Los abrazos
producen oxitocina, la hormona
asociada a la felicidad. Se trata de un hallazgo científico muy valioso: los
abrazos confortan, sanan y hacen la vida más feliz.
Con diferentes
experimentos que se realizaron en todo el mundo, pudo comprobarse que un abrazo
de 5 segundos estimula la producción de oxitocina
y un abrazo de 20 segundos la activa.
El bienestar
emocional no es la única consecuencia positiva de la segregación de esta
hormona, también incide decisivamente en el bienestar físico: fortalece el
sistema inmunológico y mejora el funcionamiento de nuestro corazón.
La oxitocina es una hormona que se activa
fundamentalmente a través del contacto físico. Se libera fácilmente a través de
los abrazos y los besos, pero también responde a otros estímulos como una
palabra afectuosa o incluso una simple palmada en el hombro.
Todos tenemos en
la piel unos receptores que se llaman corpúsculos de Meissner. Estos
componentes nos permiten percibir la temperatura, la textura de las cosas, las
caricias, los pellizcos, etc. Tan pronto como reciben el estímulo, envían una
señal a nuestra corteza cerebral que interpreta de qué clase de estímulo se
trata.
En un
experimento llevado a cabo en la Universidad de California se monitoreó el
funcionamiento del cerebro de un grupo de voluntarios a través de resonancias
magnéticas funcionales y se pudo comprobar que un abrazo estimulaba
notablemente la producción de oxitocina.
Este estudio también probó que a mayor producción de oxitocina, menor producción de cortisol,
que es la hormona del stress.
La hormona de
los abrazos se produce en la glándula pituitaria. Está regulada por las células
del hipotálamo, que a su vez incide en todas las glándulas del organismo.
Cuando nuestro cerebro produce oxitocina,
ella aparece en la sangre. Si eso ocurre, la amígdala desencadena una serie de
reacciones que se traducen en un comportamiento más generoso y tranquilo.
La oxitocina es un excelente antídoto
contra los miedos, las fobias sociales y la tristeza, mejorando el funcionamiento
de la presión arterial; junto a la serotonina y a la dopamina, reduce el estrés
y ayuda a que tengamos una actitud más positiva frente a la vida.
Así que…¡Abracémonos!
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