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17/07/2017

La importancia del juego en los niños…




El juego a los niños no sólo les da bienestar y felicidad, sino que tiene una función muy importante en su desarrollo armónico, físico, social y ético-moral. Ellos aprenden a respetar las normas, a desarrollar Empatía y a saber contar con los demás. Aprenden a ser ciudadanos, a ser parte integrante de una sociedad. 













En recientes estudios se observó que para casi el 90% de los niños, la actividad favorita en su tiempo libre es jugar con otros niños.

El juego es un medio de aprender y de experimentar con la vida. Es una necesidad para crecer, para crear, para inventar, pensar y comprender.

Lo recomendable es que los niños jueguen cuantas más horas puedan con otros niños. Más convivencia en espacios abiertos con juegos de grupos; menos individualidad, sin juguetes predeterminados (generalmente por los adultos); puertas abiertas a la creatividad.

“Hoy en día la vidas de los niños se organiza en función de la de los adultos”

Los niños deben aprender a organizar y a valorar su tiempo libre. Ellos se enfrentan a un gran número de actividades extra escolares, como consecuencia tienen menos tiempo para jugar. Un punto de reflexión para padres atentos al desarrollo de sus hijos.

La forma de jugar de los niños no ha cambiado tanto como podemos creer, lo que ha cambiado son los entornos y las posibilidades para jugar; las motivaciones y la manera de entender el juego siguen siendo las mismas.

El principal cambio es extrínseco: La mayoría de los juegos están previamente programados dejando poco espacio para el juego libre que les permite imaginar, crear y equivocarse.

Otro tema es la inclusión de las tecnologías. Sin duda son una herramienta fantástica que nos hacen la vida más fácil pero deberíamos tener mucho cuidado con su uso y su papel en el desarrollo infantil. Como siempre, los primeros en dar el ejemplo somos los propios padres. Estamos siempre con nuestros celulares en la mano y eso lo ven nuestros hijos y lo imitan. Así fomentamos el individualismo y la desconexión socio emocional desde la infancia. 

Los juguetes son objetos culturales que reflejan a una sociedad e incorporan continuamente novedades para resultar más atractivos. Hay algunos que nunca pasan de moda. Solo tienen que tener un elemento novedoso de atracción.

Los padres casi siempre proyectamos a nuestros hijos la idea que en vacaciones podrán jugar todo el día a todo lo que quieran, pero los niños necesitan jugar y divertirse todos los días del año: con juegos diversos, al aire libre y lo más importante, con otros niños.

Los niños deben poder ser niños, correr, saltar, gritar, ensuciarse y explorar lo desconocido. Jugar al aire libre es positivo para la salud y el desarrollo físico y mientras juegan con sus amigos, aprenden habilidades de socialización, interacción, cooperación y negociación.

No hay juego mejor ni peor, el juego es productivo en sí mismo y si va acompañado de actividad física, mejor. La clave está en dejarlos que jueguen de forma libre y sin programaciones, de manera autónoma y responsable.

Como padres, tenemos que saber escuchar lo que ellos nos quieran contar. No hay que preguntar mucho, sólo saber si están disfrutado y dejar que ellos, si quieren, nos cuenten.

Podemos jugar con ellos, favoreciendo así el vínculo afectivo y el desarrollo y la estabilidad emocional, pero sin dirigirles el juego; que sean ellos quienes lo hagan.

A través del juego ellos aprenden a tolerar la frustración, a que no todo puede ser inmediato y que muchas cosas requieren un esfuerzo para conseguirlas.

Lo más importante es que los niños se encuentren con otros niños y una vez que lo están, el juego y el aprendizaje surgen espontáneamente.

10/07/2017

Si pasan más tiempo mirando el celular que a las personas que tienen ante ustedes, lamento informarles que sufren de…



"Phubbing"
(phone + snubbing)


Los teléfonos inteligentes están aniquilando nuestras relaciones: pasamos más tiempo con nuestro celular que con las personas que nos importan.

Aunque estemos en una reunión muy agradable con amigos, pareja, hijos, sentimos la insostenible necesidad de mirar nuestro celular. Podemos ya considerarlo un reflejo incondicionado, como el parpadear.

La paradoja es que le prestamos más atención a las personas o situaciones “virtuales” que a las “reales”.

De acuerdo con un estudio, una persona mira su celular unas 150 veces al día, es decir cada 4-6 minutos. Una dependencia total.
El estudio revela también que cuanto más a menudo una pareja consulta el celular, más probable que en la misma haya una gran insatisfacción con la misma.

Hoy en día las personas cuando se reúnen, no piensan en divertirse, sino más bien en parecer felices (Optimismo Obligado) en los “selfies” que, en tiempo real, deben publicarlos en todas las redes. No importa con quien estemos compartiendo una agradable momento, más importa que alguien comente en nuestras fotos en las redes, mejor aún si con un poco de envidia.

Virtual es más importante que Real

El control obsesivo del celular durante una “conversación” (nótense las comillas) transmite un mensaje muy claro: "Estoy poco interesado en la conversación, no me siento involucrado y lo que sucede en mi mundo virtual es más interesante."

El "phubbing" puede darnos una señal importante para comprender quién es realmente la persona que tenemos en frente.

Curarse de "phubbing" es posible...

En primer lugar, hay que realmente desearlo. Sin una verdadera y sincera motivación, no lo lograremos. Es conocido que para resolver un problema antes debemos que admitir que tenemos un problema.

En segundo lugar, en nuestro hogar podemos establecer horarios en los que se prohíbe el uso del celular o elegir una habitación en la que el teléfono móvil no puede entrar.

En tercer lugar, debemos resistir el terrible impulso que nos lleva a mirar el celular cada vez que nos llega una notificación.

En cuarto lugar, recuperar el verdadero significado de lo que se denomina "tiempo cualitativo".

En quinto lugar, debemos huir de la ciudad, beber un par de copas de vino y pasar el día conversando con las personas más importantes de nuestra vida. 

Sin distracciones. Sin selfies. Sin celulares.

03/07/2017

Il Complesso delle 3 P: Persistenti Pensieri Pessimisti…


Il Complesso di Cassandra


Il nome di questo particolare modo di vivere deriva dal mito greco di Cassandra. Secondo un’antica storia il Dio Apollo per guadagnare l’amore di Cassandra, decise di farle un dono divino, ovvero donarle la dote profetica. La donna però, una volta ricevuto il dono, si rifiutò di concedersi ad Apollo il quale, arrabbiato e adirato, sputò sulle sue labbra per condannarla a rimanere inascoltata per sempre. Cassandra, durante la sua vita, annunciò la fine della sua famiglia, della corte, del regno e di tutto il suo popolo. Nonostante alcuna persona le credesse, continuava a invocare la sua visione o pensiero, pur sapendo che tali verità l’avrebbero segnata per sempre e inevitabilmente come una pazza, portatrice lei stessa delle sventure che vedeva incombere su tutti.

Tacciata spesso come persona pessimista, catastrofista e malaugurante, chi soffre di questo malsano modo di pensare, rivive quotidianamente la maledizione caduta su Cassandra.

Caratteristiche

I sintomi sono persistenti pensieri pessimisti e catastrofici, oltre alla costruzione di idee malauguranti e frustrazioni profonde per l’incapacità di agire nel proprio destino.

Chi vive in questo modo è portato a formulare previsioni sempre negative sul futuro e sugli eventi che accadranno nella sua vita e in quella degli altri. Inoltre la persona, convinta di non poter agire in alcun modo su questi accadimenti e predizioni, cerca sempre di avvisare il mondo della propria predicazione. Cercano di dire la loro verità, prima dei tempi e dell’accaduto.

Dobbiamo cercare che persone con questa sindrome non influiscano sul nostro vivere quotidiano, evitando di farci trasportare dal loro pessimismo e dalla loro negatività.  

La Inteligencia Emocional en los Educadores


Nosotros los educadores, tenemos la dicha de ser recordados (bien o mal…) por muchas personas por mucho tiempo.









Los maestros que pasan por nuestras vidas nos van marcando. Muchas veces, sin darnos cuenta, son modelos que vamos imitando. Todos tenemos en la memoria algún docente que nos ha marcado de manera positiva o negativa.

Nosotros los educadores, tenemos la dicha de ser recordados (bien o mal…) por muchas personas por mucho tiempo.

Nos volvemos referentes de actitudes, comportamientos, emociones y sentimientos. Vamos ayudando a nuestros alumnos a ajustar sus distintos perfiles afectivos y emocionales para solidificar una Inteligencia Emocional que les será muy útil en sus vidas como adultos. Una tarea que empieza en el hogar pero que continúa en el colegio.

Por eso la importancia que desarrollemos nuestra propia Inteligencia Emocional para llevar a cabo actividades de estimulación afectiva, regulación de sentimientos positivos y negativos, creación de ambientes que estimulen el desarrollo de capacidades socio-emocionales y de solución de conflictos interpersonales, exposición a experiencias a resolver mediante estrategias emocionales y enseñanza de habilidades empáticas.

Los niños paulatinamente deben descubrir la diversidad emocional para tener una mayor percepción y comprensión de los sentimientos propios y ajenos y para entender cómo se pasa de una emoción a otra, concientizando la posibilidad de sentir emociones contrapuestas.

Serán alumnos que aprenderán a solucionar problemas de una forma ajustada, haciéndoles frente y no evitándolos. Serán capaces de regular su propio malestar emocional, así como de empatizar con los demás y no exclusivamente en la escuela.

Los educadores estamos sometidos a numerosas fuentes de estrés que pueden ir minando nuestra salud y nuestro entusiasmo. Las condiciones laborales, la falta de recursos que no cubren las altas demandas requeridas, el bajo estatus social y profesional o las presiones temporales pueden provocar que el malestar vaya en aumento afectándonos negativamente como educadores y como seres humanos.

En este sentido, aquellos colegas con inteligencia emocional podrán disminuir los niveles de estrés al gestionar de forma adecuada las reacciones emocionales negativas. De esta manera ponen en marcha estrategias de afrontamiento activas ante situaciones estresantes, en vez de evitarlas. Estrategias que los niños, como grandes observadores, imitarán. Además, se sentirán más realizados personalmente y sus niveles de salud y bienestar mental también mejorarán.

Recordemos que un educador estresado y desmotivado repercutirá inevitablemente en la calidad de la enseñanza, por lo que ya no será un problema individual pero colectivo en donde los alumnos también se verán directamente perjudicados.

Según mi opinión, sería muy necesario implantar programas que fomentaran la Inteligencia Emocional en nuestros docentes para mejorar no solo sus habilidades, sino también para que las jornadas escolares sean más efectivas y eficientes para beneficio de todo el plantel.

To be or not to be? If that is the question, just ask your gut for the answer!


Several experiments have demonstrated that our gut instincts seem to be better than our reasoning mind at discerning truths from lies.

In a study, the participants who had to make snap judgments about a person’s trustworthiness were more accurate than the ones who took their time to think. These results provide strong evidence for the idea that although humans cannot consciously discriminate liars from truth tellers, they do have a sense, on unconscious level, of when someone is lying.

The ability to know when someone is lying is an evolutionarily advantageous one.

Humans learned to make up fake stories shortly after we began to use language. Since then, our success and even survival have hinged largely on whether or not we could recognize those stories as fake.

Most of our intuitions about the world are wrong but this may be one case where our first impression is something we should pay attention to.

Ask your gut…
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