Algunos investigadores
sugieren que un 10/15% por ciento de los resultados académicos está
influenciado por las características ambientales del aula.
El medio ambiente influye
en cómo pensamos y sentimos, por ende, cómo aprendemos.
En base a este principio,
los investigadores se han centrado recientemente en determinar cómo los
factores ambientales puedan afectar la capacidad de aprendizaje de los
estudiantes. Los estudios demuestran que un entorno bien diseñado, complementa
y facilita los resultados académicos.
Los estudiantes en
escuelas con aulas que tienen grandes ventanales hacia paisajes naturales, prestan
más atención y obtienen mejores resultados que los estudiantes en aulas con
vistas urbanas o peor aún, sin ventanas. Se ha observado que colocar plantas
frondosas en el aula es suficiente para lograr un impacto positivo en el
bienestar y el comportamiento de los alumnos.
Los factores que componen
el diseño de un aula han sido estudiados por su influencia en el aprendizaje.
Los que más pueden interferir son la iluminación, el ruido, la temperatura y la
disposición de los asientos.
La iluminación: Cuando la luz entra en nuestros ojos, involucra un
sistema que afecta el tiempo de nuestro ciclo sueño-vigilia y nuestro
rendimiento cognitivo. De hecho, nuestros ojos se conectan directamente a una
parte de nuestro cerebro que segrega hormonas que influyen en nuestros niveles
de sueño (melatonina) y de alerta (cortisol).
Un estudio mostró que los
estudiantes expuestos a más luz solar durante los días de clase, mostraron un
rendimiento más alto que los estudiantes en aulas menos soleadas.
La luz natural restablece
el ritmo circadiano del cuerpo, aumenta el estado de alerta y concentración, mejorando
los resultados académicos.
El ruido: Los efectos negativos del ruido durante el aprendizaje son
muy profundos especialmente en los niños. Su sistema neuronal que permite
filtrar las distracciones y centrarse en las tareas, todavía no está
completamente desarrollado. Ellos son particularmente vulnerables al ruido que
les dificulta el permanecer concentrados con efectos limitantes en la lectura,
la escritura y las habilidades de comprensión, así como el rendimiento
académico en general.
La temperatura: Si la temperatura de un aula está fuera de un cierto
rango, puede ser una fuente de distracción que interfiera con el aprendizaje.
La temperatura ideal debería oscilar entre 20 y 23 grados Celsius, con un 50 %
de humedad.
La disposición de los asientos: Otra fuente de distracción puede
ser la disposición de escritorios y sillas en un aula. En un estudio se
demostró que los estudiantes sentados en filas son menos interactivos y atentos
de los que están sentados en semicírculo.
Esto confirma que el
binomio Enseñanza-Aprendizaje va
mucho más allá de un simple curriculum.
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