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01/10/2018

A veces es “vieja” e inmaterial…



Hace unos días, en un encuentro de educadores en la ciudad de Montevideo, una estimada y exquisita colega argentina me dijo que yo poseía un “alma vieja”. En ese momento traté, inútilmente, de luchar contra mi Ego y me sentí “cuasi” ofendido. Mi ignorancia sobre el tema pudo más, interpretando de manera errónea dicha calificación.

El término “alma vieja” se refiere a personas que son diferentes del resto, casi siempre porque tienen un nivel de madurez muy superior al que muestran el resto de sus coetáneos. Son personas que son más inteligentes, más sensibles, más intuitivas y que muchas veces sienten no conectar con la época en que viven.

El origen de la expresión “alma vieja” proviene del taoísmo que asevera que el alma abandona el Tao (Principio supremo e impersonal de orden y de unidad del universo), para adquirir experiencias para luego de su largo viaje, regresar al Tao, enriquecida con las experiencias de vida. Así, el alma pasaría por 5 edades (o etapas) y mientras mayor es la edad, más perfección y percepción ella logra.

Ahora, como todo, el ser un “alma vieja” tiene sus lados positivos, pero también sus lados negativos.

Comencemos con los positivos:

1. Alto grado de madurez. Estas personas son muy maduras para su edad, se plantean cuestiones en las que sus coetáneos ni siquiera piensan y a menudo llegan a conclusiones muy sagaces, mostrando un grado de razonamiento superior al normal.

2. Disfrutan de la soledad y la introspección. Las personas que tienen un “alma vieja” suelen sentirse cómodas en soledad, no necesitan estar continuamente acompañadas porque su mundo interior es suficientemente rico. Suelen aprovechar ese tiempo para reflexionar, para buscar un sentido más profundo a la vida y a lo que ocurre alrededor de ellas.

3. Tienen un sentido más espiritual de la existencia. Las “almas viejas “son personas muy reflexivas pero se mueven por pasión, les gusta trabajar en algo que les guste y buscan continuamente su autorrealización. Son capaces de apreciar el valor de las cosas sencillas y no dan excesiva importancia a los beneficios materiales. Se esfuerzan en desarrollar una habilidad y suelen encontrar el placer en el camino, no en la meta.

4. Tienen un instinto muy desarrollado. Las “almas viejas” tienen un excelente instinto y cuando se guían por este, no suelen fallar. Esto se debe a que son muy observadoras y tienen una gran capacidad para formar en su mente cuadros completos de las situaciones a través de imágenes que para la mayoría de las personas pasan desapercibidas.

5. Poseen un elevado nivel de empatía y sensibilidad. Estas personas son particularmente empáticas, pueden ponerse en el lugar de los demás con facilidad y comprenderlos, incluso cuando nadie más lo logra. Esto se debe a que pueden ver más allá de los actos y comprender las motivaciones o la forma de pensar del otro. Son capaces de perdonar, de dejar ir y de aconsejar sin juzgar.

Sigamos con los negativos:

- Sienten que no encajan con las personas de su edad ya que le interesan cosas diferentes y les resulta difícil compartirlas. Por eso, a menudo estas personas tienen amigos o mayores o menores, con los cuales puede hablar de temas más complejos y diversos.

- Experimentan una sensación de desconexión con el mundo, la cual se debe a que no encuentran a muchas personas que compartan sus puntos de vista y su forma de enfrentar la vida, sobre todo en culturas donde se prioriza el dinero y las posesiones.

- Pueden tener problemas de autoestima o incluso sufrir depresión ya que suelen medirse a sí mismos con una vara moral muy estricta y en ocasiones se sienten atormentados por sus defectos o errores.

Ni la neurociencia ni mucho menos la psicología han logrado determinar lo que realmente es un “alma vieja”. Lo que es innegable que hay personas que tienen un nivel de madurez muy superior al esperado para su edad, siendo catalogados como “precoces” ya que aventajan al resto de sus coetáneos en inteligencia y/o sensibilidad. El secreto de esa precocidad aún no se ha desvelado, muchos piensan que se trata de una concatenación de factores entre los que se encuentran determinadas características de temperamento y personalidad, un contexto socio-cultural propicio, un alto grado de motivación y un nivel de inteligencia y creatividad superior a la norma.

Así que ya saben, si los definen como “almas viejas”, no se ofendan.

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