Conocer y ejecutar las tareas del hogar es un
aspecto fundamental para el crecimiento socio-emocional de todo ser humano sin embargo,
es un argumento que aún no se le da la suficiente importancia en la cultura
occidental.
Los niños deben aprender doblar la ropa,
tenderla, pasar la aspiradora, cocinar comidas sencillas, ordenar sus propios
cuartos. Una serie de tareas muy diversas con las que poco a poco podrán desarrollar
ciertas habilidades que les serán de gran utilidad en el futuro.
Sentido de la responsabilidad
Si aprenden que hay ciertas tareas que deben
cumplirse y que les corresponde a ellos asegurarse de que están bien hechas,
aprenden sin darse cuenta sobre la responsabilidad personal. Verse envueltos en
esta dinámica durante su desarrollo como personas les permitirá llegar a ser,
algún día, adultos más completos y capaces.
Sentimiento de realización
Una de las mayores recompensas del trabajo bien
hecho es la sensación de satisfacción y orgullo que conlleva. Dominar una tarea
aumenta la autoestima y el nivel de confianza de un niño y le ofrece una
lección muy importante: cuando las cosas se hacen bien, nos sentimos bien. Una
recompensa emocional positiva. Esto les ayudará a trasladar esa metodología a
otras áreas sociales.
Ética de trabajo
Comprender el valor y la necesidad del trabajo
duro y organizado durante la infancia y la adolescencia es esencial para
convertirse en un adulto con más probabilidades de ser exitoso. Al exigir a los niños que completen tareas regulares y hacer que rindan cuentas en caso
de no cumplirlas, los padres y educadores estamos ayudando a
desarrollarles un fuerte sentido de responsabilidad que les acompañará durante
toda su vida.
Planificación
Aprender a pensar con anticipación en lo que se
debe hacer o sea, planificar, es una habilidad que todo adulto necesita y que los
niños pueden aprender ayudando en la casa. Es importante que los niños
participen en la planificación de las tareas: cuándo van a hacerse, cómo van a
hacerse, quién va a encargarse de cada una. Así se sentirán más comprometidos e
involucrados y comenzarán a comprender cómo se gestiona un hogar (que funciona
como una pequeña empresa); un conocimiento que aplicarán en el futuro para
la realización de otro tipo de tareas.
Igualdad
Desafortunadamente en nuestras sociedades aun
dominan los estereotipos de género en los que las tareas domésticas son
concebidas como ‘actividades de mamá’.
Colaborar en dichas tareas es una gran oportunidad para hacer ver a los más
pequeños (tanto niños como niñas) que ellos también deben ser partícipes. Así
crecerán con la certeza de que todos, sin distinción de género, tienen que
participar para mantener la casa en orden.
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