Generalmente pensamos que la inteligencia se mide solo en base a la capacidad intelectual, al conocimiento o al éxito material. Ser inteligente va mucho más allá...
Las habilidades sociales, la facilidad para relacionarnos con el resto del mundo, la capacidad de comprender y situarnos emocionalmente en el lugar del otro. El conjunto de todas estas capacidades hacen de algunas personas seres realmente inteligentes.
Las personas inteligentes son mentalmente
flexibles. Están abiertos a escuchar las opiniones de los demás a pesar de ser
distintas a las suyas, a reflexionar y a modificar su manera de pensar respecto
a un tema dependiendo de los argumentos que les den. Las personas inteligentes
no se aferran a una idea o convicción, sino que tienen capacidad crítica y de
análisis para sacar sus propias conclusiones.
Las personas inteligentes se caracterizan por ser
escépticos lo que implica dudar y analizar toda información recibida. Las
personas inteligentes antes de creer lo que se les plantea, prefieren comprobar
su veracidad.
Las personas inteligentes son capaces de
entender sus propias emociones al igual que las emociones del otro. Algo más
complicado de lo que normalmente pensamos ya que no somos educados para ello.
Las personas inteligentes admiten sin ningún
tipo de vergüenza o culpa, su ignorancia sobre un tema porque no lo conocen con
tanta profundidad como para opinar.
Las personas inteligentes constantemente
formulan y se auto formulan preguntas cuestionadoras.
Preguntémonos inteligentemente si somos
realmente inteligentes…
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