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07/08/2019

La pregunta que por décadas evitamos hacernos…



Timbre…entran, se sientan, se callan (no todos), están atentos (tratan), oyen (no escuchan), toman apuntes, memorizan, afrontan pruebas y exámenes con lo memorizado y esperan lo único que importa: el tan temido resultado. Este es el proceso de aprendizaje en la mayor parte de los centros educativos del Occidente. Alumnos, profesores, familias lo aceptan sin discutir.

La pregunta temida y evitada desde hace décadas es: ¿realmente aprenden?

¿Qué y cómo debe aprender un alumno para lograr que su aprendizaje sea eficiente, eficaz y que tenga un verdadero significado para él?

Aprender a aprender: Activar la curiosidad, la motivación, el placer por aprender, por conocer.

Aprender a hacer: Descubrir los talentos, las fortalezas, el ritmo personal, el autoconocimiento.

Aprender a coexistir: Establecer interrelaciones, resolver conflictos, gestionar el trabajo en equipo.

Aprender a ser: Desarrollar la propia personalidad, la propia responsabilidad, la propia autonomía, la autoevaluación y el pensamiento crítico.

Para lograr estos puntos, las tareas que presentemos a nuestros alumnos deben contener un reto para activar la curiosidad, la atención, la motivación para así lograr un objetivo tangible.

Activar el placer por conocer, por investigar, para que se sientan dueños de su propio proceso de aprendizaje, para que puedan explorar fuentes de información, decidir qué es importante y qué es secundario, lograr un aprendizaje auténtico, conectando los conocimientos ya adquiridos y los nuevos con el mundo real, con un proyecto, explorando sus talentos, sus fortalezas y sus debilidades, el todo a sus propios ritmos.

Durante todo este proceso, los alumnos tomarán decisiones individuales y grupales, reflexionarán, realizarán críticas y revisiones, borrarán, romperán, reestructurarán el contenido y para ello han de relacionarse, de resolver los conflictos que vayan surgiendo, poniendo en la balanza la responsabilidad, la autonomía de cada miembro del equipo que trabaja en el proyecto; estarán aprendiendo a ser equipo.

De esta manera convierten el reto en algo tangible, concreto que todos, compañeros, educadores, familias evaluarán reconociendo el esfuerzo, el talento desarrollado, el espíritu emprendedor y el pensamiento crítico que han adquirido en el recorrido.

En conclusión, aprenden…


25/06/2019

Escuela y Hogar…



“Aprender es importante, cómo lo hacemos, no.”

La mayoría de los trastornos emocionales que sufrimos los adultos todos, sin excepción, se originaron en nuestra infancia. En las escuelas hay multitudes de niños temerosos, incompetentes, sometidos, sin estima personal. La escuela y sus educadores tienen ardua tarea (mas no sustitutiva a la de los padres) de tratar de pulir esas “asperezas del alma” de cada niño para que su desarrollo como persona sea lo más satisfactorio para él y su entorno.


En ese camino, en ese proceso comunicativo, el educador deberá estar muy atento no tanto a “qué” dice sino “cómo” lo dice.

Todo buen educador, y pido disculpas por ser repetitivo, debe haber desarrollado una muy eficiente “Inteligencia Conversacional”. La educación es, básicamente un proceso comunicativo.

En todos los países en que he estado colaborando en estos últimos años, he encontrado maestros, profesores, educadores de altísimo nivel académico pero con muy escasa capacidad comunicacional.

El contenido de lo “qué” enseñamos viene luego de “cómo” lo enseñamos. Crear un buen ambiente en el aula donde prive una sana y cordial convivencia es fundamental para que esos pequeños (mas no menos maravillosos) cerebros de nuestros alumnos estén en la mejor disposición para aprender. Eso dependerá mucho de la comunicación empática del profesor.

La verdadera clave del aprendizaje de nuestros estudiantes, se encuentra en la manera en que nos relacionamos con ellos. El todo completado por los padres que juegan un rol importantísimo en estos primeros años de formación. Una trilogía Alumno-Padres-Educador que cuando funciona, garantiza un eficaz, eficiente y (siempre) feliz aprendizaje y formación de individuos.

“En la escuela no deben aprenderse sólo contenidos, sino también costumbres y valores.”
(Papa Francisco).

10/06/2019

Educación y Longevidad…


La economía occidental, basada en la acumulación de riqueza y el consumismo, fomentó la creencia de que a mayor riqueza, más larga y mejor será nuestra vida. Nadie puede negar que mayores ingresos equivalen a más recursos para invertir en salud y “nivel de vida” (a no confundir con “calidad de vida”). Sin embargo, gracias a la Neurociencia, se ha puesto de manifiesto que existe una correlación aún más importante: la que se produce entre nivel educativo y esperanza de vida.
A lo largo del siglo XX la esperanza de vida aumentó en todos los países occidentales, independientemente de su renta per cápita. Entre las causas de la mejoría se cita la tecnología, las vacunas, los servicios públicos de salud, las terapias, una mejor nutrición y, sobre todo, la educación.
Investigaciones recientes confirman que la asociación entre educación y longevidad es mayor que la correlación existente entre renta per cápita y longevidad. Así podemos afirmar que la educación es un factor determinante para disminuir el nivel de mortalidad de una sociedad.
La educación es la responsable de un mejor control sobre las decisiones vitales y un futuro más alentador. Es evidente que las personas más y mejor educadas soportan mejor los procesos de transición o dificultad durante sus vidas. En contraste, se detecta un aumento del consumo de alcohol y drogas entre la población con menos logros educativos (no menos ingresos). Un dato sumamente importante a la hora de actuar políticas de inversión pública en educación.
La educación lleva asociadas unas habilidades cognitivas que favorecen una cultura del cuidado personal y familiar que se expresa a través de hábitos saludables. Ejemplos de estos hábitos pueden ser una adecuada nutrición, la práctica de algún deporte, una mayor higiene, una buena relación comunicativa con el entorno familiar, laboral y social.
La educación favorece el desarrollo de un pensamiento crítico que promueve que la persona evite factores de riesgo como el alcohol, el tabaco o las drogas ilegales y tome mejores decisiones.
La educación permite acceder a mejores puestos laborales, más seguros, más cómodos y más gratificantes bajo todo punto de vista.
La educación se traduce en que las personas toman en mayor consideración los tratamientos médicos y en una menor tendencia a abandonar las terapias pautadas.
La educación induce una disposición más favorable hacia experiencias que se sabe, tienen un efecto “protector” como leer, conversar, compartir, viajar o plantearse nuevos retos de aprendizaje, impulsando una existencia cualitativa y saludable.
Pero la educación no solo se traduce en mejores hábitos de salud. Está demostrado que la educación en general aumenta la densidad de sinapsis en nuestro cerebro y esta posibilidad de mejora se mantiene a lo largo de nuestra vida con cambios adaptativos en el cerebro, sobre todo en mejoras en el pensamiento abstracto y en la capacidad de planificar.
Esta relación entre educación y esperanza de vida nos lleva a proponer nuevas propuestas de políticas educativas.
Un sistema educativo que se esfuerce por evitar el fracaso (o la deserción) escolar desarrollando las habilidades blandas (soft skills) juntamente a las duras (hard skills), es una de las mejores y más eficientes herramientas, que se traduce en una mayor posibilidad de ascenso social, un incremento de la adaptación a circunstancias adversas, un mayor reconocimiento al mérito y al esfuerzo, una optimización de recursos, un incremento de la supervivencia después de impactos de cualquier tipo y el formar parte de una sociedad más inclusiva, competitiva y justa, feliz.

La educación nos hace más libres y más felices por ende, nos hace vivir más y mejor.

05/06/2019

Cuando uno enseña, dos aprenden…







No hay dos cerebros iguales, por consecuencia podemos afirmar que no hay dos educadores iguales. Premisa esta última que aunque parezca obvia, no es tomada en consideración a la hora de elaborar proyectos educativos y de calificar a cada educador por sus métodos y logros.







Existen tantas formas de enseñar como docentes en el mundo; cada uno utiliza sus propias técnicas y sistemas para sus clases. Lo que importa son los resultados no solamente académicos sino también emocionales.


Entre tanta diversidad, sin embargo, hay algunas características que acomunan a todos los buenos docentes.

1. Disfrutan enseñando.
A pesar de los horarios (y de algunos alumnos) extenuantes, un buen docente es siempre feliz dando clase.

2. Hacen la diferencia
Un buen educador hace sentir especiales a sus alumnos desde el momento que ingresan a su aula y siempre está disponible dentro y fuera de ella.

3. Actúan positivamente
Siempre carga buena energía y la sabe transmitir a su salón de clase. Sonríe y ríe. Nunca está desanimado, triste, somnoliento o de mal humor.

4. Conectan con sus alumnos
Este es, según mi opinión, la habilidad más importante de un buen educador: Poseer una gran capacidad empática y comunicativa.

5. Dan todo por el todo
Demuestra constantemente el amor que tiene hacia su profesión e inspira a los demás con su buena labor.

6. Son organizados
Organiza con tiempo y meticulosamente sus actividades.

7. Tienen mente abierta
Un buen docente sabe que no hay dos cerebros iguales y que trata con diferentes tipos de personas por eso está siempre abierto a nuevas ideas y diferentes opiniones.

8. Fijan normas
Crea estándares y normas de competitividad para él mismo y sus estudiantes con gran asertividad y eficacia.

9. Utilizan (con justa medida) las nuevas tecnologías
Las nuevas tecnologías son grandes aliados, sabe cuándo utilizarlas, cómo utilizarlas y hasta cuándo utilizarlas. A pesar de ello es un ferviente convencido que la prioridad en el proceso de aprendizaje sigue siendo el contacto humano.

10. Promueven cambios
Evalúa constantemente fortalezas y debilidades de cada alumno y crea estrategias de cambio. No clasifica, no juzga, no aparta. Todos sus alumnos merecen el mismo respeto y trato.

11. Incentivan la reflexión
Toda información transmitida a sus estudiantes es materia de discusión, de reflexión. Educa a no aceptar nada por verdad absoluta. Estimula el desarrollo del pensamiento crítico.

12. Aprenden
Un buen educador está constantemente actualizado y cada sesión es para él motivo de un nuevo aprendizaje.

Cuando uno enseña, dos aprenden…



02/05/2019

Una nueva (y necesaria) Inteligencia: la Informacional…




Como apéndice de mi post en mi blog sobre la ignorancia – Saber o (no querer) saber -, me gustaría destacar un fenómeno que a pesar de haber existido desde que nació el habla, hoy en día por determinadas circunstancias adquiere una dimensión muy importante y en muchos casos, muy preocupante.
El fenómeno de la desinformación no es nuevo. Lo que sucede hoy con la llegada de Internet y Redes Sociales, es que se está intensificando. Internet y Redes están permitiendo que la información se “democratice” y llegue a más personas pero al mismo tiempo permiten también que información falsa se produzca, se difunda y se expanda a velocidad y proporciones nunca antes vistas, produciendo el efecto diametralmente opuesto: el desinformar.
Según mi opinión la mejor y única arma es y será la educación.
Existen tres “laboratorios” de educación: 1. El hogar – 2. El colegio – 3. El ambiente. Los tres deberían funcionar juntos y separadamente para lograr resultados eficaces. Los padres, la escuela, los profesores deben aportar a la preparación de las futuras generaciones a desarrollar un pensamiento crítico: Enseñar a los más jóvenes a cuestionarse es fundamental para sostener las verdaderas democracias y mejorar las falsas democracias.
El pensamiento crítico debe insertarse en todo programa de educación cívica y enseñarse en todas las aulas, a todos los estudiantes (independientemente de su edad y/o el grado que estén cursando) para que logren ser capaces de analizar y cuestionar toda la información que constantemente reciben. Eso genera un impacto positivo y necesario para el fortalecimiento de las sociedades civiles.
La Inteligencia Informacional (Media and Information Literacy – MIL) es una competencia indispensable para el futuro. La UNESCO la define como un conjunto combinado de conocimientos, habilidades y actitudes necesarias para la vida y el trabajo de hoy y abarca todos los tipos de medios de comunicación y otros proveedores de información como: bibliotecas, archivos, museos e Internet.
Este conjunto de competencias ayudará a los ciudadanos de toda edad a comprender las funciones de los medios de comunicación y de información, a evaluar críticamente los contenidos y a tomar decisiones como usuarios y productores de información.
Deben implementarse iniciativas educativas para enseñar Inteligencia Informacional, alfabetización mediática en todo tipo de centros educativos a través de aulas virtuales, cursos abiertos en línea, asociaciones, empresas digitales, medios de comunicación, etc. Día a día se hace más evidente que se necesitan nuevas iniciativas para educar no solo a estudiantes, sino a padres y profesores a procesar los inmensos flujos de información que recibimos diariamente.
Italia, por ejemplo, desde 2017, lanzó un programa que consiste en clases para enseñar cómo reconocer noticias falsas y cómo verificar la información. La primera fase incluyó 8,000 escuelas y aproximadamente 4 millones de estudiantes.
Un tema que a pesar de ser de trascendental importancia, aún no se ha posicionado como prioridad educacional.
Aquí les dejo el manifiesto de la Unesco sobre las 5 Leyes de la “MIL”.






22/04/2019

Saber o no (querer) saber…



La ignorancia (del latín ignorare=no saber) es la falta de conocimientos, un estado de desinformación o una carencia de comprensión que puede llegar a ser inducida.

La Agnotología (del griego agnosis=desconocer) es el estudio de la ignorancia culturalmente inducida y afirma que hay dos tipos de ignorantes:


1.      El ignorante sensato que sabe que no sabe.
2.      El ignorante necio que no sabe (o no quiere saber / admitir) que no sabe.

El primer caso implica que, de cierta forma, esa persona no es responsable de su ignorancia, simplemente arrastra consigo esa carencia de información pero al ser consciente de ello y aceptarlo, decide tomar dos caminos: informarse al respecto o seguir desinformado.

El segundo caso implica que la ignorancia se basa en algo que esa persona debería conocer pero no conoce o en una experiencia que debía haber vivido pero no lo hizo. En este caso el ignorante sí es responsable de su ignorancia pero al no reconocerlo o actuar como si no fuera necesario, pasa a ser un “ignorante motivado”: una tipo de “raza humana” en rápida expansión a nivel mundial que está originando todo tipo de conflictos.

La “ignorancia motivada” es cuando elegimos, de manera más o menos consciente, no saber más, no profundizar, no comprender. El ignorante profundo se niega a adquirir conocimiento. Esa ignorancia es terriblemente peligrosa porque suele conducir a posturas extremas y cercena nuestra capacidad de pensamiento crítico y elevado dejándonos a merced de nuestros más bajos e irracionales instintos. Sin contar que el “ignorante motivado” es fácilmente manipulable permitiendo así que otro (s) decida (n) en su lugar. Es la peor de las ignorancias.

Cuando ya tiene una idea formada, el ignorante motivado elige no escuchar o dar valor a los argumentos contrarios. Él no opina; él decreta cada vez que habla, imposibilitando toda intervención de su interlocutor. Como resultado, obtiene la incomunicación, el aislamiento, el desarrollo de emociones negativas, el rechazo social (aunque muchas veces, disimulado).

El ignorante profundo desarrolla una concepción del mundo acorde con sus ideas y creencias (Mapas Mentales – cit. Enseñar Sin Enseñar) y teme que las opiniones contrarias puedan desestabilizar esa realidad. Prefiere ignorar todo lo que no se corresponde con su visión. Idolatra las “fake news” de las redes sociales. Así se limita a oír (jamás a escuchar) solo lo que quiere oír para evitar entrar en contradicción con su postura. En parte, la ignorancia motivada es una expresión de miedo, inseguridad y muy baja autoestima. Sus orígenes se remontan a la infancia. En casa o en el colegio, frecuentemente se les inculca a los niños que si no saben algo que otros conocen, es mejor callar y conformarse. No se desarrolla la curiosidad, la peor enemiga de la ignorancia.

La ignorancia así se va revistiendo de un halo negativo y eso genera una paradoja porque para superar la ignorancia primero debemos reconocerla, pero no podemos reconocerla por miedo a que nos tachen de ignorantes. Frecuentemente el ignorante presume de saber, sin saber, para así evitar de demostrar el no saber.

Superar la ignorancia no es difícil, es suficiente con informarse, pero la premisa es que por un lado aceptemos nuestra ignorancia y por el otro, nuestro deseo de conocer sea más fuerte que la ignorancia misma. 

La ignorancia es una zona de confort en la que el ignorante motivado se siente a gusto sumándole a ello el miedo a todo lo que podría desafiar sus creencias, sus certezas. El verdadero ignorante no es el que no sabe sino el que no quiere saber.

El primer paso para combatir y derrotar la ignorancia es desarrollar una mentalidad de continuo crecimiento y aprendizaje. Una mentalidad abierta que nos permita explorar el mayor número de posibilidades. Debemos desarrollar la capacidad de poner siempre en duda lo que damos por sentado, nuestros estereotipos, nuestros prejuicios, nuestros dogmas, nuestras creencias.

Una capacidad que hay que adquirir desde muy temprana edad para así evitar vivir en una zona de miedos, rencores e incomprensiones y falsas expectativas. Una habilidad que nos hará realmente libres, inmunes a todo tipo de manipulación.



“Las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que primero hablaban solo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad. Ellos eran silenciados rápidamente y ahora tienen el mismo derecho a hablar que un premio Nobel. Es la invasión de los idiotas". 
Umberto Eco

  Los personajes y hechos narrados en este artículo NO son completamente ficticios. Cualquier parecido con personas verdaderas (o falsas), vivas, semi vivas o muertas, o con hechos reales NO es pura coincidencia.



08/04/2019

Cerebro: cuidados para un eficiente funcionamiento…


El cerebro es nuestro órgano más preciado. Funciona 24/7/365 (no el de todos…) por lo que utiliza una gran cantidad de energía. Para ello requiere de nuestro apoyo constante para mantenerse en buen funcionamiento.


¿Cómo podemos mantenerlo en forma a lo largo de toda nuestra vida?

Ejercicio.
La actividad física está claramente relacionada con la salud del cerebro y su función cognitiva. Un estudio reciente de la revista Neurology reveló que las personas mayores que hacen ejercicio vigoroso obtienen resultados en las pruebas cognitivas equivalentes a personas con 10 años menos.

Alimentos y Especias.
El cerebro requiere aproximadamente el 20% de los recursos energéticos del cuerpo, a pesar de que su volumen es sólo un porcentaje muy pequeño. Comer alimentos sin procesar conduce a una fuente más constante de energía y de sensación de bienestar. (Cúrcuma, canela, comino, clavo, albahaca, menta, orégano, perejil, romero, salvia, etc.).

Vitaminas y minerales.
Las vitaminas son fundamentales para el funcionamiento y oxigenación del sistema nervioso central y cuya deficiencia puede conducir a los síntomas cognitivos como la pérdida de memoria. (B9, B12, C, D, E).

Café y Cacao.
Buena noticia para los amantes del café (me incluyo) sabemos el bien que nos hace esta bebida especialmente en las mañanas. De hecho, nuestra cognición parece un poco “borrosa” sin ella. Además, su consumo también se ha relacionado con un menor riesgo de depresión, e incluso de las enfermedades de Alzheimer y de Parkinson. Esto es en parte debido a que, como el cacao, el café ayuda a mejorar la salud vascular y también puede ayudar a reparar el daño celular al actuar como antioxidante.

Meditación.
La meditación se ha relacionado con un aumento del volumen cerebral en ciertas áreas de la corteza cerebral. Sirve también a nuestro cerebro a controlar las emociones negativas tale como el miedo y la ansiedad. La meditación también ayuda a mejorar la atención y la concentración.

Actividad Mental.
Mantenerse intelectualmente activo a lo largo de toda la vida es muy importante para lograr que nuestro cerebro siga creando y modificando conexiones neuronales. La actividad mental constante no puede evitar que el cerebro desarrolle una enfermedad (como el Alzheimer), pero sin duda puede alejarla o disminuirla en su intensidad. Estudiar otro idioma es uno de los mejores modos.

Dormir.
Nuestro cerebro no descansa, mucho menos mientras estamos durmiendo. Consolida los recuerdos y limpia las conexiones innecesarias. La falta de sueño incide notablemente en la salud de nuestro cerebro. Se la vincula a una baja función cognitiva, a una escasa capacidad atención y concentración, ligadas a una dificultad en el aprendizaje y el pensamiento creativo. Adicionalmente directamente incide en nuestro estado de ánimo.

Pensamientos negativos.
Por último mas muy importante es que evitemos el generar pensamientos negativos ya que al hacerlo nuestro cerebro no solo debe utilizar una gran cantidad de energía (que en vez podríamos aplicarla para cosas productivas), sino que se pueden dañar las estructuras neuronales que regulan las emociones, la memoria y las sensaciones. 

Learning and Social Class...







Learning a foreign language is hugely beneficial in a myriad of ways.







A new language can help in the fight against depression, provide countless job opportunities, and give you a greater understanding of the world around you. However, learning a new language is not something that comes effortlessly to everyone’s brain.

Many things can influence its ability to learn a language. One in particular to be consider a “touchy” topic is: social class. Many people believe that hard work is the only thing necessary in order to succeed. That is a remarkable truth. However, it also depends on social economic condition.

Students’ brains from impoverished or low-income backgrounds are not the same when compared to their higher-income peers.

We already know that our brain needs calm, serenity, attention and stimulation to be ready to learn. An environment of low-income families with no history of higher education, frequent access to books, and a stable learning environment at home determines how our brain is ready to assimilate new information.

The lack of motivation leads to drop more easily than their fellow brains for whom higher education is an expected part of life. Studies show that children from low-income backgrounds still tended to be up to eight months behind their higher-income peers in middle school – even with the advantage of hands-on parenting. Researchers believe that some of this is due to the homes these children come from. Those from higher-income households had parents who usually held professional and managerial positions and could afford supplemental tutoring to help them along if they fell behind. On the other hand, lower-income students were more likely to come from families where unemployment was a big issue and where lack of money carried over into scholastic struggles.

Social class can indeed affect all areas of learning. However, what about language in particular? Language suffers more than other standard school subjects because in many countries learning a language is usually consider not important while students are encouraged to excel at math, reading, and science. Actually new language learners are still a little group of fortunate children. Children from middle-class or high income households are more likely to look at language as an asset. They tend to have a clear idea of the benefits and impact being multilingual can have in business and on a global scale. These students are also more prone to travel abroad and interact with people from foreign cultures. Unfortunately, this sometimes means that lower-income kids are left behind, simply because they cannot afford to travel.

Although social class can impact how likely someone is to learn a language, it does not mean doing so is outside of anyone’s reach. Scientists say that anyone is capable of learning a foreign language and in our modern age, the internet has the power of placing the world at our feet. Learning a language has never been so easy with excellent language teachers and free online tools such as language placement tests just a click away.

The power to dominate a new language lies with us. With dedication, discipline, and the right tools, we can do it regardless of our social background.


19/03/2019

Serlo o no serlo…










Generalmente relacionamos la inteligencia a la capacidad de retener información (aprender) o, muchas veces, al nivel cultural de una persona. 









Ser inteligente va mucho más allá de esas capacidades. Una persona inteligente posee habilidades sociales, facilidad para relacionarse con el resto del mundo, capacidad de comprender y situarse emocionalmente en el lugar del otro. La suma de todas esas capacidades conforma una persona realmente inteligente.

El comportamiento de tales personas se basa en criterios, acciones, pensamientos muy bien definidos y conocerlos nos pueden servir a la hora de tratar de entender si estamos frente a una persona realmente inteligente o no.

·         Las personas inteligentes son flexibles y abiertas a escuchar las opiniones de los demás a pesar de ser distintas; suelen reflexionar y modificar su manera de pensar respecto a un tema dependiendo de los argumentos que le propongan. Las personas inteligentes no se aferran a una idea o una convicción por sobre todas las cosas, sino que poseen la capacidad crítica y de análisis para modificarlas continuamente.
·         Las personas inteligentes se caracterizan por ser escépticos de todo y todos, lo que implica dudar y desconfiar sobre cualquier cosa: antes de creer lo que se les plantea, prefieren comprobar su veracidad.
·         Las personas inteligentes son capaces de interpretar y comprender sus propias emociones al igual que las emociones del otro. Son expertos en empatía.
·         Las personas inteligentes nunca alardean sobre argumentos que conocen y mucho menos sobre los que no conocen. Admiten y reconocen sin ningún tipo de vergüenza, cuando son completamente ignorantes sobre un tema o no lo conocen con tanta profundidad como para dar una opinión.
·         Como expertos en empatía, las personas inteligentes saben formular preguntas abiertas y poderosas a los demás para luego escuchar (no oír) con mucha atención sus respuestas. Preguntas que también se auto formulan sin ningún tipo de problema; no le temen a la autocrítica.

18/02/2019

Maestras al borde de un ataque de nervios…


Una de las tareas más complicadas para un docente es lograr que, durante la clase, sus alumnos permanezcan atentos y en silencio. 


El lenguaje verbal, no verbal y para verbal o los juegos, son algunas estrategias que se pueden utilizar para conseguir un clima adecuado para fomentar el aprendizaje y el silencio en el aula. Pero antes de saber cuáles son los métodos más adecuados para lograrlo es recomendable que nos autoevaluemos; una autocrítica constructiva y sincera es siempre una excelente herramienta de mejoramiento. 

Nuestra estrategia educativa utilizada y las técnicas que aplicamos son fundamentales para lograr atención y silencio. Analicemos si estamos aplicando metodologías dinámicas o, por el contrario, estáticas (clases magistrales); si el tono de voz que utilizamos es el correcto y si el ritmo de las explicaciones es demasiado rápido o demasiado lento.

Para facilitar que los alumnos permanezcan en silencio, previamente, hay que establecer (siempre juntos) normas: es una muestra de mutuo respeto. Una vez interiorizadas las normas, es posible recurrir a estrategias vocales, escritas o usar el lenguaje físico.

Podemos utilizar objetos conocidos aparentemente fuera de contexto, inusuales: un semáforo, una caja de música, unos banderines, un temporizador. Total creatividad, sin límites, siempre. Por ejemplo, si apagamos la luz repentinamente, los estudiantes luego de unos momentos de ruido, se calmarán.

Donde hay sorpresa, hay emoción; donde hay emoción, hay atención; donde hay atención, hay concentración, por ende silencio. 

Lo más importante es que lleguemos todos los días con una gran motivación (intrínseca) y ganas de reencontrar a nuestros alumnos con los cuales pasaremos buena parte de la jornada (y de nuestras vidas…)  



04/02/2019

La doble cara del elogio…






"Si le digo constantemente a mi hijo que él es una maravilla, cuando crezca será un adulto feliz, confiado y con una alta autoestima. Puede que sí, puede que no."






Focalizarnos exclusivamente en los éxitos del niño, puede ser contraproducente.


Se hicieron experimentos en donde participaron más de 400 niños, con edades comprendidas entre 10 y 12 años. Al finalizar, los científicos calcularon las puntuaciones, pero les dieron a los pequeños una retroalimentación falsa. A algunos niños les dijeron que lo habían hecho bien, que habían resuelto correctamente el 80% de los problemas. A otro grupo les dijeron que debían ser pequeños genios para haber podido resolver tantos problemas. Y a un tercer grupo simplemente no les dijeron nada.

Según la teoría del elogio, el simple hecho de alabar la capacidad del niño, puede tener un efecto muy positivo sobre su desempeño. Sin embargo, los resultados no solo revelaron que esta hipótesis no era cierta sino que además mostraron que los elogios tenían un efecto negativo.

En la segunda etapa del experimento, los investigadores les dijeron a los niños que podían elegir entre dos tareas: una era muy difícil (un desafío en el que podían fracasar) y otra era fácil (probablemente la harían bien pero aprenderían muy poco). Curiosamente, aproximadamente el 65% de los niños que habían sido elogiados y catalogados como “genios” optaron por la tarea fácil. Solo el 45% de los niños a los que no se les dijo nada escogió la tarea más sencilla.

Así, se observó que los pequeños que habían recibido muchos elogios eran más propensos a evitar los desafíos y las situaciones difíciles, apostando por las tareas más fáciles.

En la tercera etapa del experimento, los investigadores les facilitaron a los niños más problemas. Esta vez eran aún más difíciles que los primeros a los que se habían enfrentado. Al terminar, les preguntaron si habían disfrutado de la tarea y si les gustaría llevarse problemas similares a casa.  Entonces surgieron diferencias aún más dramáticas entre los grupos. Los niños que habían recibido más elogios reconocieron que habían disfrutado menos de la actividad y eran menos propensos a seguir resolviendo problemas en casa.

En la cuarta y última etapa del experimento, los investigadores les pidieron a los niños que hicieran una prueba final. Se trataba de resolver una serie de rompecabezas bastante sencillos, del mismo nivel de complejidad de los que les presentaron por primera vez. En este punto, se apreció que quienes habían sido elogiados, obtuvieron puntuaciones más bajas que los demás, e incluso eran peores que las suyas, al inicio del experimento.
  
En resumen, los niños cuya inteligencia fue más elogiada:

1. Preferían evitar los retos, apostando por tareas más sencillas, aunque no le aportasen nada nuevo.

2. Disfrutaban menos de la actividad.

3. Mostraron una disminución del rendimiento, cometiendo más errores.

¿Por qué el elogio desmedido puede tener efectos negativos?

Decirle a un niño que es muy inteligente hace que se sienta bien, pero también puede generarle miedo al fracaso, de forma que el pequeño quiera evitar las situaciones difíciles, los retos en los cuales podría quedar mal, si no tiene el éxito que los demás esperan de él. Las expectativas de éxito se convierten, por ende, en una limitación. Por otra parte, el niño podría interpretar ese elogio como la indicación de que no tiene que esforzarse para alcanzar un buen desempeño, después de todo, él ya es un “genio”. Por consiguiente, es probable que se sienta menos motivado, que preste menos atención y que se equivoque, obteniendo así malos resultados.
Cuando se percate de que en realidad no es un "genio", su autoestima disminuirá notablemente. De hecho, el impacto psicológico de un mal resultado no es algo que se deba tomar a la ligera. Para los niños, la valoración y aceptación social son muy importantes. Tanto es así que en ese mismo experimento, el 40% de los niños que habían sido muy elogiados mintieron sobre su desempeño al resto de sus coetáneos, mientras que solo el 10% de los otros niños mintió para quedar bien ante los ojos de los demás.

¿Tipos de elogios?

Hubo un grupo al que solo se le dijo: “Lo has hecho bien, te has esforzado y has resuelto correctamente el 80% de los problemas”. Estos niños se comportaron de manera muy diferente al resto. Cuando se trataba de elegir entre una tarea difícil y una fácil, solo el 10% de ellos seleccionó la opción fácil. También indicaron que disfrutaron del desafío y obtuvieron los mejores resultados en la última tanda de problemas, mejorando incluso sus propias puntuaciones.

En este caso, los investigadores no elogiaron la capacidad en sí, sino los resultados alcanzados y el esfuerzo. De esta forma, se logró motivar a los niños pero, a la vez, se evitó que se instaurara el miedo al fracaso. También se logró que no se confiaran, ya que no atribuían sus resultados a una característica innata sino al esfuerzo realizado.

Como padres y educadores, debemos apuntar nuestros elogios hacia otros aspectos del niño:

1. Elogiemos el esfuerzo

Un “genio” se hace con 10% de talento y 90% de trabajo duro. Estas proporciones pueden variar pero de lo que no hay dudas es que el talento por sí solo no sirve de nada. Por eso, es importante sembrar en los niños la idea de que para conseguir algo, es necesario dedicarle tiempo, energía y esfuerzo.

2. Elogiemos el resultado

Este tipo de elogio es más realista y objetivo, por lo que no corremos el riesgo de aumentar de manera artificial la autoestima del niño: una autoestima artificial es tan dañina como una autoestima baja.

3. No presionemos

Algunas veces, exageramos los elogios ya que, de cierta forma, es como si nos los hiciéramos a nosotros mismos. De esta forma solo añadimos una presión innecesaria, que puede generar en el niño un profundo miedo al fracaso. Nuestros elogios no deben ser una fuente de ansiedad para el pequeño, sino deben servir para mantenerlo motivado. Transmitamos que nuestro amor hacia él es incondicional, más allá de sus logros y errores. De esta forma también evitaremos que el niño se vuelva dependiente de la valoración de los demás, consolidando su autoconfianza y su seguridad.



30/01/2019

We all need it, few have it...





A happy and stable brain has…

1) Openness to Feelings
This involves how attentive we are to inner feelings. Emotional avoidance has been linked to a range of mental health issues, like depression and anxiety. When we reject our feelings, we reject a part of ourselves. It is more fruitful to acknowledge and accept them. This means letting our emotions be without negatively judging them or trying to change them. Research shows that learning to accept emotions leads to stable emotional resilience.

2) Straightforwardness and assertiveness
Straightforwardness and assertiveness are not wrong. They do not mean we are aggressive, pushy or mean. They mean being honest, and standing up for ourselves while respecting others.

3) Competence
Feeling that we are good at something engenders feelings of optimism and hope. When we feel that we are a capable person, able to achieve things and do things, we naturally become more confident and resilient. Being good at something only comes with practice and being good at something improves resilience through confidence.

4) Warmth
Kindness helps our lives in many ways. Research shows that when we do things for others, we feel repaid. Not just through reciprocation, but because of the psychological benefits acts of benevolence produce in the giver.

5) Positive emotions
Loving ourselves can heighten joy. Focusing on your family and close friends can help as well. It allows your soul to live as a free spirit.

6) Low levels of angry hostility
Holding onto anger can lead to adverse effects, both physically and emotionally. Just breathe. Simple, slow and deep breathing exercises can help to reduce stress and increase relaxation.

7) Low anxiety
Being anxious, shy, fearful, nervous, tensed, and restless is certainly a battle that many people face. Everyone worries from time to time. Nevertheless, for some people, worry is a way of life. Meditation is an effective technique to reduce anxiety.

8) Low depression
Depression can drain us, mentally and physically. Is not quick or easy but it is definitely possible.

9) Low vulnerability to stress
When we are stressed, the last thing that we think would work would be exercise. However, research suggests that physical stress can relieve mental stress. Exercise works because it reduces levels of the body’s stress hormones, such as adrenaline and cortisol and stimulates the production of endorphins, which are natural painkillers and mood elevators.

10) Low impulsivity
Our brain can be trained to be less impulsive. An effective way is to determine how we want to prioritize our time. Then, before acting impulsively, make sure our action reflects our values.

Do you have a happy brain?




28/01/2019

Una “especie media”…


Los sistemas educativos y formativos de este continente no están respondiendo a los requerimientos y necesidades de las sociedades actuales.

Los resultados de los estudiantes hispanoamericanos no son los esperados y están por debajo de los rendimientos de la mayoría de las naciones europeas y asiáticas y no solamente por los decepcionantes resultados obtenidos en pruebas internacionales que miden los conocimientos y las capacidades en literatura, ciencia, matemática o habilidades sociales.
Ello se refleja en el alto fracaso académico en las universidades, la baja calidad de profesionales, la escasa investigación y las políticas de mala calidad, inapropiadas, lo que nos conlleva a un círculo vicioso de nefastas consecuencias como el seguir generando ciudadanos, líderes políticos y empresarios con bajos niveles de competitividad, valores, visiones, pensamiento crítico, todo esto acompañado, como consecuencia, de elevadas tasas de corrupción, delincuencia y violencia en todos los estratos sociales en todo el continente.
En Hispanoamérica debería haber más interés en buscar soluciones eficaces y eficientes para mejorar la calidad de la educación y formación de nuestras futuras generaciones.

“No somos indios, ni europeos, sino una especie media…”
Simón Bolívar - Carta de Jamaica (1815)

Esta “especie media”, lejos de consolidarse como una cultura intrínseca y distinta con todos sus matices, ha vivido en una constante proyección hacia las culturas conquistadoras. La xenofilia hace parte de esta no-cultura, negando al indígena, negando el mestizaje étnico y cultural, negando todo aquello que nos hace intrínsecamente distintos y únicos como seres humanos con una realidad, con una visión de mundo, del amor, de la economía y de la educación.

“Pretender ser, es no ser.”

Sociedades que siguen copiando patrones culturales, sistemas políticos, económicos, educativos con resultados que están a la vista de todos: guerras y guerrillas fratricidas, luchas de clases, dictaduras y totalitarismos, pobreza, marginalidad, etc...
Se debe crear un modelo educativo autóctono e independiente que sea capaz de reflejar lo que realmente es Hispanoamérica y su gente.
Cada sociedad debe desarrollar sus propios modelos educativos de acuerdo a su historia, a su herencia cultural, a su sistema económico y de acuerdo a sus propias necesidades. Esto es precisamente lo que no se ha logrado en este continente.
Cantidades de niños y jóvenes capaces e inteligentes, pertenecientes a todos los estratos sociales, se pierden irremediablemente en el camino de un aprendizaje que se empecina en copiar sistemas ajenos. Resultado: fuga de talentos y pérdida de competencias y competitividad.
La mayoría de nuestros estudiantes no logra desarrollar completamente sus competencias y capacidades cognitivas y eso genera individuos frustrados, descontentos, desconectados con el resto del mundo, incapaces de alcanzar sus propias metas. Tales limitaciones se reflejan irremediablemente en las sociedades a través de una baja calidad de los representantes políticos, empresarios e intelectuales. Guerrilla, caudillismo, narcotráfico, prostitución, contrabando, piratería, tráfico ilícito, delincuencia institucionalizada, corrupción, son consecuencia de un fallido sistema educativo que lleva siglos años dominando todo nuestro continente.
Hispanoamérica debe inventarse y reinventarse, pensarse y repensarse, conocerse y reconocerse para poder ser un continente realmente libre a la altura de los grandes cambios y grandes retos que están por venir.

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