La manera en que
nuestro cerebro reacciona ante un error depende de una decisión, no es algo
automático.
¿Qué le pasa a
nuestro cerebro cuando se equivoca?
Estudios
recientes han establecido que todos podemos tener dos tipos de mentalidades:
una “de crecimiento” y otra “fija”.
Las personas con
“mentalidad de crecimiento” piensan que el éxito depende del esfuerzo, del
trabajo constante y toman al error como elemento de aprendizaje. Las personas
con “mentalidad fija” creen que el éxito depende de habilidades innatas y
reaccionan negativamente ante el error.
Tener “mentalidad
de crecimiento” o “mentalidad fija” no depende de cuestiones genéticas, sino de
cuestiones culturales, de educación.
Generalmente
tratamos de reforzar la autoestima de nuestros hijos con el verbo “ser” (eres muy
buen chico, eres muy listo, eres muy inteligente), sin embargo con esta técnica
reforzamos la “mentalidad fija” o sea evitar cualquier desafío que nos haga
salir de nuestra zona de confort.
¿Cómo reacciona
nuestro cerebro cuando enfrenta una equivocación, un fracaso, un error?
Dependiendo de
si nuestra mentalidad es de “crecimiento” o “fija”, la actividad neuronal será
más o menos activa.
Cuando al
equivocarnos pensamos que podemos aprender, poseemos una “mentalidad de crecimiento”
y nuestro cerebro genera una marea de conexiones neuronales para identificar
causas, patrones o aprendizajes que le sirvan para un futuro. Por el contrario,
si tenemos una “mentalidad fija”, ante una equivocación nos justificaremos con
mil y un argumentos y excusas y nuestra actividad neuronal quedará estática, no
se crearán nuevas conexiones que puedan facilitarnos el aprendizaje.
El 40% de las
personas tiene “mentalidad de crecimiento”; otro 40% tiene “mentalidad es
fija”; el 20% restante, fluctúa.
Comencemos a
valorar el esfuerzo y no solo las habilidades innatas. Si queremos que nuestros
hijos se enfrenten con seguridad a los desafíos que seguramente deberán
afrontar, es mejor entrenarlos para que afronten el error de una manera
constructiva, sin buscar excusas externas para justificarlo. Ponderemos los
reconocimientos que hacemos e incluyendo también el concepto de trabajo y de
esfuerzo y no solo el ser muy inteligente.
Nuestro cerebro
es plástico (Neuroplasticidad), es capaz de crear nuevas conexiones neuronales
si nos lo proponemos. Reflexionemos sobre qué tipo de mentalidad tenemos (de
manera sincera, que no siempre ocurre). Si solemos buscar excusas ante los
desafíos y errores, tenemos “mentalidad fija”.
Las personas que
afrontan los fracasos y luego de una sincera y casi siempre dolorosa
autocrítica, están listos para intentarlo nuevamente, tienen “mentalidad de
crecimiento”.
La “mentalidad
de crecimiento” no es una habilidad innata y se puede desarrollar a cualquier
edad.
Escriban la
lista de excusas para no hacerlo...
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