Las discusiones actuales e innovadoras sobre las
reformas educativas son necesarias, pero rara vez el debate
se centra en la importancia de los Educadores.
Los Educadores juegan un papel clave en el
proceso de aprendizaje de los estudiantes. No
puede haber una reforma educativa eficaz y eficiente si no incluimos a los Educadores.
La calidad de un sistema educativo depende en
gran medida de la de ellos. Un buen Educador desarrolla las habilidades,
acelera y consolida el aprendizaje.
Los buenos Educadores son la base de una
educación de calidad. La enseñanza debe tener en cuenta el contexto socioeconómico
y cultural del alumno. Un Educador hoy debe ser capaz de saber adaptar su
estilo en cada contexto diferente para lograr resultados eficaces y duraderos
en cada sesión.
Varios estudios han demostrado que existe una relación entre el nivel de rendimiento
académico de un país con el nivel de competencia de sus Educadores. Los
sistemas educativos más eficientes y eficaces a nivel mundial son aquellos que
no sólo prestan más atención al curriculum, sino también llevan a cabo una
serie de estrategias para mejorar el entorno en el que los Educadores trabajan,
estableciendo actualizaciones e incentivos continuos en sus carreras (ej.
Finlandia y Singapur).
La profesión docente
debe ser más respetada y más atractiva como carrera en lo intelectual y en lo
financiero.
Una mayor inversión en el desarrollo del
Educador acompañado de un más riguroso y exigente acceso a dicha profesión con evaluaciones
periódicas sin descuidar la actualización obligatoria continua y de alta
calidad así como la responsabilidad y la cooperación entre los propios
educadores.
Es un aspecto fundamental para conseguir Educadores
más capacitados y más apasionados con el fin de formar un cuerpo docente de
alto nivel que puede dar las respuestas adecuadas y necesarias para el desarrollo sano, constructivo y realmente democrático
de una sociedad.
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