Cuando pensamos en el papel del padre en la
familia, a menudo lo vemos como una ayuda (a veces sólo financiera) que si bien
es importante, es secundaria a la madre; una figura de apoyo en lugar de un
aliado a la par.
En el imaginario colectivo, una familia consta
de una madre que se encarga de la mayor parte de las tareas del hogar y un
padre que la ayuda "dándole una mano."
Precisamente la expresión "dar una
mano" nos revela antiguos prejuicios. El padre sigue siendo percibido
inconscientemente por la madre (y por la sociedad) como una ayuda, un apoyo que
aligera la carga de trabajo y no como una persona a la par.
Afortunadamente las cosas están cambiando (solo en
algunos pocos países ...) y un padre también es visto no solo como el que cambia
los pañales, prepara de comer, alimenta, juega, limpia, hace las compras sino, muy
importante, como un punto de referencia fundamental para la educación y
formación de los hijos.
Una investigación a gran escala ha permitido
establecer que la relación con el padre es tan importante como la relación con la
madre en el desarrollo físico y mental de un niño.
La participación activa de un padre en la vida
del niño disminuye eventuales problemas de comportamiento en la adolescencia,
mejora el funcionamiento social/racional y puede garantizar al niño una vida emocionalmente más estable.
Los niños tienden a prestar más atención a la
figura que perciben con mayor poder o prestigio. Por lo general,
este papel lo representa la figura paterna. Así que si un niño percibe a su
padre como el que tiene más prestigio, será él el que tenga una influencia
determinante en la vida de ese niño, más de lo que podría tener su madre.
El amor paternal es fundamental para el
desarrollo del niño.
El estar consciente de la importancia de la
relación de un padre para con su hijo, debería motivar a muchos hombres
(padres) a estar más involucrados con sus hijos.
Convivencia – Participación - Responsabilidad
Los hijos necesitan padres “presentes”
Una sociedad con padres "ausentes" genera individuos inseguros, ansiosos, desconfiados, amorales; es una sociedad caótica debido a la ausencia del límite.
Los niños sin certezas ni límites, pueden ser
fáciles presas de los "lavadores de cerebros", de la agresión y del fundamentalismo.
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