Jugar no solo es importante por su carácter lúdico y
de diversión, sino también por su función educativa y de aprendizaje.
El juego es una actividad necesaria para que el
cerebro de los niños se desarrolle de una forma integral. Les permite
representar, explorar, construir, descubrir y conectarse con el mundo que los
rodea.
A medida que el cerebro se va desarrollando y va adquiriendo otras
habilidades, la forma de juego también irá variando, mas no desapareciendo.
El juego en el Aprendizaje debe utilizarse en todas
las edades.
El cerebro necesita repetir las cosas para poder
aprenderlas y una buena forma es por medio del juego. En el caso de los niños,
ellos juegan no sólo para repetir situaciones que les gustan, sino también,
para elaborar las que les producen dolor. Los niños representan a través del
juego situaciones vividas por ellos mismos o por sus familias.
El juego es una forma de expresión de lo vivido sin
lenguaje oral, que ayuda a elaborar conceptos y a resolver posibles conflictos.
Los
niños, a través del juego, pueden desarrollar diferentes capacidades:
Afectivas:
Es una forma de contacto entre los niños que contribuye al desarrollo de
empatía, de estrechar relaciones y fortalecer los vínculos.
Emocionales:
Los niños pueden expresar y satisfacer sus deseos. Es una buena forma para
poder expresar sus emociones y descargar energía.
Sociales:
Favorece el aprendizaje y el cumplimiento de normas para poder jugar.
Creativas:
Hay infinitas formas de juego y combinaciones posibles. Es muy positivo que los
niños dejen volar su imaginación a través de él.
Físicas:
Los niños ejercitan su coordinación psicomotriz y la motricidad gruesa y fina y
contribuye a un buen desarrollo físico.
Sensoriales:
Desarrollan la capacidad de diferenciar formas, tamaños, olores, sonidos,
texturas, etc.
Nosotros,
como Educadores debemos:
Jugar con
nuestros estudiantes con el objetivo de compartir con ellos un momento
divertido en donde se consolidarán aún más los lazos afectivos.
Recordar
que el jugar no siempre tiene que ser algo didáctico.
Participar
activamente en el juego que los alumnos estén realizando.
Dedicar un
tiempo todos los días a jugar libremente y sorpresivamente.
Utilizar
diferentes materiales para jugar y llevarlos a comprender que los objetos
pueden tener una función diferente a la esperada. Eso les ayudará a desarrollar
la imaginación y la creatividad.
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