectivo cuando nos enfrentamos a una persona enojada que dicha persona perciba
que la estamos escuchando. En muchas ocasiones en lugar de escuchar se tiende a
mirar para el otro lado o pensar en una réplica contundente. Si no escuchamos o
pensamos en cómo defendernos del enojo, difícilmente conseguiremos crear opciones
frente a la persona enojada.
Mostrar Compatía frente a una persona enojada no es fácil, pero es un
indicador realmente valioso de nuestra capacidad de resistencia frente a las
adversidades, de nuestro nivel de resiliencia frente a un conflicto.
Si demostramos Compatía frente a una persona enojada, dicha persona no
tardará mucho en darse cuenta de su comportamiento y nos pedirá perdón por haberse
enojado con nosotros.
De lo que se trata es de aprender a ponernos en el lugar de la
persona enojada para establecer opciones y buscar
soluciones a través del diálogo.
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