1. Ser curiosos e
impulsivos
El profesor Mihaly Csikszentmihalyi entrevistó
a 91 genios, de todas las disciplinas, incluyendo a 14 premios Nobel. Una de
sus principales conclusiones es que las personas con mentes privilegiadas, que
logran creaciones excepcionales, tienen dos cosas en común: Curiosidad y Determinación. Están absolutamente fascinadas por su trabajo y,
aunque haya otras personas más brillantes, su enorme deseo de lograr lo que se
proponen es el factor decisivo.
2. Dedicar mucho
tiempo a nuestra especialidad
El expediente académico no se relaciona con la
excelencia. El profesor de la Universidad de California, Dean Keith Simonton,
realizó un estudio en que analizó los expedientes académicos de más de 300
genios nacidos entre 1450 y 1850, entre ellos gente como Leonardo da Vinci,
Galileo, Beethoven o Rembrandt. Determinó cuánta educación formal había
recibido cada uno y midió sus niveles de eminencia a través de sus obras de
referencia. Sus resultados fueron sorprendentes: los creadores más destacados
eran aquellos que había recibido una educación media, algo así como una
diplomatura. Los que habían recibido una mayor y una menor educación eran menos
creativos.
Los creadores más destacados son siempre
aquellos que más han trabajado en su especialidad y han dedicado su vida a ella.
Los genios más destacados de la historia nunca dejaron de estudiar; eran autodidactas
y adictos al trabajo. Sin esfuerzo, el talento importa poco. Los creadores más
destacados son aquellos que más han trabajado en su especialidad, que han
dedicado sus vidas a ella, que han aprendido todo lo que se podía aprender y
que han llevado su pasión al límite.
3. Ser muy críticos
con nuestro trabajo
Según el psicólogo Howard Gardner, los grandes
genios tenían un patrón similar de trabajo, que se basaba en el ensayo y error:
analizaban un problema, creaban una solución, la probaban y generaban una
retroalimentación constante. Los individuos creativos emplean una considerable
cantidad de tiempo en reflexionar acerca de lo que quieren alcanzar, si han
tenido éxito o no y si no lo han logrado, qué deben hacer diferente.
Las mentes más creativas son también las más
metódicas
4. Ser sacrificados,
solitarios y neuróticos
Los genios están todo el rato pensando en su
obra y esto tiene múltiples desventajas. Dedicar todo tu tiempo al trabajo
implica un sacrificio inmenso y una merma en las relaciones sociales. Según
Csikszentmihalyi, la mayoría de genios son marginados durante la adolescencia,
en parte porque su intensa curiosidad e intereses resultan extraños a sus
compañeros, en parte porque los adolescentes no están dispuestos a gastar
tiempo, en soledad, para cultivar su talento. En ocasiones, el sacrificio
necesario para ser un genio puede rozar lo patológico. La entrega puede
tornarse en obsesión: las personas excelentes no son necesariamente felices. Muchos
genios desarrollan, además, una personalidad neurótica: son maniáticos y
egoístas.
5. Trabajar siempre
por pasión, nunca por dinero
Los verdaderos genios se desviven por su
trabajo y, en ningún caso se entregan a éste por dinero, sino por pasión y
vocación. El placer de la actividad en sí más que por las recompensas
extrínsecas que finalmente recibían.
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