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15/01/2019

Educación: grandes cambios, grandes retos…


El sistema tradicional de educación (mono direccional – vertical - pasivo) cada vez tiene menos cabida en los tiempos actuales. 


Para muchos de nosotros, la tecnología avanza más rápido que nuestra capacidad de actualizarnos. Con las nuevas generaciones eso no ocurre. Se aproximan grandes cambios y nuestros niños y jóvenes son los portadores. El gran desafío de mantenerse actualizado es para nosotros y no para ellos; para ellos es algo completamente natural, como lo era para nosotros escribir con un yeso en un pizarrón.

Los sistemas educativos que no avancen al mismo ritmo y no estén en consonancia con este entorno, enfrentarán complicaciones de toda índole en un futuro muy cercano.

El sistema tradicional de educación (mono direccional – vertical - pasivo) cada vez tiene menos cabida en los tiempos actuales. La tasa de abandono escolar es muy elevada. Se culpabiliza al maestro, a la estructura escolar, a los padres y no se toma en cuenta un aspecto primordial: Nuestros niños se aburren en clase y ya no quieren hacerlo. En la mayoría de los casos perciben que ir a la escuela es una obligación y una pérdida de tiempo. Es imposible que un niño aprenda de manera efectiva si todos los días al llegar a su escuela se enfrenta con estas emociones y pensamientos.

Esto no se resuelve con pequeños ajustes o pintando las aulas de nuevos colores (que no está mal, aclaro). Debe haber un cambio profundo en las instituciones educativas, en las herramientas a utilizar, en la forma de transmitir contenidos y en la forma de aprenderlos. Debemos fomentar el desarrollo de habilidades que serán fundamentales para la vida adulta de nuestros niños.

Hasta hace muy pocos años todo profesor se enfrentaba cotidianamente a un grupo de alumnos básicamente “ignorantes” y era su deber trasmitirles la información necesaria para que dejasen de serlo. Hoy en día nuestros niños no son cerebros vacíos esperando que su profesor los llene, con la tecnología, el Internet y amigos interconectados globalmente ellos aprenden más que en las propias aulas. El conocimiento ya no lo posee solamente el profesor. Los chicos saben cómo informarse cuando algo les provoca interés y curiosidad. Por eso la información que todo profesor deberá transmitir deberá ser interesante, apasionante, atractiva para su alumnado si queremos evitar el efecto aburrimiento y deserción. Los alumnos de hoy requieren de tutores que los guíen, que los hagan reflexionar, pensar, apasionar.

Las distancias entre el profesor y su alumnado están modificando sus parámetros. La educación debe ser cada vez más horizontal en donde a través de diálogos constructivos, se desarrolle un constante intercambio de emociones, de creatividad; el todo basado en estima y respeto mutuos.

“Nuestro cerebro aprende solo lo que le gusta, cuando le gusta, como le gusta y de quien le gusta.”
Ensenar Sin Ensenar ~ Manual para el nuevo educador

¿Recuerdan cómo debíamos estudiar de memoria las materias que nos daban profesores que detestábamos? Memorizábamos solo lo necesario para las interrogaciones y para los exámenes, pero no aprendíamos nada.

Las nuevas tendencias de la educación deben proponer que sea el alumno el capaz de pensar y de llegar al conocimiento siempre acompañado de su educador y de sus padres. El desarrollo de las competencias (soft skills) deberá ser tan importantes como el aprendizaje (hard skills).

A través de las emociones positivas generamos motivación y ambas mejoran nuestra comprensión y nuestra memoria, a la vez que motivan el aprendizaje. En este sentido, la Neuroeducación es una valiosa herramienta que facilita el trabajo de los profesores a la hora de desarrollar las habilidades personales y aptitudes de los alumnos y facilitarles así el proceso de aprendizaje: Conocer el funcionamiento del cerebro, cómo controla las emociones y procesa la información y la relación que tiene con el comportamiento y el ritmo de aprendizaje.

Este cambio radical en la educación nos obliga a afrontar un problema: el déficit importante de perfiles profesionales para afrontar las necesidades actuales y venideras. Hoy no tenemos ni idea cuáles serán los trabajos que se requerirán dentro de 20 o 30 años. Nuestro entorno social – cultural - laboral está cambiando significativamente. Nuestro viejo sistema educativo está basado en necesidades que ya no existirán en unos años; se necesitarán habilidades diferentes. Debemos ser capaces de innovar los sistemas educativos con inteligencia y con creatividad.

Creatividad, trabajo en equipo, resolución de conflictos, pensamiento crítico, capacidades de liderazgo y de innovación son las habilidades que ya las sociedades están exigiendo cada vez más.

No solo será importante el “saber hacer” sino también el “saber ser”.

Grandes cambios. Grandes retos.

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