Nuestro
Cerebro es bombardeado cada día con tanto ruido que cada vez le es más
complicado encontrar un momento de silencio y al hacerlo, experimenta una
sensación de abismo e incomodidad.
A
través del oído, nuestro Cerebro absorbe estímulos auditivos alarmantes: Motores,
bullicio, músicas estridentes, sirenas, timbres, alarmas, tráfico. Esto incide
negativamente en nuestro estado emocional y en los procesos de regeneramiento neuronal
(v. Neurogénesis) de nuestro Cerebro que necesita del silencio para llevarlos a
cabo.
Dos
horas al día de Silencio Absoluto
pueden producir un crecimiento del número de células dentro del Hipocampo, la región de nuestro Cerebro
que regula las Emociones, la Memoria y el Aprendizaje.
Sabemos
que el Cerebro nunca descansa, incluso cuando estamos completamente quietos o
dormidos. Nuestro maravilloso órgano sigue funcionando, pero de una manera
diferente, desarrollando procesos que complementan los que él realiza cuando
estamos despiertos y activos.
El
silencio es para nuestro Cerebro una especie de “depurador” a través del cual evalúa
la información y las experiencias a las que hemos estado expuestos a lo largo
del día; luego organiza e integra la información relevante y desecha la que no
es importante. Este proceso es completamente inconsciente, pero produce efectos
conscientes.
Estar en completo silencio es interpretado por nuestro Cerebro
igual que el dormir o descansar. La ausencia absoluta de estímulos auditivos
tiene casi el mismo efecto que el descanso.
El silencio nos ayuda a depurar las emociones y nos
vuelve más inteligentes, creativos y seguros.
Una
investigación que se realizó en Estados Unidos, constató que las personas que
viven cerca de los aeropuertos mantienen un elevado nivel de estrés, tienen una
presión arterial más alta y presentan altos índices de cortisol, la hormona del
estrés.
Por
el contrario, las buenas noticias nos llegan de Italia. La Università di Pavia, corroboró que tan solo dos minutos de Silencio Absoluto son más
enriquecedores que escuchar música relajante. Después de este breve momento de silencio,
la presión sanguínea disminuye y nos sentimos más despiertos y tranquilos.
El silencio produce grandes beneficios tanto
intelectuales como emocionales.
Lograr
mantenernos en Silencio Absoluto por
pequeños lapsos cada día, puede ser un factor determinante para mejorar nuestra
salud emocional y nuestra calidad de vida.
Así
que... a callarse un rato…
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