Las personas
mentirosas por naturaleza no cambian, solo mejoran sus estrategias. Adoptan la
mentira como forma de relacionarse, de considerarse aceptable ante otros, de
generar confianza.
A diferencia
del mitómano que miente y se cree sus mentiras para enmascarar su realidad,
porque es inseguro, tiene baja autoestima y busca ser aceptado, el mentiroso
está consciente de sus mentiras y así se delata a través de su lenguaje no
verbal y para verbal, es decir, cambia de postura, se pone nervioso, modifica
su timbre vocal.
Las personas
mentirosas por naturaleza no cambian, solo mejoran sus estrategias. Adoptan la
mentira como forma de relacionarse, de considerarse aceptable ante otros, de
generar confianza.
Los “buenos”
mentirosos poseen ciertas características:
Deben ser
inteligentes: Ellos harán uso de su inteligencia cognitiva para armar sus
mentiras previendo las potenciales fallas de su plan.
Deben ser
desconfiados: Quienes están acostumbrados a mentir, tienden a desconfiar en la
palabra de los demás.
Deben poseer
una buena memoria: Ellos necesitan contar con una excelente memoria para
recordar lo dicho en un principio, sin caer en contradicciones y minimizar los
riesgos de ser descubiertos.
Deben ser descarados:
Por lo general sus mentiras tienen mucho contenido de realidad, lo que hace que
sean más sencillas de recordar y de sostener.
Deben ser
tranquilos: Un sólido estado emocional es un factor importante para los “buenos”
mentirosos. Los nervios, la ansiedad, la depresión, la ira, no son buenos acompañantes.
Deben ser
fríos y calculadores: Pueden armar su red de mentiras sin importarles el
impacto o consecuencias que pueda generar a través de ella.
Deben ser
sociables y extrovertidos: No presentan dificultades en la interacción social,
pudiendo expresarse sin contratiempos en diferentes audiencias. No son tímidos
y tienen espíritu de aventura.
¿Quién de
ustedes se considera un buen mentiroso? No mientan…
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