Según
la “London School of Economics” las escuelas que prohibieron los teléfonos
móviles mejoraron los resultados de los alumnos mayores de 16 años en un 6,4% y
beneficiaron a los alumnos con peores resultados. Las clases que no olvidaremos
jamás serán aquellas en la que fue utilizada la mejor herramienta tecnológica:
un profesor, un excelente profesor. En una sala, en un patio, con o sin pizarrón,
durante una gira, donde haya sido nuestra clase, nuestro buen profesor habrá
jugado un papel fundamental en nuestra memoria. Hoy se decreta que la
tecnología en el aula es determinante para un aprendizaje cualitativo, sin
embargo comienzan a surgir alguna paradojas “contro-corrente”. Una de ellas es la
que en pleno “Silicon Valley”, California, el reino mundial de la tecnología de
vanguardia, del “internet de las cosas”, hay una escuela “desconectada”.
Famosa, costosa, exclusiva escuela en donde no hay celulares, no hay ordenadores, no hay libros de texto digitales y
no hay pantallas táctiles. Me sorprende y me alegra saber que está
comenzando, aunque tímidamente, una tendencia “anti-conexión” para las futuras
generaciones. Antes de que un estudiante “se conecte” habría que enseñarle a
“conectarse” para así evitar el uso indebido de una herramienta que, así como
puede aportar grandes beneficios, con un uso indiscriminado e ignorante puede
tener efectos negativos en la formación de los individuos. El sistema educativo
tiene que formar ciudadanos competentes en conexiones tecnológicas para dar
oferta a su demanda de información sobre redes sociales, móviles y nuevas
formas de comunicación mediante
la alfabetización digital, la promoción de valores y la reflexión. Hasta ahora no lo ha hecho. No creo
que haya que usar los móviles para aprender en
el colegio, creo que haya que aprender a usar los móviles en el colegio. En la medida en que un estudiante entienda
aspectos técnicos (qué es Internet,
cómo funciona un ordenador, qué es la nube, qué hacen las apps con sus datos), aspectos de seguridad (contraseñas y sistemas de
autenticación, gestión de la privacidad), aspectos
legales (derecho al honor, la intimidad y la propia imagen en
la red) y e identidad digital (reflexión
antes de publicar, consistencia de las decisiones en el tiempo, imagen y
oportunidad personales y profesionales) podremos usar más y mejor la tecnología
en los colegios. Una cosa es que los teléfonos nos permitan consumir la información
de una manera distinta pero otra es que abandonemos por completo la lectura y
la reflexión. Hay que educar a desconectarse de Internet del mismo modo que hay
que educar a conectarse. El uso de celulares en el aula tiene que tener una
función específica y temporal, como una visita a un museo, el ver una película
o un paseo por un parque. Debemos educar (y educarnos) a que la tecnología es
nuestra aliada mas no es el eje fundamental de nuestras vidas. Es una batalla
contra molinos de viento?
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