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23/04/2018

En papel es más divertido…



En los actuales momentos en donde la hiperconectividad ocupa prepotentemente nuestra vida y en donde el formato electrónico hace mucho más accesible toda tipo de lectura, el libro tradicional, la revista, el diario, siguen siendo los favoritos del público a nivel mundial.

Cuando leemos un libro, nuestro cerebro percibe el texto en su totalidad. En el pasar las páginas de papel hay un ritmo, una cadencia y un registro visible en el transcurrir de las hojas impresas.


Algunos estudios observaron que nuestro cerebro cuando lee en una pantalla lo hace más lentamente y además, memoriza menos. Hay una “fisicalidad” en la lectura que hace que nuestro cerebro prefiera sentir el papel al leer.

Desde la niñez, nuestro cerebro crea nuevos circuitos para leer y para ello usa parte de otros dedicados al habla, a cuya habilidad se les suma la coordinación motora y la visión. De esa manera, el cerebro comienza a reconocer las letras en base a líneas curvas y espacios utilizando procesos táctiles que requieren los ojos y las manos. Cuando escribimos a mano, nuestra actividad cerebral es mucho más intensa que cuando lo hacemos con un teclado de una computadora. 

Las publicaciones en papel tienen una estructura más evidente que el texto en una pantalla, esto permite a nuestro cerebro formar un mapa mental del texto más coherente y subjetivo.

La mayoría de los dispositivos digitales, por el contrario, interfieren con la navegación intuitiva de un texto; las páginas, una vez leídas, desaparecen. La ubicación de nosotros con respecto al libro es importante para nuestro cerebro y la obtenemos solamente con la versión impresa.

En varios estudios sobre comprensión de texto, al comparar alumnos que leyeron en papel con otros que leyeron un texto en una pantalla, se observó que los primeros tuvieron mejor rendimiento. Además la lectura basada en pantallas puede empeorar la comprensión, ya que es mentalmente más exigente e incluso físicamente más cansadora que la lectura en papel. Las pantallas de ordenadores, teléfonos inteligentes y tabletas hacen brillar la luz directamente en los rostros de las personas y la lectura puede causar fatiga visual, dolores de cabeza y visión borrosa.

Las investigaciones más recientes sugieren que la sustitución del papel por pantallas a una edad temprana tiene desventajas. Los niños recuerdan más detalles de las historias que leen en el papel pese a que las digitales muchas veces están complementadas con animaciones interactivas, videos y juegos, pero que en realidad desvían la atención de la narrativa.

La mayoría de los padres también prefieren los libros impresos para leérselos a sus hijos. Al leerles los libros de papel, los niños pueden relatar la historia de nuevo a sus padres, pero al leer un libro electrónico con efectos de sonido, los padres con frecuencia tienen que interrumpir su lectura para pedir al niño que deje de jugar con los botones y así recuperar la concentración en la narración. Tales distracciones impiden comprender la esencia de las historias.

Muchos estudiantes universitarios aseguran que cuando realmente quieren centrarse en un texto digitalizado, lo imprimen. 

Los aspectos sensoriales de la lectura en papel son muy importantes: la sensación del papel y la tinta; la opción de suavizar o doblar una página con los dedos, el sonido distintivo de pasar una página, la posibilidad de subrayar, de detenerse y tomar nota, entre otros.

Es probable que por espíritu de adaptación, nuestro cerebro con el paso del tiempo, cree otras redes neuronales que le permita preferir lo electrónico al papel, pero mientras tanto, hoy sigue prefiriendo el contacto con las hojas.

Por ahora, en papel es más divertido...




18/04/2018

La felicidad existe y vive en Finlandia…



El país nórdico ocupa el primer puesto en el Informe Anual de la Felicidad de Naciones Unidas.

El estudio, realizado por el Departamento de Investigación de la Felicidad de Copenhague para las Naciones Unidas, tiene en cuenta variables como el PIB (producto interno bruto), las ayudas sociales, la esperanza de vida, la libertad, la generosidad, la ausencia de corrupción y la calidad de vida de los inmigrantes.

Top 10 del ranking mundial de felicidad de la ONU de 2018
Finlandia, Noruega, Dinamarca, Islandia, Suiza, Países Bajos, Canadá, Nueva Zelanda, Suecia, Australia.

El informe de 2018 ha hecho hincapié en la felicidad de los inmigrantes de los 117 países estudiados, y concluye que estos alcanzan el nivel de felicidad del país al que se mudan. No solo los finlandeses son los más felices según el estudio, sino que sus inmigrantes también lo son.

La clave de la felicidad finlandesa es la confianza, tanto entre sus habitantes como hacia sus políticos.

Estas son algunas de las características de este “pequeño – gran” país:

La igualdad social
Desde el nacimiento de Finlandia como país (100 años), los dos pilares fundamentales de la sociedad han sido la igualdad y la educación.
Finlandia es uno de los tres países con la menor brecha de género en el mundo, según el Foro Económico Mundial. Entre otras cosas, cuenta con un largo permiso de paternidad que puede extenderse hasta seis meses.
En el ámbito económico, según UNICEF, Finlandia es el segundo país del mundo con menor desigualdad entre niños. Fueron los finlandeses los inventores, durante los años 30, de la popular caja-cuna con ropa, pañales y accesorios que el gobierno ofrece a las familias con recién nacidos. Además, este país es el cuarto con menor índice de pobreza del planeta.

La educación
Según el Foro Económico Mundial, la educación primaria finlandesa es la mejor del mundo, mientras que la universitaria se encuentra en tercer lugar. La educación no es cuestión de dinero en Finlandia, es gratuita hasta el bachillerato, y no existen las universidades privadas. Además, en la sociedad ha calado profundamente la idea de que la educación no termina con el bachillerato o la universidad. La formación es algo que debe darse a lo largo de toda la vida, y se fomenta tanto en casa como en empresas y administraciones. Los adultos finlandeses ostentan el tercer puesto en el ranking de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en conocimiento de Idiomas y Matemáticas.

La salud
Finlandia tiene un sistema de salud público, pero con copago en todos sus servicios. Los pacientes tienen que pagar por la atención primaria, los ingresos en el hospital, las urgencias y los fármacos con receta.  

La seguridad
Otro de los motivos por los que existe una gran confianza entre el pueblo finlandés, es la seguridad que no tiene nada que ver con el tamaño o la dureza de sus cuerpos policiales o de sus condenas. Finlandia es, según los datos de la Oficina europea de estadística, uno de los países europeos con menos policías por habitante: 140 por cada 100.000 personas.  Según el Foro Económico Mundial, Finlandia es el país más seguro del mundo para viajar. El Índice de la paz global 2017, elaborado por el Instituto para la Economía y la Paz, lo incluye entre los países más pacíficos del planeta.

El eco ambiente
Finlandia es el tercer país a nivel mundial en cuanto a calidad del aire y el país con más bosques de Europa.

Se dice que las comparaciones son odiosas…

17/04/2018

Che noia la noia!



La noia è quello stato d’animo che nasce dall’incapacità di provare interesse per il mondo, per le persone che ci circondano, per le cose che facciamo e che ha come conseguenza l’assenza di emozioni e l’apatia.

Chi si annoia vive una quotidianità dove niente lo emoziona, lo coinvolge e lo entusiasma, si sente inadeguato e incapace di raggiungere obiettivi e traguardi di vita. 
Chi si annoia ha imparato a reprimere emozioni, bisogni, desideri.

La noia insorge quando abbiamo smesso di sognare, di crescere, di porci degli obiettivi e la nostra vita è diventata statica e senza prospettive.

Come gestire la noia?

Imparare a dare valore a quello che si fa. La noia non si sconfigge cercando sempre nuovi stimoli ma cercando di trarre godimento e piacere dalle piccole cose della vita quotidiana, recuperando la capacità di sentire ed esprimere le emozioni.

Cercare di essere se stessi riconoscendo e dando valore ai propri bisogni e alle proprie emozioni. Questo atteggiamento permette di portare avanti i propri desideri, di scegliere in maniera spontanea, e di instaurare relazioni autentiche e soddisfacenti.

Dare il meglio di sé. Per sconfiggere la noia è necessario impegnarsi e dare il meglio di sé in tutti i campi, senza aspettare un’utopica situazione ideale.
Non dare nulla per scontato, avere uno sguardo curioso e aperto alle novità facilità il coinvolgimento e la nascita i nuovi interessi.

La natura umana è fatta per crescere, per evolvere, per migliorare. Cercare di migliorare e di imparare cose nuove è un potente antidoto alla noia.

La vita è troppo corta per annoiarsi…

Vi siete annoiati?


16/04/2018

Para una eficiente Educación, tres no son multitud…


Desde los primeros años de vida, un eficiente aprendizaje debe poder contar con tres protagonistas: Padres – Niño - Educador. La intercomunicación entre ellos garantizará una mejor formación del niño en todos los aspectos.  

Siempre que converso con algunos padres, denoto en la gran mayoría de los casos mucha angustia, preocupación, dudas sobre si la educación que están dando a sus hijos es la correcta. Los padres de hoy sufren una fuerte presión social ya que lo sistemas educativos promueven la competición mas no la colaboración y de eso justamente se trata: colaboración. Colaborar con nuestros hijos, con sus educadores y con sus escuelas. Es mucho más simple de lo que parece. El resto dejémoslo a nuestros maravillosos niños, ellos saben cómo aprender.

Los niños aprenden constantemente. Todo lo que está en su entorno y las experiencias a las que se enfrentan es motivo de aprendizaje para ellos. Tocar, explorar, saborear, sentir, moverse, jugar, ensayar, equivocarse, repetir, imitar, reír, llorar, son elementos claves para su desarrollo intelectual y emocional y por ende, para su aprendizaje. Las situaciones con las que los niños interactúan son estímulos para su desarrollo.


En el maravilloso e infinito recorrido del aprendizaje de los niños, los padres (presentes) y los educadores (atentos) jugamos un papel determinante. Somos facilitadores que decodificamos y trasladamos esos estímulos a los niños. Para ello, es absolutamente necesario que asumamos la gran responsabilidad de ese rol y estemos constantemente disponibles.

Los adultos facilitamos a los niños la comprensión de su entorno. Los juguetes y otros elementos contribuyen al aprendizaje, pero con eso no basta. Los niños aprenden menos cuando están solos. Con la presencia de un adulto, el aprendizaje se potencia notablemente.

Más allá de estar físicamente cerca y brindar afecto, cariño, protección y alimentación, los adultos debemos centrarnos en las necesidades e inquietudes de los niños y dar respuestas a éstas.

Todas estas prácticas realizadas a diario con dedicación y perseverancia, fomentan la curiosidad del niño y lo animan a querer seguir aprendiendo cosas nuevas. Ellos son aprendices insaciables. Todo dependerá de nosotros.

Por eso, una de las cosas que podemos hacer es crear siempre nuevos retos y desafíos que el niño tendrá que ir resolviendo. La mejor forma de hacerlo es a través del juego, una actividad clave para su aprendizaje. Crear retos cada vez más difíciles, pero alcanzables, a través de estrategias que se adapten al interés y a la capacidad de cada niño (recordemos que no hay dos cerebros iguales). Es fundamental una observación atenta y detallada del niño que nos permita definir cuáles son esos intereses y esas capacidades.

Un efectivo apoyo del adulto ayuda al niño a promover la concentración, la atención y la perseverancia. A través de diversas actividades, con la experimentación e intento de logros (Refuerzo Positivo), ayudamos a desarrollarle la autoestima.

A lo largo de toda la vida y desde cualquier contexto, es muy importante que nosotros los adultos (padres y educadores), cumplamos con este rol de facilitadores.

Seres humanos seguros, conscientes, pensantes, bien educados; ciudadanos que todo país desearía tener.

Depende de nosotros…

09/04/2018

La Filosofía y la fábrica de idiotas*…



*Del Griego διος [ˈidios] que, en la Antigua Grecia significaba ‘lo privado, lo particular, lo personal‘. El idiota era simplemente aquel que se preocupaba solo de sí mismo, de sus intereses privados y particulares, sin prestar atención a los asuntos públicos o políticos. En aquella época la vida pública era de gran importancia y no participar en ella era considerado deshonroso y aquel que no lo hacía era catalogado como un idiota, una persona preocupada solo de lo suyo.  




Como padres y educadores, todos nos hemos encontrado frente a incómodos momentos en los cuales nuestros hijos nos han hecho preguntas difíciles de responder.
Sabemos que a la base del aprendizaje de los niños están la Curiosidad, la Diversión y la Atención. Todos elementos que en la medida que crecemos y “maduramos” (nótense las comillas), desafortunadamente perdemos.
La enorme y maravillosa curiosidad que tiene un niño hace que él sea capaz de formular preguntas fantásticas y de gran lógica las cuales o son subestimadas por los adultos (“¡Qué preguntas son esas!” - “¡Deja de estar pensando en estupideces y ponte a estudiar!”), o no reciben una adecuada respuesta, consecuencia de la falta de Imaginación – Creatividad - Atención de las personas adultas (que tienen otras cosas “más importantes” en que pensar…).
Cada niño es un filósofo en potencia. Como padres y educadores, deberíamos no solo dejar de subestimarlo, sino también hacer todo lo posible para sacarlo a la luz.
La Educación actual sigue concentrada en trasmitir información (a veces, solo a veces, de muy alto nivel) que sirve para desarrollar el “saber hacer” de los niños. Por el contrario, el “saber ser” no es tomado en consideración. Eso lleva a que un niño, salvo que tenga la “suerte” de tener unos padres atentos, crece y se desarrolla solamente como una persona más que “sabe hacer algo”. Sin las herramientas culturales necesarias (que deben desarrollarse desde temprana edad), ese niño, cuando adulto no será capaz de formular y formularse preguntas, ideas, pensamientos, críticas que puedan ayudarlo a ser un “modificador” social. Será un integrante más de una masa de idiotas* muy apetecible a los gobiernos, a las redes sociales, a los publicistas.
La Filosofía, la disciplina que nos enseña a pensar, a cuestionar, a sacar conclusiones, a crear respuestas críticas a los problemas cotidianos, a vivir de forma reflexiva, es cada vez más ignorada en los programas de estudio. Tradicionalmente considerada como una materia demasiado abstracta y demasiado obtusa; una forma de conocimiento apta sólo para (algunas pocas) mentes plenamente desarrolladas. Sin embargo, juega un papel fundamental a la hora de formar ciudadanos comprometidos, con juicio propio.
Hasta el siglo pasado, se tenía la certeza que hasta los 11 o 12 años los niños no eran capaces de desarrollar el pensamiento crítico. Hoy en día, se comienza a comprender que los más pequeños no sólo son capaces de filosofar, sino que deben hacerlo.  

“Es necesario enseñar a los niños a filosofar. De ese modo aprenderán a pensar y a ser ciudadanos activos y comprometidos para construir un mundo mejor.” Matthew Lipman

Lipman se había percatado de que sus estudiantes eran capaces de recitarle toda la historia de la Filosofía, pero sin embargo no eran capaces de filosofar. Así que llegó a la conclusión de que debía ser en el colegio donde se aprendiera a pensar, a preguntarse sobre cuestiones filosóficas y a formar juicios razonables. Si no, sería demasiado tarde. 
Si enseñamos a los niños a filosofar, ellos aprenderán a pensar, podrán construir un mundo mejor, participar activamente en la sociedad, podrán ser ciudadanos activos y comprometidos, capaces de separar la verdad de la mentira, una capacidad muy necesaria en estos tiempos. Eso hace parte del “saber ser” que o se aprende en edad escolar o no se aprende.
El pensamiento filosófico no resulta complicado a los niños. Ellos poseen, de manera innata, una curiosidad insaciable y una enorme capacidad de admirar y emocionarse delante de lo que descubren. Debemos lograr estimular esas “cualidades filosóficas”.
Para lograrlo nosotros adultos, padres, educadores antes debemos haber desarrollado Empatía y Escucha Activa, dos habilidades de la Inteligencia Conversacional que son muy poco usuales en nuestras sociedades.
Uno de los modos de enseñarles a filosofar podría ser, luego de escucharlos atentamente, parafrasear las preguntas que nos hacen pidiéndoles su opinión. Nos asombraríamos de las respuestas.
Es necesario que sean los propios niños los que descubran las premisas de las ideas y lo que implican. Para ello, es imprescindible que los adultos adoptemos una posición neutral, sin interferir en sus juicios y opiniones, dejando a los niños expresarse libremente.
No basta con que los padres y educadores tengamos espíritu crítico para poder enseñar a filosofar a los niños: debemos nosotros mismos ejercitarnos en esa práctica, saber formular y formularnos las preguntas adecuadas.
El problema es que filosofar en tiempos de internet y de redes sociales, de distracciones, de inmediatez, de exacerbado materialismo, de superficialidad, se ha convertido en algo muy complicado, aburrido, inútil. Para entablar un diálogo filosófico, debemos prestar atención al otro, debemos tener tiempo para reflexionar, para pensar, para profundizar. No hay tiempo (ni ganas) para eso…
La sensación es que algunos (muchos) no quieren que pensemos por nosotros mismos, no quieren que seamos capaces de discernir las mentiras de las verdades, que seamos capaces de contribuir con soluciones innovadoras y creativas al mejoramiento de la humanidad. La mejor manera de lograrlo es limitando cada vez más las asignaturas de tipo humanístico: Filosofía, Historia, Literatura, Arte para así seguir “fabricando” idiotas.

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