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09/10/2018

Educación: Autoridad sin autoritarismo...





El castigo sigue siendo el método más utilizado sea en los hogares que en las escuelas. La pregunta que debemos hacernos en base a los resultados obtenidos en todos estos años es: ¿funciona?



Una buena educación pasa por una buena disciplina pero a pesar de algunos avances, padres y educadores aún estamos muy confundidos en cómo aplicarla. Debemos ser firmes sin dejar de ser amables para lograr una educación efectiva, sin ser punitiva.

La Inteligencia Emocional es muy importante para lograr saber poner límites a nuestros niños con responsabilidad, sin utilizar el castigo. Para ello necesitamos ciertas habilidades:

Empatía – Asertividad – Comprensión – Amor

Con firmeza y amabilidad es mucho más probable que el comportamiento de un niño mejore por convicción y no por miedo. Esto requiere tiempo y también una comunicación franca y sincera. Nunca olvidemos que estamos comunicando con aquellos a quienes tanto queremos, con aquellos que tanto nos importan: hoy niños y niñas; mañana, hombres y mujeres.

1. Establezcamos un diálogo empático. Una buena educación empieza por interesarse en comprender al otro. La empatía es la más rápida y efectiva manera de comunicar con nuestros niños. A través de continuas preguntas (poderosas), obtendremos las respuestas que permitirán una transformación apelando a la responsabilidad y no a la represión.

2. Centrémonos en la acción y no en la persona. Si el niño comete una mala acción, no significa que él sea malo. Tratemos de hacer entender el motivo por el cual esa acción fue incorrecta, evitando adjetivar al niño.

3. Hagamos ver los beneficios. Cuando enseñamos normas a los más jóvenes, debemos ser capaces de enfocar esas normas no desde el castigo, sino desde los beneficios que supone cumplir con dichas normas.


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