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20/06/2018

Magister sano in Schola sana…



Un novedoso sistema escolar debería tomar en cuenta el desarrollo de habilidades como el espíritu crítico, la capacidad emprendedora, el trabajar en equipo, el comunicar, el comprender lo que nos comunican, la empatía, sin embargo eso en la mayoría de los casos, no está sucediendo.



Me gustaría retomar un tema que considero fundamental para el proceso de innovación que requiere, exige y necesita la Educación.
Seguimos focalizando nuestra atención en la figura del educador, sin duda la más importante ya que es la persona que a través del contacto permanente con sus alumnos puede poner en práctica los cambios necesarios para un mejor y más efectivo aprendizaje. Pero no debemos olvidar que el educador se desenvuelve dentro de una estructura escolar (o universitaria) que puede apoyar, limitar o hasta frustrar sus deseos y capacidades de innovación.
Un novedoso sistema escolar debería tomar en cuenta el desarrollo de habilidades como el espíritu crítico, la capacidad emprendedora, el trabajar en equipo, el comunicar, el comprender lo que nos comunican, la empatía, sin embargo eso en la mayoría de los casos, no está sucediendo.
Parafraseando una afirmación de Ken Robinson, el actual sistema educativo es absolutamente contrario a los procesos de aprendizaje que favorecen y alimentan la capacidad creativa de niños y jóvenes, siendo esta la habilidad más demandada en una sociedad hiperconectada que avanza, que cambia y crece de manera exponencial y en la que sólo aquellos que estén preparados y sean lo suficientemente flexibles, creativos y proactivos para adaptarse o anticiparse a los procesos de cambios constantes, podrán sobrevivir y triunfar.

¿Qué características debería tener un centro educativo según estas premisas?

1.- Celebrar y recompensar los logros colectivos
Lamentablemente, la gran mayoría de las escuelas recompensan y celebran los logros individuales, dado que son más fácilmente evaluables fomentando así la competencia en vez de la colaboración. Los procesos creativos son un “deporte” de equipo, en los que la colaboración y la cooperación son fundamentales.

2.- Interconectar las distintas líneas académicas
En la mayor parte de las unidades educativas, se siguen considerando las materias como elementos separados entre sí. La creatividad y la innovación se basan en la interdisciplinaridad y en el aprendizaje basado en proyectos donde todas las materias juegan un papel importante.

3.- Favorecer la asunción de riesgos y considerar el error como parte del aprendizaje
Corregir un error o recuperarse de un fracaso no solo es la base para un efectivo aprendizaje, sino es la mejor manera de construirse una sana Inteligencia Emocional y autoestima. El actual sistema educativo se basa en que los estudiantes estudien y respondan solo aquello que desea el maestro, eludiendo así fallos y riesgos. La creatividad está directamente relacionada con la toma de riesgos y con la posibilidad de cometer errores y aprender de ellos.

Sin ensayo, prueba, error e iteración no existen ni creatividad, ni innovación.

En educación, como en la vida, el principal medio para el aprendizaje es el error y no el acierto; solo aprendemos cuando necesitamos mejorar. Los errores o fracasos son dolorosos y como padres y educadores intentamos, erróneamente, proteger a nuestros hijos y alumnos de esos tan temidos momentos. Vivimos en una sociedad sobreprotectora con padres sobreprotectores (y maestros penalizadores) que quieren hijos perfectos que no cometan errores, que no saquen malas notas para que puedan, “garantizarse” un cómodo y estable (mas no sabemos si feliz) futuro laboral (y vida). Si a los alumnos les damos la suficiente confianza para poder equivocarse o fallar sin penalizarlos, les estamos empoderando para no tener miedo a probar nuevas ideas y experiencias, fuente de toda originalidad, creatividad y principio básico de la innovación. Solo probando y arriesgando, podemos innovar y avanzar.

4.- Evitar el consumo pasivo y promover la creación de conocimiento y el espíritu crítico
En la sociedad actual, las escuelas se han convertido en la principal fuente de buenos y leales “consumidores”. En ellas se imparte una educación vertical directamente ligada al consumo pasivo. Los alumnos reciben un constante e intenso bombardeo de información ya pensada y organizada para facilitarles y acelerar su “aprendizaje” cuya meta final es la de conseguir buenas notas (motivación extrínseca). Por el contrario, el conocimiento debe impartirse de forma proactiva y participativa de manera tal de desarrollar la capacidad crítica de los alumnos y su motivación intrínseca (la verdadera motivación).

5.- Contar con incentivos intrínsecos para el aprendizaje
Las escuelas que fomentan una formación creativa, basan su educación en la motivación intrínseca, aquella que verdaderamente nos impulsa a crear, innovar, arriesgar, la que nos hace perseguir un propósito, un sueño, una pasión, la que nos impulsa a ser mejores, a crecer, a vivir más plenamente.

6.- Potenciar las disciplinas relacionadas con el arte y las humanidades
Desafortunadamente, en muchos sistemas educativos occidentales, se están reduciendo las horas de clases de arte y humanidades: Filosofía, Música, Plástica, Idiomas, Danza son consideradas materias “secundarias” porque no son “útiles”. Distintas investigaciones científicas demuestran que el estudio de materias humanísticas potencia en el alumnado una sensibilidad a través de la cual se desarrolla una ética muy sólida, a la vez que se estimulan y potencian otras series de destrezas y habilidades fundamentales para fluir con éxito en esta sociedad actual, a saber:

·         La concentración, la atención, la reflexión.
·         La perseverancia y la constancia.
·         Las múltiples perspectivas, soluciones y respuestas.
·         El concepto de emprendimiento.
·         El expresarse y el comunicar sin necesidad de palabras.
·         La importancia de desarrollar relaciones cualitativas (y no cuantitativas).
·         La importancia del trabajo en equipo.
·         El desarrollo de habilidades creativas.
·         El fomentar la tolerancia y la apertura de miradas.

7.- Poseer espacios flexibles, alegres y creativos (el “tercer profesor”- Loris Malaguzzi)
Se ha demostrado que alumnos en un aula amplia, con ventanales, luz natural, con plantas naturales rinden mucho mejor que sus homólogos en aulas pequeñas, sin colores y pobremente iluminadas.
Se necesitan estructuras y modelos de participación que garanticen la representación y el protagonismo de todos los actores –dirección, profesorado, personal de administración y servicios, familias- para la discusión, reflexión y toma de decisiones, con un solo gran objetivo: el de formar nuevos ciudadanos preparados para afrontar retos muchos de ellos, aún desconocidos.


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