Como padres, hijos felices y
saludables debería ser nuestro más elevado objetivo.
Según la A.A.P. (American Academy of Pediatrics)
en los últimos años se ha registrado un aumento significativo y constante de
trastornos mentales infantiles.
- 1 de cada 5 niños tiene problemas de salud mental.
- Se registra un aumento del 43% en el TDAH. (Trastorno de Déficit de Atención con/sin Hiperactividad)
- Hay un aumento del 37% en la depresión adolescente.
- Se ha incrementado del 200% la tasa de suicidios en niños de 10 a 14 años.
Los niños de hoy son sobre-estimulados y
sobre-premiados, pero carecen de los fundamentos de una
infancia sana:
- Padres emocionalmente disponibles.
- Limites claramente definidos.
- Responsabilidades.
- Nutrición equilibrada y sueño adecuado.
- Actividad física al aire libre.
- Juegos creativos no estructurados, interacción social y espacios para el aburrimiento u ocio.
En cambio, los niños en la actualidad
disponen de:
- Padres distraídos y egocéntricos.
- Padres indulgentes y permisivos.
- Ausencia de límites y normas.
- Un sentido de merecerlo todo sin ser responsables de obtenerlo.
- Un sueño inadecuado y una nutrición desequilibrada.
- Un estilo de vida sedentario.
- Demasiada estimulación mono sensorial (visual).
- Gratificación instantánea.
- Ausencia de momentos para el ocio o aburrimiento
Nuestros ejemplos educan más que nuestras palabras.
- Establezcamos límites. Utilicemos el “NO” sin culpa.
- Ofrezcamos a los niños lo que NECESITAN, no sólo lo que QUIEREN.
- Proporcionémosles alimentos sanos y nutritivos.
- Pasemos con ellos por lo menos una hora al día al aire libre.
- Compartamos la hora de la comida sin distracciones (teléfonos, videojuegos, tv, etc.).
- Juguemos más con ellos dejando que sean ellos quienes decidan el juego.
- Involucremos a nuestros hijos en alguna tarea o quehacer del hogar.
- Establezcamos para ellos una rutina de sueño.
- Enseñémosles el sentido de responsabilidad y de independencia.
- Evitemos protegerlos contra la frustración o la equivocación.
- Trasmitámosles la virtud del saber esperar.
- Dejemos que nuestros niños de vez en cuando se aburran.
- Limitemos el uso de la tecnología para con ellos.
- Ayudemos a desarrollar su propia creatividad.
- Estemos siempre emocionalmente disponibles para conectarnos con ellos.
- Contribuyamos a desarrollarles una inteligencia emocional para que puedan reconocer y gestionar sus propias emociones.
- Enseñémosles a saludar, a esperar por su turno, a compartir, a decir gracias, a decir por favor, a reconocer el error, a pedir disculpas.
- Cada vez que podamos regalémosles una sonrisa, un abrazo, un beso, una broma, una lectura, un baile, un juego.
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