A
los niños decirles “muy bien” está
muy mal.
El elogio evaluativo.
El elogio evaluativo incluye
un juicio de valor y una evaluación condicionada a la acción: La condición de
que realice esa acción.
Esta estrategia funciona porque los
niños necesitan aprobación, pero a largo plazo es mucho más efectivo que ellos comprendan
el motivo de hacer esa acción.
Los niños pueden volverse dependientes de
nuestros elogios, de nuestras evaluaciones, decisiones y opiniones en lugar de aprender
de sus propios juicios y eso puede causar que realicen una actividad solamente
durante el tiempo que son observados.
En un estudio se descubrió que los estudiantes
que eran elogiados profusamente por sus profesores eran más indecisos en sus
respuestas y tenían menos tendencia a perseverar en tareas difíciles o
compartir sus ideas con otros estudiantes.
Tenemos que pensar que el “muy bien” es una evaluación, un juicio y a nuestro cerebro, a
cualquier edad, no le gusta ser juzgado.
Una serie de investigaciones científicas han
mostrado que mientras más recibimos recompensas por hacer algo, más perdemos el
interés en hacerlo.
Los elogios y las
recompensas crean adicción
Nosotros elogiamos más porque necesitamos
decirlo que porque nuestros niños necesitan oírlo. Es importante que no
pongamos énfasis en cómo nos sentimos por la acción que el niño ha hecho. Al
principio puede resultar complicado llevar esto a la práctica, pero los
resultados valen la pena.
Lo que los niños
necesitan es apoyo y amor incondicional
Como padres y educadores, debemos lograr que
los niños se conviertan en adultos con capacidad de reflexión, pensadores
independientes y emprendedores, sin tener que buscar a otra persona para su
aprobación.
El elogio descriptivo.
El elogio descriptivo no evalúa lo que un niño
ha hecho, sino que lo describe. Si lo acompañamos de preguntas, el resultado
será aún más satisfactorio. Los niños con el tiempo van a confiar más en sí mismos
y en su propio juicio y van a aprender a hacer las correcciones o ajustes en base
a sus propias evaluaciones. Esto permitirá a los niños sentirse orgullosos de lo
que hicieron y concientizar por qué lo hicieron.
Si el niño se ha puesto los zapatos, le podemos
decir: ““¡Te has puesto los zapatos
solito!” – “¿Qué es lo que te resultó más difícil?”
Si el niño ha dibujado un paisaje montañoso,
podemos decirle: “¡Qué lindo ese color
marrón que utilizaste!” – “¿Qué te llevó a elegir ese color?”
Si el niño hace una acción cariñosa hacia otra
persona, podemos decirle: “¡Mira como lo
has hecho feliz!” – “¿Cómo se te ocurrió un gesto tan lindo?”
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