Los sistemas educativos y formativos de este
continente no están respondiendo a los requerimientos y necesidades de las
sociedades actuales.
Los resultados de los estudiantes
hispanoamericanos no son los esperados y están por debajo de los rendimientos
de la mayoría de las naciones europeas y asiáticas y no solamente por los
decepcionantes resultados obtenidos en pruebas internacionales que miden los
conocimientos y las capacidades en literatura, ciencia, matemática o
habilidades sociales.
Ello se refleja en el alto fracaso académico en
las universidades, la baja calidad de profesionales, la escasa investigación y
las políticas de mala calidad, inapropiadas, lo que nos conlleva a un círculo
vicioso de nefastas consecuencias como el seguir generando ciudadanos, líderes
políticos y empresarios con bajos niveles de competitividad, valores, visiones,
pensamiento crítico, todo esto acompañado, como consecuencia, de elevadas tasas
de corrupción, delincuencia y violencia en todos los estratos sociales en todo
el continente.
En Hispanoamérica debería haber más interés en
buscar soluciones eficaces y eficientes para mejorar la calidad de la educación
y formación de nuestras futuras generaciones.
“No somos indios, ni europeos, sino una especie
media…”
Simón Bolívar - Carta de
Jamaica (1815)
Esta “especie
media”, lejos de consolidarse como una cultura intrínseca y distinta con
todos sus matices, ha vivido en una constante proyección hacia las culturas
conquistadoras. La xenofilia hace parte de esta no-cultura, negando al indígena,
negando el mestizaje étnico y cultural, negando todo aquello que nos hace
intrínsecamente distintos y únicos como seres humanos con una realidad, con una
visión de mundo, del amor, de la economía y de la educación.
“Pretender ser, es no ser.”
Sociedades que siguen copiando patrones
culturales, sistemas políticos, económicos, educativos con resultados que están
a la vista de todos: guerras y guerrillas fratricidas, luchas de clases, dictaduras
y totalitarismos, pobreza, marginalidad, etc...
Se debe crear un modelo educativo autóctono e
independiente que sea capaz de reflejar lo que realmente es Hispanoamérica y su
gente.
Cada sociedad debe desarrollar sus propios
modelos educativos de acuerdo a su historia, a su herencia cultural, a su
sistema económico y de acuerdo a sus propias necesidades. Esto es precisamente
lo que no se ha logrado en este continente.
Cantidades de niños y jóvenes capaces e
inteligentes, pertenecientes a todos los estratos sociales, se pierden
irremediablemente en el camino de un aprendizaje que se empecina en copiar sistemas
ajenos. Resultado: fuga de talentos y pérdida de competencias y competitividad.
La mayoría de nuestros estudiantes no logra
desarrollar completamente sus competencias y capacidades cognitivas y eso
genera individuos frustrados, descontentos, desconectados con el resto del
mundo, incapaces de alcanzar sus propias metas. Tales limitaciones se reflejan
irremediablemente en las sociedades a través de una baja calidad de los representantes
políticos, empresarios e intelectuales. Guerrilla, caudillismo, narcotráfico,
prostitución, contrabando, piratería, tráfico ilícito, delincuencia
institucionalizada, corrupción, son consecuencia de un fallido sistema
educativo que lleva siglos años dominando todo nuestro continente.
Hispanoamérica debe inventarse y reinventarse,
pensarse y repensarse, conocerse y reconocerse para poder ser un continente
realmente libre a la altura de los grandes cambios y grandes retos que están
por venir.
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