De acuerdo a un estudio, nuestras mentes pierden
casi el 47% del tiempo en pensamientos. La mayoría de estos pensamientos tienen
que ver con nuestras experiencias del pasado, las cuales pueden generarnos sentimientos
de culpa, resentimiento, depresión o frustración y nuestras expectativas en el
futuro, lo que nos lleva a un estado de constante ansiedad. El estrés es
causado por estar “aquí”, pero querer estar “allá”, estar en el presente, pero
querer estar en el futuro. La atención plena, también llamada “mindfulness” es
un concepto de origen budista que hace referencia al esfuerzo intencional de
estar consciente en la experiencia presente, aceptando la realidad como es y
sin emitir juicios de valor. La práctica de diversas técnicas de meditación, es
la mejor vía para llegar a estados de “mindfulness”, sin embargo, erróneamente
se cree que dichas técnicas son exclusivas de personas que acuden a centros
budistas o practican yoga. Actualmente, la atención plena es considerada como
una herramienta altamente efectiva para líderes, educadores y entrenadores para
reducir el estrés, ganar mayor claridad, mejorar la creatividad, la atención y
la motivación. La atención plena es un medio para escucharnos con mayor profundidad
y guiar nuestras acciones a través de intenciones claras, en lugar de hacerlo
mediante caprichos emocionales y patrones reactivos. La mayoría de los
conflictos nacen de nuestra incapacidad para dominar nuestros impulsos y
diseñar formas más efectivas de reaccionar ante situaciones adversas. Hay un
espacio de tiempo entre estímulo y respuesta y en ese espacio reside nuestra
capacidad de elegir nuestra mejor respuesta. A través de la práctica de “mindfulness”,
podemos dar un paso atrás para convertirnos en observadores objetivos de
nuestros problemas y de los pensamientos que los generan. La clave está en no
engancharnos con ninguno de ellos y en no juzgarlos.
¿Cómo lograrlo?
1. Enfocarse en nuestra propia respiración
La respiración consciente es una meditación
poderosa que nos pondrá en contacto con nuestro cuerpo y nos traerá de vuelta
al presente.
2. Usar creativamente nuestra mente
Siempre que necesitemos una respuesta, una
solución o idea creativa, dejemos de pensar por un momento enfocando la atención
en todo nuestro cuerpo - a través de la respiración - y tomemos consciencia de
la quietud que existe ahí adentro.
3. Aprender a escuchar
Cuando escuchemos a otra persona, no lo hagamos
sólo con la mente, sino con todo nuestro cuerpo. Esto apartará la atención del
pensamiento y creará un espacio de calma que nos permitirá escuchar sin que
nuestra mente interfiera. Los que incorporan la atención plena como parte de
sus estrategias de crecimiento y mejora, desarrollan una mayor consciencia de
sí mismos, de los demás y de su entorno, para responder de manera adecuada ante
los retos que se les presentan en el día a día.
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