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08/08/2017

A Nation’s prosperity will depend on a prepared workforce. The question is: Prepared for what?




Nobody knows how economy will be in the next 15/20 years so it is impossible to know what our future needs will be. “Standardized” education is no longer the answer.









There are still many disagreements about how to improve the education system so that children graduate with the skills and dispositions they will need to succeed in life. Education reform discussions often centre on how to tweak existing mechanisms. Nevertheless, nobody talks about a complete reformulation of the system. The system itself is the problem. 

The current system, based on conformity and compliance, undermines the sincere efforts of educators, parents and children with the confidence to face the world on their own terms. We must stop to get preoccupied by a certain type of achievement and we have to start looking other things children might be good.

We know education is a strategic priority for countries in a globalized economy. A nation’s prosperity depends on a prepared workforce.

Prepared in what?

Nobody knows how economy will be in the next 15/20 years so it is impossible to know what our future needs will be. “Standardized” education is no longer the answer.

The problem with this approach is that it does not match with the diversity of the human being. This fundamental diversity in the human population is not honoured within education that prioritizes only a type of intelligence that favours academic work. Human intelligence is more than academic work.

In terms of achievements in life, what is the difference between a successful student and an unsuccessful one?

The actual system marginalizes other forms of intelligence. If we take into account the natural diversity of human life, we will be able to guide more people towards achievements beyond any expectations set for them.

How can such a small group of people know what will truly be useful to a student in a quickly changing future? Only with tests? We know what the current economy needs, but what about 20 years from now?

The fundamental principle on which a satisfactory life is based is on the need to feel free to invent our own life.

Learning to be and not to do

In this approach, creativity is a central element so educators’ mission should be to bring out the unique creative energy within each child.

Education should enable students to understand the world around them, and the talents within them, so that they can become fulfilled individuals and active, compassionate and happy citizens.

Information is important, but it is equally important for students to understand their own talents, motivations and passions.  

The individual’s worldview determines whether that person stays in school, persists through challenges, and feels motivated, interested, engaged and dedicated. He needs to learn to be adaptable, to be innovative, to flow with change, to collaborate. All globalized skills that he will apply to whatever area of work he is passionate.

An effective education should show students different life paths and support them in finding their passions, while giving them the transferable skills to attack and solve any problem.

It is no longer acceptable that the education system is only focused on increasing the number of high school graduates, with no concern for whether they become happy, fulfilled human beings.

It is a cultural issue that needs an Educators-Parents-Children teamwork. A mix of mentorship, arts, physical education, academic subjects and more to create the environment in which kids can flourish, for the benefit of the entire social system.

Thanks to Sir Ken Robinson

07/08/2017

Cómo "higienizar" nuestro cerebro...

Tenemos la tendencia a confundir el ser más productivos con el hacer más cosas. Ser más productivos significa hacer las cosas de la mejor manera posible con la menor cantidad de recursos o energía: se denomina eficiencia. No es una tarea fácil. 

Nuestro cerebro es perezoso y ama los hábitos (buenos y malos), por lo que si queremos optimizar nuestro tiempo y en consecuencia, nuestras vidas, debemos "higienizar" nuestro cerebro para eliminar algunos malos hábitos que boicotean sus capacidades de gestión.

Utilizar la tecla “snooze” del despertador
Unos pocos minutos de sueño adicional para empezar el día nos acarrea más daño que beneficio. Cuando nos despertamos, nuestro sistema endocrino comienza a liberar las hormonas de la atención para prepararnos a afrontar el día. Si nos dormimos nuevamente, confundimos a nuestro cerebro que como respuesta, retardará ese proceso.

Subestimar el sueño
Existe una relación directa entre menos sueño e ineficiencia. Cognitivamente un cerebro que ha dormido poco es comparable a un cerebro borracho.
Dormir bien por las noches tiene el poder de aumentar la productividad y la sensación de bienestar anímico, nos facilita la toma de decisiones más inteligentes y las habilidades de pensamiento crítico y elevado.

Mantener el celular junto a la cama
Las pantallas LED de nuestros celulares, tabletas y ordenadores portátiles, emiten lo que se llama la “luz azul” que los estudios han demostrado daña la visión y suprime la producción de melatonina, una hormona que ayuda a regular los ciclos del sueño y los estados de ánimo.

Saltarse el desayuno
Para conseguir el combustible que nuestro cerebro necesita para afrontar el día, no basta solamente con dormir. El desayuno es la comida más importante del día. Cuando nos despertamos, nuestro cerebro está "hambriento" ya que han trascurrido de 8 a 12 horas desde la última comida.
El desayuno “despierta” el metabolismo y el suministro de los niveles de azúcar en la sangre para que podamos concentrarnos y ser productivos durante todo el día. Cuando los niveles de azúcar en la sangre son bajos, a nuestro cerebro le cuesta mucho más concentrarse y nos hará sentir cansados, irritables, impacientes y desmotivados.

Aplazar las actividades más importantes
Los investigadores determinaron que el cerebro tiene una cantidad limitada de fuerza de voluntad y capacidad de concentración, que disminuyen durante el día por lo que es mejor para hacer frente a las tareas más difíciles y más importante al principio de nuestra jornada.

Controlar constantemente nuestro buzón de correo electrónico
El acceso constante a una conexión de Internet, nos induce automáticamente a revisar los correos electrónicos constantemente, todo el día. Cada vez que lo hacemos, perdemos minutos de nuestro preciado tiempo. Nuestro cerebro se distrae y se cansa innecesariamente.

Alimentarse mal
Nuestro cerebro, para mantener altos niveles de energía, necesita alimentos de calidad y equilibrados. Pocas grasas, pocos azúcares y carbohidratos refinados ayudan al cerebro a evitar el estado de somnolencia y pesadez.

Concederse una licencia moral
Una de las cosas más difíciles durante la formación de un nuevo hábito es el deseo de desobedecerlo como si fuera una recompensa por haber logrado mantener una rutina por un determinado período de tiempo. Esta idea de que "nos merecemos premio", se podría llamar "licencia moral" y socava nuestros planes en la creación de nuevos hábitos. En su lugar, tratemos de que nuestro objetivo sea parte de nuestra vida e identidad, con el fin de visualizarnos cómo personas que se enfrentan a nuevos retos con convicción, constancia y perseverancia.

No establecer prioridades
Algunas personas creen que manejar una gran cantidad de objetivos simultáneamente es la mejor manera de asegurarse el éxito. Si una idea no funciona, hay otras para probar. Este modus operandi puede ser extremadamente contraproducente.
Tratemos de elaborar una lista de metas que nos gustaría alcanzar. Escojamos 5 que consideremos más importantes e ignoremos las restantes.

Estar sentados todo el día
Tanto en nuestro trabajo como en nuestra vida privada, tratemos de crear el hábito de hacer "reuniones-paseos". Cuando tengamos que tratar un argumento importante, hagámoslo mientras caminamos al aire libre. Nos asombraremos cómo la oxigenación de nuestro cerebro nos abrirá infinitas puertas hacia creativas "tormentas de ideas".

Ser multitareas
Este argumento lo he tocado varias veces en mi blog y en algunas conferencias. Aunque muchas personas creen que es bueno hacer varias cosas al mismo tiempo, la investigación científica ha revelado que sólo el 2% de la población es realmente capaz de ser multitareas. Para el resto de nosotros, hacer más cosas al mismo tiempo es un mal hábito que disminuye la atención y nos hace menos productivos.

No entrenar
Estudios han demostrado que el ejercicio físico (especialmente por las mañanas y por las tardes), puede mejorar la calidad y la cantidad de nuestro sueño y así poder tener un día más productivo. Nuestro cerebro adquiere una mayor concentración, una memoria más aguda, una energía mental prolongada, menos estrés y mejor estado de ánimo, todos factores que contribuyen directamente a tener una jornada positiva en todos los aspectos.

Navegación por Internet compulsiva
El acceso continuo a Internet nos distrae y nos consume energía. Escribamos nuestros pensamientos, dudas o preguntas en una hoja de modo que podamos buscar la información que deseamos en otro momento, al haber finalizado nuestras actividades.

Excesiva planificación (Overplanning)
Muchos de nosotros tratamos de optimizar nuestra productividad planeando meticulosamente cada hora de nuestro día. Por desgracia, existen imprevistos. Probemos a programar sólo cuatro o cinco horas de trabajo real cada día. De esta manera, vamos a tener flexibilidad para eventuales imponderables.

Escaza planificación (Underplanning)
Desarrollar estrategias antes de alcanzar todos nuestros objetivos a largo plazo, puede evitarnos la pérdida de tiempo y de energía y protegernos de la frustración. Determinemos primero lo que se quiere como resultado final, y luego establezcamos una serie de pasos para lograrlo. A mitad de camino, revisemos nuestro trabajo para asegurarnos que estamos en lo correcto y así continuar operando en consecuencia.

Participar en demasiadas reuniones de trabajo
Nada es más anti productivo que una reunión inútil. Con las herramientas tecnológicas que tenemos disponibles en la actualidad (correo electrónico, mensajería, videoconferencia), lo mejor es organizar reuniones para presentaciones y discusiones importantes que deben ser afrontadas que únicamente en vivo.
Antes de comprometernos a asistir a una reunión, verifiquemos que el solicitante haya elaborado una agenda clara y haya establecido con exactitud cuánto tiempo durará.

Perfeccionismo
Muchas veces nuestro cerebro tiende a hacernos aplazar tareas. Eso es causado no sólo por su ya conocida pereza, sino también por el miedo de no ser capaz de lograr un buen trabajo.
La única manera de superar la dilación es abandonar el perfeccionismo y no fijarse tanto en los detalles. Aceptemos que los errores son parte esencial de todo aprendizaje y que pueden ayudarnos a avanzar más rápidamente.

Visualizar nuestro horario en base al día de 24 horas
Tratemos de pensar en el tiempo que tenemos disponible para hacer las cosas en base a la semana. La sensación de que un día no nos es suficiente, es real. Tratemos de crear el hábito a nuestro cerebro de pensar en términos de semanas y así tendremos la sensación de tener más tiempo a disposición para terminar lo que queremos y debemos hacer. 

05/08/2017

¿Un emprendedor, es o se hace?


















Iniciar un negocio y convertirse en un empresario es un sueño que millones de personas comparten.





¿Existe un perfil predeterminado de personas para ser emprendedores exitosos?

Seguramente hay una combinación de rasgos que harán que algunos tengan más probabilidades de tener éxito que otros.
Un estudio publicado por Oxford Psychologists Press, sugiere que los emprendedores se ven a sí mismos como creativos, impulsivos y dispuestos a asumir riesgos. También poseen una gran motivación para resolver sus propios desafíos de manera autónoma e independiente.
En el estudio, aquellos con tendencia a ser "intuitivos" y "perceptivos" eran significativamente más propensos a describirse como emprendedores. Esto significa que son más propensos a centrarse en el futuro, a confiar en sus presentimientos, a disfrutar de lo nuevo y pasar rápidamente de un pensamiento a otro. Ellos tienden a ver “the big picture”; confían en su propia intuición y deciden lo que creen que funcionará mejor.

"La intuición es muy poderosa, más poderosa que el intelecto" Gates – Jobs.

Generalmente los emprendedores son personas perceptivas, abiertas, flexibles y espontáneas. Se adaptan y no se preocupan demasiado por las normas y los reglamentos. Esto los configura para tomar más riesgos, ya que están menos influenciados por las tradiciones y las convenciones.

La toma de riesgos es lo que la mayoría de la gente asocia con ser un emprendedor.

Más allá de los mitos, todos podemos ser emprendedores. Algunos pueden ser más propensos a serlo, pero igualmente hay infinidades de tipos diferentes de emprendimientos y por ende hay muchos tipos diferentes de emprendedores. Lo mejor es encontrar el que se adapta mejor a cada uno.

Algo importante para tomar en cuenta y no olvidar, es que todo emprendedor exitoso ha fracasado muchas veces antes y seguramente tuvo que luchar contra considerables adversidades.

Algunos emprendimientos exigen una gran atención al detalle, una perspectiva práctica y un enfoque paulatino; otros se basan en un enfoque altamente planificado y estructurado, con objetivos fijos y altos niveles de control. Sin embargo, parece no haber diferencias de personalidad que aseguren el éxito. Ninguna funciona mejor que otra.

Esto no significa que la personalidad no tiene nada que ver con el éxito, sino que es probablemente parte de una ecuación mucho más compleja.

El optimismo y una visión positiva del mundo son el común denominador de los emprendedores exitosos.
La persistencia es también una característica clave.
La estabilidad emocional y la resiliencia, también inciden marcadamente en un emprendedor.

Estas características intrínsecas son importantes mas no suficientes. Hay elementos extrínsecos como una idea débil, un capital insuficiente, o simplemente el momento equivocado, que pueden determinar el fracaso de un emprendimiento.

La concientización de nuestra personalidad sumada a un entorno positivo, pueden ayudarnos a crear y dirigir un emprendimiento acorde a nuestras características y así garantizar su éxito.

Todos somos potenciales emprendedores.

¿Vale la pena intentarlo?

03/08/2017

Comunicarse no es igual que hablarse…
















La capacidad de comunicar es un activo valioso. 



Los estudios demuestran que la comunicación oral es considerada una de las competencias más importantes. Las personas más exitosas (en lo laboral y en lo personal), son más propensas a ser excelentes comunicadores.

Una buena comunicación es importante pero hay que saber desarrollarla, no es innata. Es un trabajo personal que todos deberíamos afrontar para mejorar nuestra calidad de vida y la de lo que nos rodean.

Algunas de las habilidades más importantes de un buen comunicador son:

Escuchar
Esta habilidad es fundamental para un fructífero proceso comunicativo. Si no aprendemos a escuchar (que no es oír), podemos lograr ser grandes habladores, pero ciertamente no buenos comunicadores. Escuchar a una persona nos enseña cómo comunicarnos con ella; nos proporciona ideas importantes y contexto.

Debemos escuchar más que hablar

Cuando logremos una sincronización neuronal y compartamos nuestros propios pensamientos e historias con otros, evitemos la tentación de prolongarnos mucho en hablar para que el diálogo no pase a ser un monólogo.

Si queremos despertar interés, tenemos que demostrar interés

Preguntar
Formulemos preguntas clarificadoras. Parafraseemos lo que nuestro interlocutor nos comunica; demostraremos que estamos escuchando y evitaremos de esa manera malinterpretar u olvidar lo que se nos dijo.
Claridad
La claridad es muy importante. A menudo, lo que decimos tiene sentido en nuestro cerebro, pero debemos considerar que nuestro oyente tiene otro contexto, otro Mapa Mental. Con la claridad al conversar evitaremos incómodas interrupciones o peligrosas malas interpretaciones.
Franqueza
Si queremos comunicarnos, tenemos que ser francos, abiertos. Tenemos que establecer y sostener contacto visual. Debemos sonreír. Una sonrisa y un contacto visual sinceros pueden hacer milagros, en segundos.
Empatía
La empatía es esencial para una buena comunicación. Todos vivimos en nuestros pequeños mundos, pero para lograr una conexión con alguien se requiere la capacidad de ponerse en el lugar de esa persona y tratar de entender su punto de vista.
Cuando logramos empatizar, podemos tener conversaciones en calma y con racionalidad. Ya sea que estemos en el trabajo, en casa o con amigos, la empatía puede ayudarnos a desactivar situaciones emocionalmente cargadas y así poder tener una conversación fructífera.
Energía
Estamos naturalmente atraídos por personas que elevan nuestro estado de ánimo y logran inyectar más energía a una conversación. Mostremos sincero entusiasmo e interés por lo que se nos dice, aunque nos resulte difícil. Escuchemos atentamente.

Una comunicación efectiva no surge naturalmente. Tenemos que desarrollarla y ser conscientes de las cosas que podemos hacer para mejorarla.

El desarrollo de buenas habilidades comunicativas nos permite lograr que la inteligencia, las ideas y las personas a nuestro alrededor, brillen.

Vivir rodeado de luz vale la pena.

02/08/2017

El “Interruptor Crónico”









Durante una conversación, un “buen interruptor” puede llegar a interrumpir 10 o más veces en 1 hora. Insoportable, ¿no?












Vivimos en una cultura donde la interrupción es común y aceptada.

Ser interrumpido durante una conversación es frustrante para cualquier persona.

Cuando interrumpimos, transmitimos superioridad, dominio, desinterés hacia lo que estamos escuchando y hacia quién nos está hablando.

Interrumpir es un problema y tiene un problema: la mayor parte de los interruptores crónicos no están conscientes de serlo; simplemente son personas que no conocen el arte de conversar y, por lo tanto, no están entrenados en el hábito de escuchar (Escucha Activa). Suelen ser personas egocéntricas, centradas en sí mismas, en sus experiencias y sus opiniones. No solo no les importa lo que dicen los demás sino que ni siquiera perciben los intentos del otro por intervenir, las señales de cansancio o de aburrimiento durante una conversación.

Continuar hablando después de haber sido interrumpido es ineficaz. Si la otra parte está hablando al mismo tiempo, no hay retroalimentación, lo que hace que la comunicación no sólo sea inútil, sino también imposible.

Las personas tienden a interrumpir más cuando están en una postura física relajada y no están haciendo contacto visual. Esto confirma que el lenguaje no verbal es parte importante de una conversación.

La escucha reflexiva podría ser una solución. Repetir lo que dijo el orador y así reflejar lo que se oyó. Esto da la oportunidad de aclarar la discusión y detener las interrupciones.

Otra posible solución es ser más asertivos: sin confrontar y con delicadeza, simplemente ser directos. Tenemos que informar, antes de que comience una conversación, que no apreciamos que nos interrumpan y que nos gustaría terminar de expresar lo que queremos decir. Si nuestro interlocutor se niega a aceptar estas razonables peticiones, es muy probable que la conversación no sea productiva y por ende sería mejor posponerla o cancelarla.
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