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08/04/2019

Cerebro: cuidados para un eficiente funcionamiento…


El cerebro es nuestro órgano más preciado. Funciona 24/7/365 (no el de todos…) por lo que utiliza una gran cantidad de energía. Para ello requiere de nuestro apoyo constante para mantenerse en buen funcionamiento.


¿Cómo podemos mantenerlo en forma a lo largo de toda nuestra vida?

Ejercicio.
La actividad física está claramente relacionada con la salud del cerebro y su función cognitiva. Un estudio reciente de la revista Neurology reveló que las personas mayores que hacen ejercicio vigoroso obtienen resultados en las pruebas cognitivas equivalentes a personas con 10 años menos.

Alimentos y Especias.
El cerebro requiere aproximadamente el 20% de los recursos energéticos del cuerpo, a pesar de que su volumen es sólo un porcentaje muy pequeño. Comer alimentos sin procesar conduce a una fuente más constante de energía y de sensación de bienestar. (Cúrcuma, canela, comino, clavo, albahaca, menta, orégano, perejil, romero, salvia, etc.).

Vitaminas y minerales.
Las vitaminas son fundamentales para el funcionamiento y oxigenación del sistema nervioso central y cuya deficiencia puede conducir a los síntomas cognitivos como la pérdida de memoria. (B9, B12, C, D, E).

Café y Cacao.
Buena noticia para los amantes del café (me incluyo) sabemos el bien que nos hace esta bebida especialmente en las mañanas. De hecho, nuestra cognición parece un poco “borrosa” sin ella. Además, su consumo también se ha relacionado con un menor riesgo de depresión, e incluso de las enfermedades de Alzheimer y de Parkinson. Esto es en parte debido a que, como el cacao, el café ayuda a mejorar la salud vascular y también puede ayudar a reparar el daño celular al actuar como antioxidante.

Meditación.
La meditación se ha relacionado con un aumento del volumen cerebral en ciertas áreas de la corteza cerebral. Sirve también a nuestro cerebro a controlar las emociones negativas tale como el miedo y la ansiedad. La meditación también ayuda a mejorar la atención y la concentración.

Actividad Mental.
Mantenerse intelectualmente activo a lo largo de toda la vida es muy importante para lograr que nuestro cerebro siga creando y modificando conexiones neuronales. La actividad mental constante no puede evitar que el cerebro desarrolle una enfermedad (como el Alzheimer), pero sin duda puede alejarla o disminuirla en su intensidad. Estudiar otro idioma es uno de los mejores modos.

Dormir.
Nuestro cerebro no descansa, mucho menos mientras estamos durmiendo. Consolida los recuerdos y limpia las conexiones innecesarias. La falta de sueño incide notablemente en la salud de nuestro cerebro. Se la vincula a una baja función cognitiva, a una escasa capacidad atención y concentración, ligadas a una dificultad en el aprendizaje y el pensamiento creativo. Adicionalmente directamente incide en nuestro estado de ánimo.

Pensamientos negativos.
Por último mas muy importante es que evitemos el generar pensamientos negativos ya que al hacerlo nuestro cerebro no solo debe utilizar una gran cantidad de energía (que en vez podríamos aplicarla para cosas productivas), sino que se pueden dañar las estructuras neuronales que regulan las emociones, la memoria y las sensaciones. 

Learning and Social Class...







Learning a foreign language is hugely beneficial in a myriad of ways.







A new language can help in the fight against depression, provide countless job opportunities, and give you a greater understanding of the world around you. However, learning a new language is not something that comes effortlessly to everyone’s brain.

Many things can influence its ability to learn a language. One in particular to be consider a “touchy” topic is: social class. Many people believe that hard work is the only thing necessary in order to succeed. That is a remarkable truth. However, it also depends on social economic condition.

Students’ brains from impoverished or low-income backgrounds are not the same when compared to their higher-income peers.

We already know that our brain needs calm, serenity, attention and stimulation to be ready to learn. An environment of low-income families with no history of higher education, frequent access to books, and a stable learning environment at home determines how our brain is ready to assimilate new information.

The lack of motivation leads to drop more easily than their fellow brains for whom higher education is an expected part of life. Studies show that children from low-income backgrounds still tended to be up to eight months behind their higher-income peers in middle school – even with the advantage of hands-on parenting. Researchers believe that some of this is due to the homes these children come from. Those from higher-income households had parents who usually held professional and managerial positions and could afford supplemental tutoring to help them along if they fell behind. On the other hand, lower-income students were more likely to come from families where unemployment was a big issue and where lack of money carried over into scholastic struggles.

Social class can indeed affect all areas of learning. However, what about language in particular? Language suffers more than other standard school subjects because in many countries learning a language is usually consider not important while students are encouraged to excel at math, reading, and science. Actually new language learners are still a little group of fortunate children. Children from middle-class or high income households are more likely to look at language as an asset. They tend to have a clear idea of the benefits and impact being multilingual can have in business and on a global scale. These students are also more prone to travel abroad and interact with people from foreign cultures. Unfortunately, this sometimes means that lower-income kids are left behind, simply because they cannot afford to travel.

Although social class can impact how likely someone is to learn a language, it does not mean doing so is outside of anyone’s reach. Scientists say that anyone is capable of learning a foreign language and in our modern age, the internet has the power of placing the world at our feet. Learning a language has never been so easy with excellent language teachers and free online tools such as language placement tests just a click away.

The power to dominate a new language lies with us. With dedication, discipline, and the right tools, we can do it regardless of our social background.


19/03/2019

Serlo o no serlo…










Generalmente relacionamos la inteligencia a la capacidad de retener información (aprender) o, muchas veces, al nivel cultural de una persona. 









Ser inteligente va mucho más allá de esas capacidades. Una persona inteligente posee habilidades sociales, facilidad para relacionarse con el resto del mundo, capacidad de comprender y situarse emocionalmente en el lugar del otro. La suma de todas esas capacidades conforma una persona realmente inteligente.

El comportamiento de tales personas se basa en criterios, acciones, pensamientos muy bien definidos y conocerlos nos pueden servir a la hora de tratar de entender si estamos frente a una persona realmente inteligente o no.

·         Las personas inteligentes son flexibles y abiertas a escuchar las opiniones de los demás a pesar de ser distintas; suelen reflexionar y modificar su manera de pensar respecto a un tema dependiendo de los argumentos que le propongan. Las personas inteligentes no se aferran a una idea o una convicción por sobre todas las cosas, sino que poseen la capacidad crítica y de análisis para modificarlas continuamente.
·         Las personas inteligentes se caracterizan por ser escépticos de todo y todos, lo que implica dudar y desconfiar sobre cualquier cosa: antes de creer lo que se les plantea, prefieren comprobar su veracidad.
·         Las personas inteligentes son capaces de interpretar y comprender sus propias emociones al igual que las emociones del otro. Son expertos en empatía.
·         Las personas inteligentes nunca alardean sobre argumentos que conocen y mucho menos sobre los que no conocen. Admiten y reconocen sin ningún tipo de vergüenza, cuando son completamente ignorantes sobre un tema o no lo conocen con tanta profundidad como para dar una opinión.
·         Como expertos en empatía, las personas inteligentes saben formular preguntas abiertas y poderosas a los demás para luego escuchar (no oír) con mucha atención sus respuestas. Preguntas que también se auto formulan sin ningún tipo de problema; no le temen a la autocrítica.

18/02/2019

Maestras al borde de un ataque de nervios…


Una de las tareas más complicadas para un docente es lograr que, durante la clase, sus alumnos permanezcan atentos y en silencio. 


El lenguaje verbal, no verbal y para verbal o los juegos, son algunas estrategias que se pueden utilizar para conseguir un clima adecuado para fomentar el aprendizaje y el silencio en el aula. Pero antes de saber cuáles son los métodos más adecuados para lograrlo es recomendable que nos autoevaluemos; una autocrítica constructiva y sincera es siempre una excelente herramienta de mejoramiento. 

Nuestra estrategia educativa utilizada y las técnicas que aplicamos son fundamentales para lograr atención y silencio. Analicemos si estamos aplicando metodologías dinámicas o, por el contrario, estáticas (clases magistrales); si el tono de voz que utilizamos es el correcto y si el ritmo de las explicaciones es demasiado rápido o demasiado lento.

Para facilitar que los alumnos permanezcan en silencio, previamente, hay que establecer (siempre juntos) normas: es una muestra de mutuo respeto. Una vez interiorizadas las normas, es posible recurrir a estrategias vocales, escritas o usar el lenguaje físico.

Podemos utilizar objetos conocidos aparentemente fuera de contexto, inusuales: un semáforo, una caja de música, unos banderines, un temporizador. Total creatividad, sin límites, siempre. Por ejemplo, si apagamos la luz repentinamente, los estudiantes luego de unos momentos de ruido, se calmarán.

Donde hay sorpresa, hay emoción; donde hay emoción, hay atención; donde hay atención, hay concentración, por ende silencio. 

Lo más importante es que lleguemos todos los días con una gran motivación (intrínseca) y ganas de reencontrar a nuestros alumnos con los cuales pasaremos buena parte de la jornada (y de nuestras vidas…)  



04/02/2019

La doble cara del elogio…






"Si le digo constantemente a mi hijo que él es una maravilla, cuando crezca será un adulto feliz, confiado y con una alta autoestima. Puede que sí, puede que no."






Focalizarnos exclusivamente en los éxitos del niño, puede ser contraproducente.


Se hicieron experimentos en donde participaron más de 400 niños, con edades comprendidas entre 10 y 12 años. Al finalizar, los científicos calcularon las puntuaciones, pero les dieron a los pequeños una retroalimentación falsa. A algunos niños les dijeron que lo habían hecho bien, que habían resuelto correctamente el 80% de los problemas. A otro grupo les dijeron que debían ser pequeños genios para haber podido resolver tantos problemas. Y a un tercer grupo simplemente no les dijeron nada.

Según la teoría del elogio, el simple hecho de alabar la capacidad del niño, puede tener un efecto muy positivo sobre su desempeño. Sin embargo, los resultados no solo revelaron que esta hipótesis no era cierta sino que además mostraron que los elogios tenían un efecto negativo.

En la segunda etapa del experimento, los investigadores les dijeron a los niños que podían elegir entre dos tareas: una era muy difícil (un desafío en el que podían fracasar) y otra era fácil (probablemente la harían bien pero aprenderían muy poco). Curiosamente, aproximadamente el 65% de los niños que habían sido elogiados y catalogados como “genios” optaron por la tarea fácil. Solo el 45% de los niños a los que no se les dijo nada escogió la tarea más sencilla.

Así, se observó que los pequeños que habían recibido muchos elogios eran más propensos a evitar los desafíos y las situaciones difíciles, apostando por las tareas más fáciles.

En la tercera etapa del experimento, los investigadores les facilitaron a los niños más problemas. Esta vez eran aún más difíciles que los primeros a los que se habían enfrentado. Al terminar, les preguntaron si habían disfrutado de la tarea y si les gustaría llevarse problemas similares a casa.  Entonces surgieron diferencias aún más dramáticas entre los grupos. Los niños que habían recibido más elogios reconocieron que habían disfrutado menos de la actividad y eran menos propensos a seguir resolviendo problemas en casa.

En la cuarta y última etapa del experimento, los investigadores les pidieron a los niños que hicieran una prueba final. Se trataba de resolver una serie de rompecabezas bastante sencillos, del mismo nivel de complejidad de los que les presentaron por primera vez. En este punto, se apreció que quienes habían sido elogiados, obtuvieron puntuaciones más bajas que los demás, e incluso eran peores que las suyas, al inicio del experimento.
  
En resumen, los niños cuya inteligencia fue más elogiada:

1. Preferían evitar los retos, apostando por tareas más sencillas, aunque no le aportasen nada nuevo.

2. Disfrutaban menos de la actividad.

3. Mostraron una disminución del rendimiento, cometiendo más errores.

¿Por qué el elogio desmedido puede tener efectos negativos?

Decirle a un niño que es muy inteligente hace que se sienta bien, pero también puede generarle miedo al fracaso, de forma que el pequeño quiera evitar las situaciones difíciles, los retos en los cuales podría quedar mal, si no tiene el éxito que los demás esperan de él. Las expectativas de éxito se convierten, por ende, en una limitación. Por otra parte, el niño podría interpretar ese elogio como la indicación de que no tiene que esforzarse para alcanzar un buen desempeño, después de todo, él ya es un “genio”. Por consiguiente, es probable que se sienta menos motivado, que preste menos atención y que se equivoque, obteniendo así malos resultados.
Cuando se percate de que en realidad no es un "genio", su autoestima disminuirá notablemente. De hecho, el impacto psicológico de un mal resultado no es algo que se deba tomar a la ligera. Para los niños, la valoración y aceptación social son muy importantes. Tanto es así que en ese mismo experimento, el 40% de los niños que habían sido muy elogiados mintieron sobre su desempeño al resto de sus coetáneos, mientras que solo el 10% de los otros niños mintió para quedar bien ante los ojos de los demás.

¿Tipos de elogios?

Hubo un grupo al que solo se le dijo: “Lo has hecho bien, te has esforzado y has resuelto correctamente el 80% de los problemas”. Estos niños se comportaron de manera muy diferente al resto. Cuando se trataba de elegir entre una tarea difícil y una fácil, solo el 10% de ellos seleccionó la opción fácil. También indicaron que disfrutaron del desafío y obtuvieron los mejores resultados en la última tanda de problemas, mejorando incluso sus propias puntuaciones.

En este caso, los investigadores no elogiaron la capacidad en sí, sino los resultados alcanzados y el esfuerzo. De esta forma, se logró motivar a los niños pero, a la vez, se evitó que se instaurara el miedo al fracaso. También se logró que no se confiaran, ya que no atribuían sus resultados a una característica innata sino al esfuerzo realizado.

Como padres y educadores, debemos apuntar nuestros elogios hacia otros aspectos del niño:

1. Elogiemos el esfuerzo

Un “genio” se hace con 10% de talento y 90% de trabajo duro. Estas proporciones pueden variar pero de lo que no hay dudas es que el talento por sí solo no sirve de nada. Por eso, es importante sembrar en los niños la idea de que para conseguir algo, es necesario dedicarle tiempo, energía y esfuerzo.

2. Elogiemos el resultado

Este tipo de elogio es más realista y objetivo, por lo que no corremos el riesgo de aumentar de manera artificial la autoestima del niño: una autoestima artificial es tan dañina como una autoestima baja.

3. No presionemos

Algunas veces, exageramos los elogios ya que, de cierta forma, es como si nos los hiciéramos a nosotros mismos. De esta forma solo añadimos una presión innecesaria, que puede generar en el niño un profundo miedo al fracaso. Nuestros elogios no deben ser una fuente de ansiedad para el pequeño, sino deben servir para mantenerlo motivado. Transmitamos que nuestro amor hacia él es incondicional, más allá de sus logros y errores. De esta forma también evitaremos que el niño se vuelva dependiente de la valoración de los demás, consolidando su autoconfianza y su seguridad.



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