La meditación mejora la atención y facilita el
tener una mente más clara y más tranquila, mejorando notablemente nuestra
calidad de vida.
La meditación es una simple práctica de un
estado de concentración. Nuestra atención se puede centrar en multitud de cosas
durante la meditación: nuestro pensamiento, nuestra energía interna, nuestra
propia conciencia, la misma concentración u objetos externos. Meditar es
dejarnos fluir, dejando de lado el cuerpo y la mente, centrándonos en el aquí y el ahora. Dejamos que nuestra
mente sea libre, sin fijarnos en los pensamientos para que fluyan sin detenerse.
Hay que tener paciencia para lograr efectos significativos tras empezar a meditar; no es posible de un día para otro. Con constancia y perseverancia, sus benéficos efectos irán aflorando sutilmente.
Para empezar, tenemos que dedicar un tiempo
diario, que no debe ser mucho. Al inicio con 5 minutos es suficiente. Lo
importante es que, a través de la constancia, se convierta en un hábito.
1. Elijamos un lugar tranquilo donde podamos
meditar
Puede ser cualquier lugar, en una habitación,
en un jardín, en un parque, siempre que sea tranquilo y esté en orden.
2. Escojamos un buen momento para meditar
Intentemos que sea siempre a la misma hora. Lo
mejor es hacerlo al levantarnos o al acostarnos. Evitemos cualquier
distracción.
3. Adoptemos una posición corporal apropiada y
cómoda
Puede ser sentados en una silla con la columna
recta y en una posición cómoda o con las piernas cruzadas o también acostado
boca arriba. Lo importante es sentirnos cómodos porque vamos a estar en esa
misma posición durante varios minutos.
4. Empecemos cerrando los ojos
Permanezcamos concentrados en nuestra respiración
inhalando y exhalando lentamente, siempre por la nariz. Lo repetimos una y otra
vez con un tempo constante y con
tranquilidad. Centremos nuestra atención en el aire que entra y sale de las
fosas nasales. Sintamos la sensación, el roce que produce al pasar,
visualicemos la corriente de aire mientras cada vez nos sentimos más relajados.
5. Estemos atentos a cada inhalación y a cada
exhalación
Nuestra mente estará entrando en un estado de
calma relajado y natural. Cuando la mente se desvíe con cualquier otro
pensamiento debemos observarlo sin involucrarnos con él. Percibamos solamente
como pasa por nuestra mente y se aleja.
6. Consigamos calmar la mente
Imaginemos un mar dentro de una tormenta en la
cual las agitadas olas son nuestros pensamientos. Sentiremos que las olas van siendo
cada vez menos fuertes, el mar cada vez más tranquilo. Llegará un momento en el
que sentiremos que el mar está completamente en calma.
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