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26/07/2017

El elogio evaluativo y el elogio descriptivo...


A los niños decirles “muy bien” está muy mal.


El elogio evaluativo.

El elogio evaluativo incluye un juicio de valor y una evaluación condicionada a la acción: La condición de que realice esa acción.
Esta estrategia funciona porque los niños necesitan aprobación, pero a largo plazo es mucho más efectivo que ellos comprendan el motivo de hacer esa acción.
Los niños pueden volverse dependientes de nuestros elogios, de nuestras evaluaciones, decisiones y opiniones en lugar de aprender de sus propios juicios y eso puede causar que realicen una actividad solamente durante el tiempo que son observados.

En un estudio se descubrió que los estudiantes que eran elogiados profusamente por sus profesores eran más indecisos en sus respuestas y tenían menos tendencia a perseverar en tareas difíciles o compartir sus ideas con otros estudiantes.

Tenemos que pensar que el “muy bien” es una evaluación, un juicio y a nuestro cerebro, a cualquier edad, no le gusta ser juzgado.

Una serie de investigaciones científicas han mostrado que mientras más recibimos recompensas por hacer algo, más perdemos el interés en hacerlo.

Los elogios y las recompensas crean adicción

Nosotros elogiamos más porque necesitamos decirlo que porque nuestros niños necesitan oírlo. Es importante que no pongamos énfasis en cómo nos sentimos por la acción que el niño ha hecho. Al principio puede resultar complicado llevar esto a la práctica, pero los resultados valen la pena.

Lo que los niños necesitan es apoyo y amor incondicional

Como padres y educadores, debemos lograr que los niños se conviertan en adultos con capacidad de reflexión, pensadores independientes y emprendedores, sin tener que buscar a otra persona para su aprobación.

El elogio descriptivo.

El elogio descriptivo no evalúa lo que un niño ha hecho, sino que lo describe. Si lo acompañamos de preguntas, el resultado será aún más satisfactorio. Los niños con el tiempo van a confiar más en sí mismos y en su propio juicio y van a aprender a hacer las correcciones o ajustes en base a sus propias evaluaciones. Esto permitirá a los niños sentirse orgullosos de lo que hicieron y concientizar por qué lo hicieron.

Si el niño se ha puesto los zapatos, le podemos decir: ““¡Te has puesto los zapatos solito!” – “¿Qué es lo que te resultó más difícil?”
Si el niño ha dibujado un paisaje montañoso, podemos decirle: “¡Qué lindo ese color marrón que utilizaste!” – “¿Qué te llevó a elegir ese color?”
Si el niño hace una acción cariñosa hacia otra persona, podemos decirle: “¡Mira como lo has hecho feliz!” – “¿Cómo se te ocurrió un gesto tan lindo?”

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