Nosotros los
educadores debemos estar conscientes de un elemento fundamental que tiene que
ver con nuestros estudiantes: Dejamos huella. Esa huella puede ser positiva,
constructiva o por el contrario negativa, destructiva.
Seguramente todos nosotros
recordamos aquellos maestros y profesores que de alguna manera lograron despertar
en nosotros emociones. En lo personal, prefiero ser recordado positivamente así
que siempre doy prioridad a la calidad de la relación con mis estudiantes antes
que la del curriculum.
No olvidemos que
nuestro cerebro aprende solamente algo que le emociona, de alguien que le
emociona.
Dejaremos huella
si…
…despertamos
curiosidad. El estudiante curioso aprende mejor, con más interés y más
implicación. Animemos a nuestros alumnos a preguntarse siempre las causas y los
efectos, a indagar acerca de las afirmaciones que aparecen en los libros de
texto o a buscar más información sobre los detalles que les llamen la atención.
Organicemos debates y compartamos en clase.
…les enseñamos a
aprender. Ofrezcamos a nuestros alumnos herramientas y estrategias para que
ellos mismos construyan su propio aprendizaje. Aprender activamente resulta
mucho más eficaz que hacerlo de forma pasiva y además crea hábitos, pautas y
recursos que se podrán utilizar en cualquier materia y en cualquier ámbito para
actuar de manera autónoma.
…los
acostumbramos a pensar. Fomentemos el pensamiento crítico animándolos a utilizar
la lógica y la argumentación, a analizar lo que ocurre a su alrededor para
cuestionarlo y a decidir por ellos mismos. Son destrezas que utilizarán a lo
largo de la vida y cuyo aprendizaje nos agradecerán para siempre.
…les mostramos
el lado práctico del conocimiento. Siempre que sea posible, contextualicemos la
información que estamos transmitiendo a nuestros alumnos. Nuestro cerebro
asimila mejor los conceptos concretos más que los abstractos. Experimentos,
excursiones, salidas, anécdotas, enigmas, problemas sobre temas que les afectan
directamente y a los que tendrán que enfrentarse en sus vidas.
…los
sorprendemos. Seamos creativos y busquemos nuevas ideas para que nuestras
clases resulten diferentes y motivadoras. Así mantendremos el interés de
nuestros alumnos y comprobaremos qué técnicas funcionan mejor a la hora de
enseñar. Recordemos que cuando uno enseña, dos aprenden.
….si fomentamos el amor por la lectura. Un libro, un personaje o una historia que los apasione harán
que nunca olviden a su profesor. Leamos con ellos fragmentos de cuentos que les
gusten, formemos una biblioteca en el aula, animémosles a traer a clase sus
libros favoritos.
…les
transmitimos valores. Los estudiantes pasan muchas horas de sus vidas en las escuelas
entre números, conceptos, trabajos, exámenes y notas. Tenemos que crear espacios
para la conciencia social, la tolerancia, el respeto, la reflexión y el resto
de valores que harán de ellos ciudadanos comprometidos y responsables.
…los escuchamos.
El aprendizaje es un proceso comunicacional a dos vías: Nuestros alumnos
aprenden de nosotros, pero nosotros también aprendemos de ellos. Practiquemos
la empatía, tratemos de entenderlos; seguramente nos sorprenderán. Recordemos que
no hay dos alumnos iguales por ende, debemos fomentar la integración en clase y
prestar atención a los que se sienten más solos o aislados.
…mantenemos una
actitud positiva. El humor y la diversión son herramientas indispensables en el
aprendizaje. Debemos transmitir el entusiasmo y la alegría de aprender y lo
mucho que se puede disfrutar compartiendo conocimientos y experiencias.
…somos justos.
Los pequeños enfrentamientos con nuestros alumnos son inevitables, pero será
nuestra capacidad para gestionarlos lo que marque la diferencia. Mantengamos la
calma, dejemos claros los motivos de nuestra resolución y actuemos con
justicia.
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